martes, 2 de septiembre de 2014

Salmo 119:13-16. BET (b)

(Día 8)

La estrofa Bet termina de la siguiente manera:

(Salmo 119:13-16)

(13)  Con mis labios he contado todos los juicios [Mishpatim] de tu boca. 
(14)  Me he gozado en el camino [Derej] de tus testimonios [Edot] más que de toda riqueza. 
(15)  En tus mandamientos [Pikudim] meditaré; consideraré tus caminos [Oraj*]
(16)  Me regocijaré en tus estatutos [Jukim]; no me olvidaré de tus palabras [Dabar*].

* Dabar: Palabra hablada (también cosa)
* Oraj: camino muy transitado, sendero, vereda; también costumbre, manera.

Jesús dijo que “de la abundancia del corazón habla la boca” (Luc. 6:45).  Si en nuestro corazón hemos guardado la Ley de Dios, como lo leímos al principio de la estrofa Bet (119:10-11), entonces eventualmente eso será lo que saldrá de nuestra boca.  

La Ley de Dios no sólo la aprendemos, sino también la vivimos.  Y si la practicamos, también la confesamos, la contamos.  Es importante contar, no para alardear, sino para que sirva como testimonio.
(Salmo 40:9-10)  He anunciado justicia en grande congregación; he aquí, no refrené mis labios, Jehová, tú lo sabes.  (10) No encubrí tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no oculté tu misericordia y tu verdad en grande asamblea.

A la principal audiencia a quien uno debe dar testimonio es a los más cercanos: a la familia.
(Salmo 71:15-19)  Mi boca publicará tu justicia y tus hechos de salvación todo el día, aunque no sé su número. (16) Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.  (17) Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas.  (18)  Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir, (19) Y tu justicia, oh Dios,  hasta lo excelso.  Tú has hecho grandes cosas; oh Dios, ¿quién como tú?

¿Qué valor le damos a los Testimonios (Edot) de Dios?  Tristemente muchos los menosprecian, aun entre el pueblo de Dios.  Hoy en día, aquello a lo que se le da más valor es al dinero y las riquezas.  Pero el salmista señala que más importante que eso son los Testimonios de Dios, y en realidad toda la Palabra de Dios.  Esta es parte de la herencia que les dejamos a los hijos.

En el versículo 15, la palabra que se traduce como “caminos” no es la misma que “Derej”.  Más bien, en hebreo es “Oraj” que significa: camino muy transitado, sendero, vereda; también costumbre, manera.  Los senderos son caminos que se forman naturalmente, por el paso repetido y continuo de muchas personas.  El salmista dice que “considerará sus caminos” (119:15); en otras palabras, va a considerar la manera que se hacen las cosas.  Otros han caminado antes que nosotros, y podemos encontrar sabiduría en su ejemplo y en su experiencia.



Oremos…
Señor, te doy gracias por tu Torá, pues ha transformado mi vida.  Daré testimonio de tus maravillas y hablaré tu verdad para dar oportunidad para que todos te conozcan.  No me avergonzaré de Tu Verdad, Señor, ni me quedaré callado. Transmitiré tu sabiduría a las siguientes generaciones, pues Tu Palabra es la mejor herencia que le puedo dejar mis hijos.
En tus mandamientos meditaré, y no me olvidaré de tus palabras. Me regocijaré en tus estatutos, porque en ellos descubriré los secretos de tu corazón que revelas a quienes Te buscan.


[Salmo 119:13-16; Salmo 71:15-19]

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