(Día 8)
La estrofa Bet termina de la siguiente manera:
La estrofa Bet termina de la siguiente manera:
(Salmo 119:13-16)
(13) Con mis labios he contado todos
los juicios [Mishpatim]
de tu boca.
(14) Me he gozado en el camino [Derej] de tus
testimonios [Edot]
más que de toda riqueza.
(15) En tus mandamientos [Pikudim] meditaré; consideraré
tus caminos [Oraj*].
(16) Me regocijaré en tus estatutos
[Jukim]; no me
olvidaré de tus palabras [Dabar*].
* Dabar: Palabra hablada (también
cosa)
* Oraj: camino muy transitado, sendero, vereda; también costumbre, manera.
Jesús dijo que “de la abundancia del corazón
habla la boca” (Luc. 6:45). Si en
nuestro corazón hemos guardado la Ley de Dios, como lo leímos al principio de
la estrofa Bet (119:10-11), entonces eventualmente eso será lo que saldrá de
nuestra boca.
La Ley de Dios no sólo la aprendemos, sino
también la vivimos. Y si la practicamos,
también la confesamos, la contamos. Es
importante contar, no para alardear, sino para que sirva como testimonio.
(Salmo 40:9-10)
He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no refrené mis
labios, Jehová, tú lo sabes. (10) No
encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu
salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.
A la principal audiencia a quien uno debe dar
testimonio es a los más cercanos: a la familia.
(Salmo 71:15-19) Mi boca publicará tu justicia y tus hechos de
salvación todo el día, aunque no sé su número. (16) Vendré a los hechos
poderosos de Jehová el Señor; haré memoria de tu justicia, de la tuya sola. (17) Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
(18) Aun en la vejez y las canas,
oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu
potencia a todos los que han de venir, (19) Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso. Tú has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién
como tú?
¿Qué valor le damos a los Testimonios (Edot)
de Dios? Tristemente muchos los
menosprecian, aun entre el pueblo de Dios.
Hoy en día, aquello a lo que se le da más valor es al dinero y las
riquezas. Pero el salmista señala que
más importante que eso son los Testimonios de Dios, y en realidad toda la
Palabra de Dios. Esta es parte de la
herencia que les dejamos a los hijos.
En el versículo 15, la palabra que se traduce
como “caminos” no es la misma que “Derej”. Más bien, en hebreo es “Oraj”
que significa: camino muy transitado, sendero, vereda; también costumbre,
manera. Los senderos son caminos que se
forman naturalmente, por el paso repetido y continuo de muchas personas. El salmista dice que “considerará sus caminos”
(119:15); en otras palabras, va a considerar la manera que se hacen las
cosas. Otros han caminado antes que
nosotros, y podemos encontrar sabiduría en su ejemplo y en su experiencia.
Oremos…
Señor, te doy gracias por tu Torá, pues ha transformado mi vida. Daré testimonio de tus maravillas y hablaré tu verdad para dar oportunidad para que todos te conozcan. No me avergonzaré de Tu Verdad, Señor, ni me quedaré callado. Transmitiré tu sabiduría a las siguientes generaciones, pues Tu Palabra es la mejor herencia que le puedo dejar mis hijos.
En tus mandamientos meditaré, y no me olvidaré de tus palabras. Me regocijaré en tus estatutos, porque en ellos descubriré los secretos de tu corazón que revelas a quienes Te buscan.
[Salmo 119:13-16; Salmo 71:15-19]
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