martes, 30 de septiembre de 2014

Salmo 119:145-151. KUF

(Día 36)

Hoy leeremos la estrofa que está relacionada con la letra Kuf (ק)

Salmo 119: 145-151. Kuf

(145) Clamé con todo mi corazón; respóndeme, Jehová, y guardaré tus estatutos [Jukim].
(146) A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios [Edot].
(147) Me anticipé al alba, y clamé; esperé en tu palabra [Dabar].
(148) Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos [Imra].
(149) Oye mi voz conforme a tu misericordia; oh Jehová, vivifícame conforme a tu juicio [Mishpat].
(150) Se acercaron a la maldad los que me persiguen; se alejaron de tu ley [Tora].
(151) Cercano estás tú, oh Jehová, y todos tus mandamientos [Mitzvot] son verdad.


La estrofa Kuf se levanta como un clamor del salmista.  Él clama buscando una respuesta y pidiendo salvación.  Seguramente todos nos identificamos con el salmista, ya que hay momentos en la vida en que las cosas parecen estar fuera de control.  En esos momentos es difícil mantener la fe y la obediencia.  Pero es precisamente en esos momentos en que probamos si realmente creemos en Dios o no. 

No siempre podemos cambiar las circunstancias de nuestra vida, pero sí cómo respondemos ante ellas; es decir, lo que sí podemos controlar es nuestra reacción ante las circunstancias.  Aunque el mundo esté patas arriba, nosotros debemos continuar haciendo las cosas como Dios manda…y todo esto hacerlo con una buena actitud.   Esto lo podemos hacer cuando tenemos la esperanza puesta en Dios, ya que sabemos con certeza que Él es bueno y justo, y está en control.
(Jeremías 29:11-13) Porque yo sé los planes que tengo para vosotros—declara Jehová—planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. (12)  Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé. (13)  Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón.

Mientras el Señor establece justicia en la Tierra, debemos buscar a Dios de noche y de día, tal como lo hizo el salmista.
(Salmo 119:147-148) Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero.  Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra.

(Salmo 42:8) De día mandará Jehová su misericordia, y de noche su cántico estará conmigo; elevaré una oración al Dios de mi vida.



Oremos…
Oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración.  Desde los confines de la tierra te invoco, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la roca que es más alta que yo.  Porque tú has sido refugio para mí, torre fuerte frente al enemigo.  Que more yo en tu tienda para siempre; y me abrigue en el refugio de tus alas.
Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque es a ti a quien oro.
De mañana oirás mi voz, Señor; de mañana presentaré mi oración a ti, y con ansias esperaré. Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora contigo.  En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia; porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios, aprenden justicia los habitantes del mundo.  Se alegrarán todos los que en ti se refugian; para siempre cantaremos con júbilo, porque tú nos proteges.  Regocíjense en ti los que aman tu nombre, porque tú, oh Yehová, bendices al justo, como con un escudo lo rodeas de tu favor.

[Salmo 5:2-4,11-12; Salmo 61:1-4; Isaías 26:9; Salmo 119:145-151]


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