jueves, 22 de agosto de 2013

Zacarías 5:1-4

La sexta y séptima visión de Zacarías tratan sobre la maldad del hombre, y el consecuente juicio de Dios…



VISION 6: El Rollo volador
(Zac. 5:1-2)  Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba.  (2)  Y me dijo el ángel: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos.  (3)  Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba será destruido según lo escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en el otro lado. 

El rollo (heb. Megilá) era un pergamino que, en tiempos antiguos, eran utilizados como documentos o libros.  Las copias de la Biblia se escribían en rollos. 

Lo curioso de la visión es que Zacarías vio el rollo volando. Éste medía 20 x 10 codos (aprox. 30 x 15 pies), que es justamente la medida del Lugar Santo en el Tabernáculo (y también la medida del pórtico del Templo que Salomón edificó; 1 Rey. 6:3). En un sentido espiritual, esa dimensión podría considerarse como la medida de santidad que Dios espera de Su pueblo (Lev. 20:7; 1 Ped. 1:14-19). Sólo los sacerdotes podían entrar al Lugar Santo, y de ellos se esperaba cierto nivel de santidad (2 Cro. 23:6).

El rollo de la visión representa la Ley de Dios escrita. Zacarías conocía los rollos de la Torá, y los reconoció.  El sabía que en ellos estaban escritos los mandamientos, y allí dice que si uno obedece vendrá bendición, pero si uno desobedece, la maldición le alcanzará (Deut. 28).
(Deut. 11:26-28)  He aquí, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una maldición: (27)  la bendición, si escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios que os ordeno hoy;  (28)  y la maldición, si no escucháis los mandamientos del SEÑOR vuestro Dios, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no habéis conocido.

La maldición alcanzó al pueblo de Dios, porque pecaron y no se arrepintieron. Daniel lo reconoció cuando oró al finalizarse el tiempo del exilio en Babilonia.
(Daniel 9:11)  Ciertamente todo Israel ha transgredido tu ley y se ha apartado, sin querer obedecer tu voz; por eso ha sido derramada sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios, porque hemos pecado contra Él.

¿Vemos hoy en día que la maldición cae sobre los malos?  A veces parece que no, pues muchos practican el mal y siguen como si nada.  Tal vez las consecuencias de sus actos los alcanzan a largo plazo, pero no siempre se ve un pronto castigo.  Hasta ahora, hay algo que detiene la maldición, y esa es la misericordia de Dios.  La detiene por un tiempo para darnos la oportunidad a todos para arrepentirnos.
(2 Pedro 3:9)  El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento.

El Señor está deteniendo la maldición que merecemos por el pecado para darnos la oportunidad de arrepentirnos.  Pero si no damos muestras de arrepentimiento, Él soltará el juicio, tal como lo vemos al final de la sexta visión de Zacarías.
(Zac. 5:4)  La haré salir--declara el SEÑOR de los ejércitos-- y entrará en casa del ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras. 

Había pecado en Israel, pero creían que les iba a ser pasado por alto por ser “hijos de Dios”.  Aunque el Señor da tiempo para arrepentirse, no pasará por alto el pecado.  Si no hay arrepentimiento, vendrá juicio.  Dios manda fuego que quema la paja y la madera, y purifica el oro, plata y piedras preciosas.
(1 Corintios 3:10-17)  Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima.  (11)  Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo.  (12)  Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,  (13)  la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.  (14)  Si permanece la obra de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa.  (15)  Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como por fuego.  (16)  ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?  (17)  Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y eso es lo que vosotros sois.

DOS PECADOS
En la visión que el Señor le mostró a Zacarías señaló específicamente dos pecados: el robo y el juramento falso.  Esos dos pecados eran los que prevalecían en el tiempo de Zacarías y Nehemías...

a. Robo
Robaban a los hombres y a Dios…
* Roban a los hombres: aprovechándose de los necesitados con usura (Nehemías cap. 5).

* Robaban a Dios: no llevando al Templo sus diezmos y primicias.
En ese tiempo, Nehemías se dio cuenta que el pueblo había dejado de llevar sus diezmos y ofrendas, y muchos levitas dejaron de servir en el Templo porque tuvieron que ir a los campos a trabajar para poder vivir.
(Neh. 13:10-12)  También descubrí que las porciones de los levitas no se les habían dado, por lo que los levitas y los cantores que hacían el servicio se habían ido, cada uno a su campo.  (11)  Por tanto, reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Entonces reuní a los levitas y los restablecí en sus puestos.  (12)  Entonces todo Judá trajo el diezmo del cereal, del mosto y del aceite a los almacenes.

El profeta Malaquías compara el retener el diezmo con el robo, y habla de las consecuencias de hacerlo…
(Mal. 3:7-12)  Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos y no los habéis guardado. Volved a mí y yo volveré a vosotros--dice el SEÑOR de los ejércitos. Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?"  (8)  ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En qué te hemos robado?" En los diezmos y en las ofrendas.  (9)  Con maldición estáis malditos, porque vosotros, la nación entera, me estáis robando.  (10)  Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto--dice el SEÑOR de los ejércitos-- si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.  (11)  Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo; ni vuestra vid en el campo será estéril--dice el SEÑOR de los ejércitos.  (12)  Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, porque seréis una tierra de delicias--dice el SEÑOR de los ejércitos.

Hay bendición cuando uno da al Señor lo primero.
(Pro. 3:9-10)  Honra al SEÑOR con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos;  (10)  entonces tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.

* Juramento Falso
En tiempos de Nehemías, el pueblo se comprometió, bajo juramento a Dios, a llevar provisión para el Templo y los que en el servían.  También se comprometieron a no unirse en matrimonio con vecinos paganos, ni hacer alianzas con ellos (Neh. 10:28-39).  Lamentablemente, no todos cumplieron su palabra, y por eso el Señor los reprendió.

La visión de Zacarías era una voz de alerta.  Habían ido al exilio por el pecado de sus padres, pero ahora que ya habían retornado, debían de cuidarse de no regresar a lo mismo. 


1 comentario:

  1. Me gustó esta explicación, gracias por ayudarnos con sus publicaciones.

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