miércoles, 28 de agosto de 2013

Zacarías 8:1-8




CELO POR SION
En el capítulo 8, el Señor revela lo que siente por la ciudad de Jerusalén. Este mensaje profético es como una carta de amor donde revela lo que hay en Su Corazón y los planes que tiene para la Ciudad Santa…
(Zac. 8:1-2) Y vino la palabra del SEÑOR de los ejércitos, diciendo: (2)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: He celado a Sion con gran celo, sí, con gran furor la he celado. 

De nuevo, el Señor le revela a Zacarías el Celo divino que siente por Jerusalén.  Es un mensaje muy similar al que le habló al principio…
Zec 1:13-17  Y el SEÑOR respondió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras consoladoras.  (14)  Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: Proclama, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Estoy celoso en gran manera por Jerusalén y por Sion,  (15)  y con gran enojo estoy yo enojado contra las naciones que están confiadas; porque cuando yo estaba un poco enojado, ellas contribuyeron al mal.'  (16)  "Por tanto, así dice el SEÑOR: 'Me volveré a Jerusalén con compasión; en ella será reedificada mi casa'--declara el SEÑOR de los ejércitos-- 'y el cordel será tendido sobre Jerusalén.'"  (17)  Proclama de nuevo, diciendo: "Así dice el SEÑOR de los ejércitos: 'Otra vez rebosarán mis ciudades de bienes, otra vez el SEÑOR consolará a Sion y de nuevo escogerá a Jerusalén.'"

Si Dios permitió la destrucción de Jerusalén, no fue por indiferencia, sino precisamente por amor.  El quería limpiarla, y comenzar de nuevo (Joel 2:12-18)..,pero no la ha olvidado, sino que la levantará y restaurará. 
(Joel 2:18)  Entonces el SEÑOR se llenará de celo por su tierra, y tendrá piedad de su pueblo.

El Señor no se ha olvidado de Jerusalén, y nunca lo hará, porque ésta es la ciudad que El escogió para poner allí Su Nombre (I Reyes 11:36).  Allí va a regresar Su Presencia.  Al final de los tiempos, allí establecerá la capital de Su Reino.
(Zac. 8:3)  Así dice el SEÑOR: Volveré a Sion y en medio de Jerusalén moraré. Y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte del SEÑOR de los ejércitos, Monte Santo.

El Señor prometió que va a restaurar Jerusalén, y la transformará en una Ciudad Santa.  Cuando el Señor reine allí, finalmente le hará honor a su nombre y habrá paz en ese lugar.
(Zac. 8:4-5) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Aún se sentarán ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano por causa de sus muchos días.  (5)  Y las calles de la ciudad se llenarán de muchachos y muchachas que jugarán en sus calles. 

¿Paz en Jerusalén?  Eso parece un sueño difícil de alcanzar…no sólo en tiempos de Zacarías sino también en la actualidad.  Pero para Dios ¡nada es imposible! (Jer. 32:17.27; Luc. 1:37).
(Zac. 8:6)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Si en aquellos días esto parece muy difícil a los ojos del remanente de este pueblo, ¿será también muy difícil a mis ojos?—declara el SEÑOR de los ejércitos. 

SERÁN MI PUEBLO, SERÉ SU DIOS
Aunque parezca imposible, Dios lo hará.  El recogerá a Su pueblo de todas las naciones a donde fueron dispersados, y los traerá de regreso a su Tierra…y ¡allí vivirán felices para siempre! (y no será un cuento de hadas…)
(Zac. 8:7-8)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: He aquí, salvaré a mi pueblo de la tierra del oriente y de la tierra donde se pone el sol;  (8)  y los traeré y habitarán en medio de Jerusalén; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia. 

Finalmente se cumplirá lo que Dios tanto ha deseado: “Seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Gen. 17:7; Exo. 6:7; Exo. 19:5-6; Lev. 26:12; Jer. 7:23; Jer. 30:22; Eze. 11:20; Eze. 36:28; Zac. 13:9).


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