domingo, 14 de septiembre de 2014

Salmo 119:61-64. JET (b)

(Día 20)

La estrofa Jet termina así:

(Salmo 119:61-64)

(61) Compañías de impíos me han rodeado, mas no me he olvidado de tu ley [Torá].
(62) A medianoche me levanto para alabarte por tus justos juicios [Mishpatim].
(63) Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos [Pikudim].
(64) De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra; enséñame tus estatutos [Jukim].


Algo que desanima mucho a la gente de cumplir la ley es ver que otros no lo hacen.  Sin embargo, la desobediencia de otros no es excusa para que nosotros hagamos lo mismo.  No debemos olvidar que cada uno tendrá que dar cuentas a Dios por lo que haga con su vida. 
(Isaías 3:10-11)  Decid al justo que le irá bien, porque comerá de los frutos de sus manos. (11)  ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.

No nos dejemos engañar por la aparente “prosperidad” del impío.  Dios es justo, y dará a cada uno conforme a su obra. 
(Eclesiastés 8:12-13) Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; (13) y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.

Si Dios no juzga al impío de inmediato, es porque Él extiende su misericordia a todos, y nos da la oportunidad de arrepentirnos. 
(2 Pedro 3:9)  El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

En la medida que podamos, debemos procurar rodearnos de gente temerosa de Dios, para mutua edificación. 
(Proverbios 13:20)  El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado.
(Hebreos 10:23-24) Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza,  porque fiel es el que prometió.  (24)  Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.

Esta es la compañía que debemos procurar tener a nuestro alrededor.  Pero aún cuando estemos rodeados de gente impía, debemos hacer las cosas como Dios manda, aunque no sea popular.



Oremos…
Señor, no quiero desanimarme al ver que los que me rodean viven en pecado, mientras que yo procuro vivir como Tú mandas.  Dame fuerzas y sabiduría para no dejarme influenciar por los que hacen el mal.  Aunque el pecador haga mal cien veces, con todo yo sé que les irá bien a los que temen a Dios y guardan sus mandamientos; pero sé que no le irá bien al impío, pues son como sombra, por cuanto no temen a Dios.  Aunque los impíos me rodeen, yo no me olvidaré de Tu Torá, Señor.  Te doy gracias por enseñarme el Buen Camino, en el cual yo andaré. 
Por esa razón, no me uniré a yugo desigual, porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?  ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? Compañero quiero ser de todos los que te temen, y de los que guardan tus preceptos.  Si es posible, Señor, te pido que traigas a mi vida gente que quieran vivir como Tú mandas, para mutua edificación, considerándonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. 

[Eclesiastés 8:12-13; Hebreos 10:24; 2 Corintios 6:14; Salmo 119:61-64]


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