jueves, 25 de septiembre de 2014

Salmo 119:105-112. NUN

(Día 31)

Hoy leeremos la estrofa completa basada en la letra hebrea Nun (נ)

Salmo 119:105-112
(105) Lámpara es a mis pies tu palabra [Dabar], y lumbrera a mi camino.
(106) Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios [Mishpatim].
(107) Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra [Dabar].
(108) Te ruego, oh Jehová, que te sean agradables los sacrificios voluntarios de mi boca, y me enseñes tus juicios [Mishpatim].
(109) Mi vida está de continuo en peligro, mas no me he olvidado de tu ley [Torá].
(110) Me pusieron lazo los impíos, pero yo no me desvié de tus mandamientos [Pikudim].
(111) Por heredad he tomado tus testimonios [Edot] para siempre, porque son el gozo de mi corazón.
(112) Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos [Jukim] de continuo, hasta el fin.

Uno de los versículos más conocidos del Salmo 119 se encuentra en esta estrofa Nun:
(Salmo 119:105) Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

La Palabra de Dios puede ser como una lámpara de dos formas:

1. la Palabra escrita (Torá) es lámpara porque nos enseña cómo actuar y cómo vivir.  El mundo anda “a tientas”, sin saber qué le conviene; va adivinando lo que deben hacer porque andan en oscuridad.  Pero la Palabra es luz para el creyente, revelándole lo que debe hacer en la vida.  Luego, cuando actuamos conforme a la Palabra, podremos ser luz al mundo.
(Mateo 5:14-16)  Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.  (15) Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. (16) Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.

2. La Palabra revelada de Dios (profecía) es una lámpara que alumbra cuando hay tinieblas en el mundo.  En los momentos difíciles, la profecía nos da dirección, y también nos da esperanza.
(2 Pedro 1:19)  Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

La Palabra de Dios nos guía en todo momento y circunstancia de la vida.



Oremos…
Señor, te pido que envíes tu luz y tu verdad, pues éstas me guiarán y me conducirán a tu santo monte y a tus moradas.  Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, y camino de vida las reprensiones que nos instruyen.
Mis ojos se volverán a Ti, Dios mío, pues en Ti he confiado;  no desampares mi alma.  Guárdame de las trampas de los que hacen iniquidad. Por favor, no me dejes desviarme de tus mandamientos, pues con todo mi corazón te he buscado.  En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
Bendito eres Tú, oh Yehová, enséñame tus estatutos. Tus testimonios he tomado como herencia para siempre, porque son el gozo de mi corazón.  He inclinado mi corazón para cumplir tus estatutos por siempre, y hasta el fin.  Amén.


[Salmo 43:3; Proverbios 6:23; Salmo 141:8-9; Salmo 119:10-12; Salmo 119:105-112]

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