jueves, 11 de septiembre de 2014

Salmo 119:49-52. ZAIN

(Día 17)

Hoy iniciamos una nueva estrofa, relacionada con la letra Zain (ז):

(Salmo 119:49-52) Zain.

(49)  Acuérdate de la palabra [Dabar] dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar.
(50)  Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho [Imra] me ha vivificado.
(51)  Los soberbios se burlaron mucho de mí, mas no me he apartado de tu ley [Torá].
(52)  Me acordé, oh Jehová, de tus juicios [Mishpatim] antiguos, y me consolé.


Suena gracioso pedirle a Dios que se acuerde de sus promesas, porque, ¿acaso puede Él olvidar algo?  La realidad es que ese tipo de “recordatorios” no son tanto para Dios como para nosotros.  Somos los creyentes quienes necesitamos recordar lo que Dios ha dicho y ha prometido.  Nosotros necesitamos recordar…y luego esperar. 

La palabra “esperar”, en hebreo es: Yajal, que también puede traducirse como: ser paciente.  A veces necesitamos ejercitar paciencia, y esperar que Dios cumpla su palabra.  Aunque las cosas parezcan ir mal en el mundo, los creyentes debemos esperan con paciencia que Dios haga justicia—¡porque la hará!, y haremos bien de permanecer del lado de Dios en todo momento.
(Isaías 51:4-8)  Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. (5) Cercana está mi justicia,  ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza. (6) Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá. (7)  Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley.  No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. (8) Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.

Cuando le “recordamos” a Dios sobre una promesa, en realidad nosotros recibimos aliento y esperanza al recordar lo que Dios va a cumplir.
(Salmo 31:24)  Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.

En Dios encontramos consuelo porque lo que Él ha dicho, lo hará.  Este consuelo nos vivifica—nos levanta del polvo, y nos da aliento de vida y esperanza.

Oremos…
¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?  Espera en Dios;  porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío. Aunque los demás se burlen de mío me persigan por mi fe, yo no me apartaré de Tu Ley.  Creeré en Tu palabra, y por eso la buscaré. Tu palabra me ha dado aliento y me ha vivificado.
Yehová, en Ti he esperado, y sé que Tú responderás, Dios mío. Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar.  Mis pies se afirmarán en la Roca de la verdad de Tu Torá, y no me moveré de allí.  También buscaré tus Dichos en oración, para recibir dirección día a día.
Dios de esperanza, lléname de todo gozo y paz en el creer, para que abundemos en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Amén.

[Salmo 38:15; Salmo 119:49-52; Salmo 42:5; Rom 15:13]


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