miércoles, 1 de octubre de 2014

Salmo 119:152-160. RESH

Salmo 119:152-160. RESH
(Día 37)

La estrofa relacionada a la letra Resh (ר) lee de la siguiente manera:

Salmo 119: 152-160. Resh
(152) Hace ya mucho que he entendido tus testimonios [Edot], que para siempre los has establecido.
(153) Mira mi aflicción, y líbrame, porque de tu ley [Torá] no me he olvidado.
(154) Defiende mi causa, y redímeme; vivifícame con tu palabra [Imra].
(155) Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos [Jukim].
(156) Muchas son tus misericordias, oh Jehová; vivifícame conforme a tus juicios [Mishpat].
(157) Muchos son mis perseguidores y mis enemigos, mas de tus testimonios [Edot] no me he apartado.
(158) Veía a los prevaricadores, y me disgustaba, porque no guardaban tus palabras [Imra].
(159) Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos [Pikudim]; vivifícame conforme a tu misericordia.
(160) La suma de tu palabra [Dabar] es verdad, y eterno es todo juicio [Mishpat] de tu justicia.


Desde el principio del Salmo 119, hemos visto el compromiso firme que el salmista hace para guardar la Palabra de Dios.  
(Salmo 119:152) Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido.
(Salmo 119:159-160) Mira, oh Jehová, que amo tus mandamientos; vivifícame conforme a tu misericordia. (160) La suma de tu palabra es verdad, y eterno es todo juicio de tu justicia.

Pero, a la par de declarar su compromiso, muchas veces el salmista manifiesta su frustración, ya que no siempre es fácil vivir como Dios manda pues implica ir en contra de la corriente.  
(Salmo 119:155,158) Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan tus estatutos… (158) Veía a los prevaricadores, y me disgustaba, porque no guardaban tus palabras.

Seguramente muchos creyentes se identificarán con el salmista.  El deseo de obedecer está en nuestro corazón, pero tenemos que luchar contra la oposición del mundo.   En momentos así, tenemos que tomar la decisión de con quién queremos quedar bien: Con Dios o con los hombres. 
(Gálatas 1:10)  Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres?  Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.
(Efesios 6:6-7)  no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres,  sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; (7) sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres,

Aunque tengamos que ir en contra de la corriente, debemos seguir firmes porque el esfuerzo no será en vano.
(Filipenses 2:12-16)  Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido,  no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, (13) porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (14) Haced todo sin murmuraciones y contiendas, (15) para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; (16)  asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.



Oremos…
Dios mío, se han multiplicado mis adversarios.  Muchos son los que se levantan contra mí. Muchos son los que dicen de mí: “No hay para él salvación en Dios”.  Mas tú, Yehová, eres escudo alrededor de mí; eres quien levanta mi cabeza. Mira mi aflicción y líbrame, porque no me olvido de tu ley.
Con mi voz clamé a Ti, Yehová, y me respondiste desde tu monte santo.  Yo me acosté y dormí, y desperté, sabiendo que Tú me sustentabas.  La salvación viene de Ti, Señor, y sobre tu pueblo habrá bendición.  Yo pondré mis ojos en Ti, y esperaré en el Dios de mi salvación.  Aunque caiga, yo me levantaré;  aunque more en medio de tinieblas, Yehová es mi luz.  La indignación del Señor soportaré, porque he pecado contra El, hasta que defienda mi causa y establezca mi derecho.  Señor, Tú me sacarás a la luz, y yo veré tu justicia.  Defiende mi causa y redímeme; vivifícame conforme a tu palabra.  Levántate, Dios mío, y sálvame. 
Te doy gracias, Dios mío, porque nos has dado la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.  Por lo tanto, estaré firme y seré constante, creciendo en la obra del Reino siempre, sabiendo que mi trabajo en Dios no será en vano.

[Miqueas 7:7-10; Salmo 3; 1 Corintios 15:57-58; Salmo 119:152-160]



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