viernes, 12 de septiembre de 2014

Salmo 119:53-56. ZAIN (b)

(Día 18)

Hoy finalizamos la estrofa Zain

(Salmo 119:53-56)

(53)  Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos que dejan tu ley [Torá].
(54)  Cánticos fueron para mí tus estatutos [Jukim] en la casa en donde fui extranjero.
(55)  Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley [Torá].
(56)  Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos [Pikudim].


¿Por qué el salmista se preocupa porque los inicuos dejaron la Ley?  Uno podría pensar que no debería importarnos lo que hagan los demás.  Pero la realidad es que lo que otros hacen también nos afecta en cierta forma, pues somos parte de una sociedad y una comunidad.  Lamentablemente, el pecado es contagioso; si uno lo hace, los otros también creen tener “derecho” a hacerlo, y así el mal se multiplica.  La realidad es que lo que una persona hace afecta a los que están a su alrededor.  Por eso el salmista se horroriza ante la impiedad porque sabe el mal que vendrá por ello.

Y ¿qué puede hacer el creyente si se encontrara en una sociedad llena de impiedad?  Pablo lo dice claramente:
(Romanos 12:21)  No seas vencido de lo malo,  sino vence con el bien el mal.

Aunque quisiéramos evitar el mal de una sociedad, muchas veces no podemos hacer mucho más que orar e interceder; pero lo mejor que podemos hacer es comprometernos a guardar los mandamientos de Dios.  Aunque los demás no lo hagan, nosotros sí debemos hacerlo.
(Salmo 119:55-56)  Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley. (56)  Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos.

Me acordé en la noche de Tu Nombre, Yehová... (Salmo 119:55)

Oremos…
Señor, a veces me desespero y me angustio por la maldad que veo en el mundo.  Profunda indignación me invade por causa de los impíos que abandonan tu ley. Pero luego me acuerdo de Tú eres soberano y estás en control.  No te cansarás ni desmayarás, hasta que hayas establecido justicia en la tierra justicia. Tú eres el Creador de los cielos y el que los despliega; Tú extiendes la tierra y sus productos, y das aliento a Tu pueblo, que cree en Ti.  Vivificas a los que creen en ti y bendices a los que andan en Tus caminos.
En los momentos de oscuridad, me acordaré de Tu Nombre, Yehová.  Sé que Tú cumplirás Tu Palabra.  Por lo tanto, tus estatutos serán como cánticos para mí son en la casa de mi peregrinación.  Yo guardaré tu ley y yo haré parte de mí tus preceptos.  Esperaré en Ti, Yehová, porque en ti hay misericordia y abundante redención.


[Salmo 119:53-56; Isaías 42:4-5; Salmo 130:7]

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