sábado, 13 de septiembre de 2014

Salmo 119:57-60. JET

(Día 19)

Hoy comenzamos una nueva estrofa basada en la letra hebrea Jet (ח):

(Salmo 119:57-60)

(57)  Mi porción es Jehová; he dicho que guardaré tus palabras [Dabar].
(58)  Tu presencia supliqué de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra [Imra].
(59)  Consideré mis caminos, y volví mis pies a tus testimonios [Edot].
(60)  Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos [Mitzvot].


El salmista dice que “Yehová es su porción”. Esto podría ser un indicio que el autor es un levita, ya que la tribu de Levi fue apartada para el gran privilegio de servir a Dios.
(Deuteronomio 10:8-9)  En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví  para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy,  (9) por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.
 
Los levitas se quedaron sin heredad terrenal (sin tierras para cultivar, sólo ciudades para habitar), pero recibieron algo mejor: una heredad espiritual (la oportunidad de servir a Dios de tiempo completo). 

¿Quiere decir esto que los demás no pueden dedicarse a Dios?  En realidad, esta separación fue hecha como consecuencia del Pecado del Becerro de Oro, pues sólo los levitas se levantaron a defender la causa de Dios.  Sin embargo, originalmente la invitación fue hecha a toda la nación de Israel. 
(Exo 19:5-6)  Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto,  vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. (6) Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.  Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

En el corazón de Dios está que todo Israel sea un reino de sacerdotes y una nación santa, apartada para Dios.  La invitación está hecha; la pregunta es si cada uno va a aceptar servir a Dios, o si prefiere vivir para sí mismo.   

¿A quién servimos en nuestra vida? Jesús dijo que no podemos servir a dos señores.
(Mateo 6:24)  Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. 

El mundo está dedicado a las riquezas, a veces a cualquier costo.  El dinero es su principal ídolo, aunque hay muchos otros ídolos a quienes la gente sirve.  Dedican sus vidas a otros ídolos, pero no encuentran satisfacción. 
(Jeremías 10:14-16)  Todo hombre es torpe, falto de conocimiento; todo orfebre se avergüenza de su ídolo; porque engañosas son sus imágenes fundidas, y no hay aliento en ellas.  (15)  Vanidad son, obra ridícula, en el tiempo de su castigo perecerán.  (16)  No es como ésta la porción de Jacob; porque Él es el Hacedor de todo, e Israel es la tribu de su heredad; Jehová de los ejércitos es su nombre.

Nuestras acciones son las que revelan la verdad de a quién servimos.  Si servimos a Dios, lo haremos de palabra y hecho (Col. 3:16-17).
(Salmo 119:57)  Mi porción es Jehová; he dicho que guardaré tus palabras.


Oremos…
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti, Yehová? Fuera de ti nada deseo en la tierra.  Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.  Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán; pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien. 
Clamé a ti, oh Yehová, y dije: Tú eres mi esperanza y mi porción en la tierra de los vivientes.  Por tanto, no me preocuparé diciendo: ¿Qué comeremos? o ¿qué beberemos? o ¿con qué nos vestiremos?  Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas, pero Tú, Padre celestial, sabes que necesitamos de todas estas cosas. No me afanaré, sino buscaré primero Tu reino y Tu Justicia, y todas estas cosas serán añadidas.  No me preocuparé por el día de mañana, pues el día de mañana se cuidará de sí mismo; bástele a cada día sus propios problemas.
Tú eres mi porción, Señor; por lo tanto, he prometido guardar tus palabras.  Consideré mis caminos, y volví mis pasos a tus testimonios.  Me apresuré y no me tardé en guardar tus mandamientos.  Ten piedad de mí conforme a tu promesa, pues he puesto mi esperanza en Ti, Señor, para contar todas tus obras.


[Salmo 73:25-28; Salmo 142:5; Mateo 6:31-34; Salmo 119:57-60]

No hay comentarios:

Publicar un comentario