Hoy finalizamos la estrofa Zain…
(Salmo 119:53-56)
(53) Horror se apoderó de mí a
causa de los inicuos que dejan tu ley [Torá].
(54) Cánticos fueron para mí tus
estatutos [Jukim] en la casa
en donde fui extranjero.
(55) Me acordé en la noche de tu
nombre, oh Jehová, y guardé tu ley [Torá].
(56) Estas bendiciones tuve porque
guardé tus mandamientos [Pikudim].
¿Por qué el salmista se preocupa porque los
inicuos dejaron la Ley? Uno podría
pensar que no debería importarnos lo que hagan los demás. Pero la realidad es que lo que otros hacen
también nos afecta en cierta forma, pues somos parte de una sociedad y una
comunidad. Lamentablemente, el pecado es
contagioso; si uno lo hace, los otros también creen tener “derecho” a hacerlo,
y así el mal se multiplica. La realidad
es que lo que una persona hace afecta a los que están a su alrededor. Por eso el salmista se horroriza ante la
impiedad porque sabe el mal que vendrá por ello.
Y ¿qué puede hacer el creyente si se encontrara
en una sociedad llena de impiedad? Pablo
lo dice claramente:
(Romanos 12:21)
No seas vencido de lo malo, sino
vence con el bien el mal.
Aunque quisiéramos evitar el mal de una
sociedad, muchas veces no podemos hacer mucho más que orar e interceder; pero
lo mejor que podemos hacer es comprometernos a guardar los mandamientos de Dios. Aunque los demás no lo hagan, nosotros sí
debemos hacerlo.
(Salmo 119:55-56) Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová,
y guardé tu ley. (56) Estas bendiciones
tuve porque guardé tus mandamientos.
Oremos…
Señor, a veces me desespero y me angustio por
la maldad que veo en el mundo. Profunda
indignación me invade por causa de los impíos que abandonan tu ley. Pero luego
me acuerdo de Tú eres soberano y estás en control. No te cansarás ni desmayarás, hasta que hayas
establecido justicia en la tierra justicia. Tú eres el Creador de los cielos y
el que los despliega; Tú extiendes la tierra y sus productos, y das aliento a
Tu pueblo, que cree en Ti. Vivificas a
los que creen en ti y bendices a los que andan en Tus caminos.
En los momentos de oscuridad, me acordaré de Tu
Nombre, Yehová. Sé que Tú cumplirás Tu
Palabra. Por lo tanto, tus estatutos serán
como cánticos para mí son en la casa de mi peregrinación. Yo guardaré tu ley y yo haré parte de mí tus
preceptos. Esperaré en Ti, Yehová,
porque en ti hay misericordia y abundante redención.
[Salmo 119:53-56; Isaías 42:4-5; Salmo 130:7]
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