jueves, 29 de agosto de 2013

Zacarías 8:9-23


SEAN FUERTES
Para el pueblo de Dios, era difícil creer que Jerusalén pudiera ser transformada y que las profecías pudieran cumplirse, pues todo lo que veían era escasez, desempleo, conflictos y obstáculos. ¿Acaso no nos pasa a nosotros lo mismo? Dudamos que las cosas puedan mejorar en nuestras vidas.  Pero el Señor repite un mensaje en su Palabra: Sean fuertes
(Zac. 8:9-10) Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Sean fuertes vuestras manos, vosotros que escucháis en estos días estas palabras de la boca de los profetas, los cuales hablaron el día en que se pusieron los cimientos de la casa del SEÑOR de los ejércitos para la reedificación del templo.  (10)  Porque antes de aquellos días no había paga para hombre ni paga para el ganado; y no había paz para el que salía o entraba a causa del enemigo, y yo puse a todos los hombres unos contra otros. 

Dios permitió la crisis para Su pueblo porque ellos necesitaban corrección.  Pero el castigo no fue para condenarlos, sino para cambiarlos, transformarlos y restaurarlos. El Señor tiene planes de bien…. 
(Jer. 29:11)  Porque yo sé los planes que tengo para vosotros—declara el SEÑOR— planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.

El Señor le reveló a Zacarías cuáles eran Sus planes para Su Pueblo…
(Zac. 8:11-15)  Pero ahora yo no trataré al remanente de este pueblo como en los días pasados—declara el SEÑOR de los ejércitos.  (12)  Porque habrá simiente de paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; y haré que el remanente de este pueblo herede todas estas cosas.  (13)  Y sucederá que como fuisteis maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré para que seáis bendición. No temáis, mas sean fuertes vuestras manos.  (14)  Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: Tal como me propuse haceros mal cuando vuestros padres me hicieron enojar—dice el SEÑOR de los ejércitos—y no me he arrepentido, (15) así me he propuesto en estos días volver a hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá. ¡No temáis!

De nuevo, el Señor les repite que sean fuertes y no teman.  Es el mismo mensaje que el Señor le dio a Josué antes de entrar a conquistar la Tierra Prometida.
(Josué 1:6-9)  Sé fuerte y valiente, porque tú darás a este pueblo posesión de la tierra que juré a sus padres que les daría.  (7)  Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó; no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas.  (8)  Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.  (9)  ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

¡Sé fuerte y valiente! 
Ser fuerte implica ser firme, y no dejarse llevar por la adversidad.
Ser valiente es seguir adelante, aunque las circunstancias parezcan adversas. El valiente no es el que no siente miedo, sino el que sigue adelante a pesar del miedo. 
Zacarías repite la frase: “Sean fuertes vuestras manos”; las manos representan las acciones.  El Señor nos llama a ser firmes, haciendo las cosas como El manda.

Dios nos promete apoyarnos y darnos bendición…y lo único que nos pide es que le obedezcamos y hagamos las cosas como El manda.  Así nos irá bien…
(Zac. 8:16-17)  Estas son las cosas que debéis hacer: decid la verdad unos a otros, juzgad con verdad y con juicio de paz en vuestras puertas,  (17)  no traméis en vuestro corazón el mal uno contra otro, ni améis el juramento falso; porque todas estas cosas son las que odio—declara el SEÑOR. 


RESPUESTA SOBRE EL AYUNO
Al final de esta profecía, el Señor responde a la pregunta sobre el ayuno…
Dios no había evadido la pregunta, sino que les había explicado algo más importante: la obra no estaba terminada.  Aunque el Templo físico estaba siendo reconstruido, sus vidas estaban todavía en ruinas, porque no vivían como Dios manda.  Debían aprender la lección del exilio, y no cometer los errores de sus antepasados.  El Señor les mostró que Él quiere restaurarlos, desde adentro para afuera…Y cuando tengan ese cambio de corazón, el lamento se convertirá en gozo…
(Zac. 8:18-19)  Entonces la palabra del SEÑOR de los ejércitos vino a mí, diciendo: (19)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes , el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en gozo, alegría y fiestas alegres. Amad, pues, la verdad y la paz. 

VENDRÁN A JERUSALÉN
La restauración de Jerusalén va a servir de “luz al mundo” (Mat. 5:14-16).  Cuando practiquen la verdad y vivan en paz, mucha gente volverá sus ojos hacia Sion.  Se darán cuenta que Dios está allí, y van a desear ir…
(Zac. 8:20-22)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: Y será que aun vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades;  (21)  y los habitantes de una irán a otra, diciendo: 'Vamos sin demora a implorar el favor del SEÑOR, y a buscar al SEÑOR de los ejércitos. Yo también iré.'  (22)  Y vendrán muchos pueblos y naciones poderosas a buscar al SEÑOR de los ejércitos en Jerusalén y a implorar el favor del SEÑOR. 

También a nosotros nos pasará lo mismo.  Si permitimos que el Señor transforme nuestras vidas, seremos luz a los que nos rodean.  Se acercarán buscando al Señor porque lo han visto reflejado en nuestras vidas.



Zacarías profetizó que mucha gente va a ir a Jerusalén por una razón: para buscar al Señor, porque Él estará allí.  Pero no sólo eso, sino que también buscarán dirección de los judíos (los únicos de todas las tribus de Israel que se mantuvieron fieles a la Torá)…
(Zac. 8:23)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos: En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán el vestido de un judío, diciendo: 'Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.'
 
En la Biblia, el número 10 representa a la congregación de los creyentes, o la Iglesia. Lo que se traduce como “vestido”, en hebreo es Kanaf, que significa borde o ala.  Así se le llama a los flecos del manto de oración que usan los judíos, y sus nudos representan los 613 mandamientos de la Torá

Históricamente, los judíos han sido rechazados a donde quiera que van.  Pero al final, todos los creyentes reconocerán que el Señor está con ellos.

También Isaías recibió revelación de esto mismo:
(Isa. 55:5)  He aquí, llamarás a una nación que no conocías, y una nación que no te conocía, correrá a ti a causa del SEÑOR tu Dios, el Santo de Israel; porque El te ha glorificado.
 (Isa. 60:1-5)  Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti.  (2)  Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el SEÑOR, y sobre ti aparecerá su gloria.  (3)  Y acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer.  (4)  Levanta tus ojos en derredor y mira: todos se reúnen, vienen a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos.  (5)  Entonces lo verás y resplandecerás, y se estremecerá y se regocijará tu corazón, porque vendrá sobre ti la abundancia del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti.


(Isa. 60:14-16)  Vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, y te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel.  (15)  Por cuanto tú estabas abandonada y aborrecida, sin que nadie pasara por ti, haré de ti gloria eterna, gozo de generación en generación.  (16)  Y mamarás la leche de las naciones, al pecho de los reyes mamarás; entonces sabrás que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Jacob.

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