miércoles, 28 de enero de 2015

JERUSALÉN: Castigada, pero Restaurada


Si Dios eligió a Jerusalén como su ciudad especial, entonces ¿por qué ha permitido en que ésta sea destruida y ocupada por otros pueblos? ¿Acaso Dios se olvidó de la Ciudad Santa?

La razón por la que Dios ha permitido la ocupación temporal de Jerusalén está claramente expresada en la advertencia que el Señor le hizo a Salomón en el momento en que estaban inaugurando el Primer Templo en Jerusalén:
(1 Reyes 9:3-5) Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. (4) Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos, (5) yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.

A continuación, el Señor le advirtió lo que sucedería si Israel dejaba los caminos de Dios…
(1 Reyes 9:6-9) Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis; (7) yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los pueblos; (8) y esta casa, que estaba en estima, cualquiera que pase por ella se asombrará, y se burlará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a esta tierra y a esta casa? (9) Y dirán: Por cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron y los sirvieron; por eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal.

Lejos está del corazón de Dios permitir que los enemigos destruyan Jerusalén, pero más importante que los edificios es el Pueblo. Si Israel necesitaba disciplina, Dios lo haría con el pesar de su corazón.

Lamentablemente, el pueblo de Dios se olvidó de esta advertencia divina. Los reyes de Israel y el pueblo se apartaron de los caminos de Dios y profanaron el Templo y la Ciudad Santa. 
(2 Reyes 21:4) Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalén.
(2 Reyes 21:7) Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel.

El castigo no vino de inmediato, sino vino primero el llamado al arrepentimiento.  La misericordia de Dios fue larga…pero no cambiaron; por lo tanto, Dios permitió que los enemigos tomaran Jerusalén. Si no se salvaba el Templo, tal vez así se salvaría el alma de los israelitas, quienes tendrían la oportunidad de aprender la lección a través de la tragedia.
(2 Reyes 23:27) Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí.

Dios sabía que su pueblo iba a fallar, pero también sabía que podía ser restaurado. Por eso, el Señor le reveló a Salomón la forma en que el pueblo podría regresar en caso de que se apartaran del Buen Camino…
(2 Crónicas 7:11-14) Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey: y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová y en su casa, fue prosperado. (12) Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. (13) Si yo cerrare los cielos, para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; (14) Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.

El arrepentimiento es la medicina que cura los efectos negativos de la desobediencia. Es la puerta a la restauración…
(Nehemías 1:8-9) Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; (9) pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre.

Si Dios desechó a Israel y a Jerusalén fue sólo por un tiempo, pues Él ha prometido que traerá restauración…
(Salmo 69:35-36) Porque Dios salvará a Sion, y reedificará las ciudades de Judá; y habitarán allí, y la poseerán. (36) La descendencia de sus siervos la heredará, y los que aman su nombre habitarán en ella.

En la próxima entrada, leeremos sobre la promesa que Dios ha hecho de reedificar Jerusalén, y Él mismo regresará a vivir allí…

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