Salmo 119:1-4. ALEF

(Día 5)

Luego de la detallada introducción, hoy finalmente comenzamos a leer el Salmo 119…

La primera estrofa del Salmo 119 está relacionada con la letra Alef (א) la cual es la primera letra del alfabeto hebreo.  Hoy leeremos cuatro versos de esta primera estrofa:

(Salmo 119:1-4) ALEF

¡Bienaventurados los perfectos de camino [heb. Derej], los que andan en la ley [Torá] de Jehová! 

(2)  ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios [Edot], y con todo el corazón le buscan!

(3) No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos [Derej].

(4)  Tú has ordenado tus preceptos [Pikud], para que los guardemos con diligencia.

La palabra que es traducida como “bienaventurado” en hebreo es “Asher”, que literalmente significa: “feliz”. Es la misma palabra que Jesús usó en las Bienaventuranzas del Sermón del Monte (Mateo 5-7). 

El Salmo comienza diciendo que serán felices “los perfectos de camino”.  Esto no quiere decir que tengamos que ser perfectos para ser felices.  La palabra que se traduce como “perfecto” en hebreo es Tamim, que también significa: puro, recto, íntegro.  La clave es “caminar” de una forma recta e íntegra, lo cual se define al final del versículo, es decir, andando en la Ley de Dios.  Quien viva conforme al orden de Dios (Torá), le irá bien y será feliz.

El mundo enseña que la felicidad proviene de hacer lo que uno quiera, pero eso es falso.  Si nos dejamos llevar por la carne, terminaremos pecando, y eso traerá maldición.  Si queremos bendición, la única forma de obtenerla es haciendo las cosas como Dios manda.

(Deuteronomio 28:1-2)  Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.  (2)  Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

El Salmo también dice que serán felices “los que guardan los testimonios (heb. Edot)” del Señor.  Como vimos en la introducción, los testimonios son las instrucciones que sirven como testigos de quién es Dios y lo que Él ha hecho por nosotros.  Un ejemplo de “Testimonios” son las Fiestas bíblicas, las cuales hablan sobre el plan de Redención divino. Si conocemos quién es Dios, seremos felices de saber que somos sus hijos.  “¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios [Edot], y con todo el corazón le buscan!” (Sal. 119:2).

Los testimonios también nos ayudan a estar pendientes de cuál es el Buen Camino, lo cual evita que caigamos en iniquidad.  La palabra que se traduce aquí (119:3) como “iniquidad” en hebreo es Avlá, que también significa: maldad, impiedad, injusticia. 

En el mundo, los líderes dictan las leyes (por reyes, gobernantes o congresistas), y lo hacen “adivinando” lo que les conviene.  Pero el pueblo de Dios no tiene que adivinar nada, pues el Señor ya ha ordenado el Camino.  Todo lo que debemos hacer es conocer los mandamientos y guardarlos con diligencia para que nos vaya bien.

Oremos…

Señor, hoy he entendido que me irá bien si me mantengo en el camino de la rectitud, determinada por tu Ley.  Quiero conocer Tu Torá, y en ella meditar de día y de noche; así seré como un árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae.  Aprenderé Tu Palabra y la pondré en práctica, pues así mi vida dará buen fruto.  No buscaré la “felicidad”, sino te buscaré a Ti, pues así llegaré a ser feliz. 

Me considero dichoso porque no he andado en consejo de malos, ni he seguido el camino de pecadores, sino que en tu Ley está mi delicia.  Tú conoces el camino de los justos, y les darás bendición y prosperidad.  Líbrame de la senda de los malos, porque ellos perecerán. 

Señor, quiero hacer tu voluntad.   Estaré pendiente de tus preceptos para cumplirlos con diligencia.

[Salmo 1; Salmo 119:1-4]