lunes, 10 de abril de 2017

Fiesta de Panes Sin Levadura


La Fiesta de los Panes Sin Levadura es la segunda fiesta de redención.  En hebreo se conoce como Jag HaMatza
(Levítico 23:6-8) El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura para el SEÑOR; por siete días comeréis pan sin levadura. En el primer día tendréis una santa convocación; no haréis ningún trabajo servil. Y durante siete días presentaréis al SEÑOR una ofrenda encendida. El séptimo día es santa convocación; no haréis ningún trabajo servil.

Esta fiesta se celebra durante siete días, del 15 al 21 de Nisán. En todos estos días, el pan que se coma debe ser “SIN levadura” (y de allí su nombre). El primero y él último de estos siete días serán considerados como días de reposo. 

Esta fiesta va conectada con la Pascua...
(Éxodo 12:14-20) Y este día os será memorable y lo celebraréis como fiesta al SEÑOR; lo celebraréis por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua. Siete días comeréis panes sin levadura; además, desde el primer día quitaréis toda levadura de vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel. Y en el primer día tendréis una santa convocación, y otra santa convocación en el séptimo día; ningún trabajo se hará en ellos, excepto lo que cada uno deba comer. Sólo esto podréis hacer. Guardaréis también la fiesta de los panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; por tanto guardaréis este día por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua. En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde. Por siete días no habrá levadura en vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado, esa persona será cortada de la congregación de Israel, ya sea extranjero o nativo del país. No comeréis nada leudado; en todo lugar donde habitéis comeréis panes sin levadura.

¿Por qué debemos quitar la levadura de nuestras casas en los días después de la Pascua? ¿Qué relación tiene esto con la Pascua y el proceso de redención? ¿Por qué es tan dura la pena de aquellos que coman algo leudado en esos días? Estas son las preguntas que trataremos de responder a continuación…


SALIDA DE EGIPTO
La razón que la Biblia da para celebrar esta fiesta es la siguiente:
(Deu. 16:1-3)  Observarás el mes de Abib y celebrarás la Pascua al SEÑOR tu Dios, porque en el mes de Abib el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto de noche. Y sacrificarás la Pascua al SEÑOR tu Dios con ofrendas de tus rebaños y de tus manadas, en el lugar que el SEÑOR escoja para poner allí su nombre. No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción (porque aprisa saliste de la tierra de Egipto), para que recuerdes todos los días de tu vida el día que saliste de la tierra de Egipto.

La fiesta de los Panes Sin Levadura está relacionada con la salida de Egipto. 

La Biblia cuenta que los israelitas salieron de prisa de Egipto, luego de celebrar la Pascua. Pero salieron con panes sin levadura, ya que no dio tiempo a que el pan que habían preparado en la noche creciera. 

Pero, ¿por qué el Señor pone tanto énfasis en el pan, y no en tantas otras cosas que estaban pasando en ese momento de liberación? El énfasis está en lo que representa la levadura... 

LEVADURA
La levadura es un hongo microscópico que tiene la capacidad para descomponer y fermentar los alimentos. En el caso del pan, la levadura hace crecer el pan, hasta que queda suave e inflado. En contraste, el pan sin levadura queda plano. Sin levadura, el pan queda tal como es, como una galleta, pero si sufre los efectos de la levadura, crece y se infla. Se convierte en algo que no es, pero que tiene una apariencia más apetecible. En este sentido, algunos comentaristas comparan el pan sin levadura con la humildad, y el pan leudado con el orgullo. 

Hay varios tipos de levadura mencionados en la Biblia:

a. La levadura de los fariseos 
(Lucas 12:1) En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

Los fariseos eran las personas más religiosas, y conocían la ley a la perfección; lamentablemente no la ponían en práctica. Les gusta cumplir con los ritos religiosos, pero no les interesaba conocer el “espíritu de la Ley”, es decir, la razón detrás de los mandamientos para conocer el corazón de Dios. Conocen la religión, pero no a Dios. 

(Mateo 23:1-7) Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos, diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos; aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí.

(Lucas 11:39-42) Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos de robo y de maldad. Necios, el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Dad más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo os será limpio. Mas ¡ay de vosotros, fariseos!, porque pagáis el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasáis por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debíais haber practicado sin descuidar lo otro.

(Mateo 15:7-9) ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros cuando dijo: Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mí. Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres.

La “levadura” de los fariseos es la hipocresía y la religiosidad. 


b. La levadura de los saduceos. 
(Mateo 16:6) Y Jesús les dijo: Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.

(Mateo 16:12) Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.

Ya mencionamos a los fariseos, pero ¿cuál era la enseñanza de los saduceos? 
Ellos también eran gente religiosa, pero tenían diferencias doctrinales con los fariseos. 
(Hechos 23:8) Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu, mas los fariseos creen todo esto.

Los saduceos no creían en lo sobrenatural ni en las manifestaciones del Espíritu Santo.  Si uno no cree en el poder del Espíritu para transformar nuestras vidas, seguiremos viviendo con ataduras que no nos permiten entrar en la libertad que el Señor ha comprado para nosotros con Su Sangre. 

Los saduceos tampoco creían en la resurrección, lo cual los lleva a vivir sólo para el momento, para esta vida, en lugar de tener los ojos puestos en la vida eterna (Marcos 12:18,24-27).


c. La levadura de Herodes.
(Marcos 8:15) Y El les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.

Aunque muchos tengan una mala impresión de Herodes, él era una persona muy involucrada con los asuntos religiosos. Se hacía pasar como “hombre piadoso”, pero en realidad no vivía como Dios manda. 

A Herodes le llamaba mucho la atención lo que predicaba Juan el Bautista (Mar. 6:20). Sin embargo, sus mensajes sólo lo emocionaban y le “picaban los oídos”, pero no estuvo dispuesto a dar pasos de arrepentimiento y cambio. Prefería quedar bien con la gente que con Dios. Al final, él mandó a cortar la cabeza de Juan para quedar bien con sus invitados (Mar. 6:14-28). 


d. La levadura de Corinto. 
También Pablo hace referencia a la levadura, en relación a la iglesia en Corintio...
(1 Corintios 5:1-2) En efecto, se oye que entre vosotros hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los gentiles, al extremo de que alguno tiene la mujer de su padre. Y os habéis vuelto arrogantes en lugar de haberos entristecido, para que el que de entre vosotros ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de vosotros.

La levadura de los Corintios es la tolerancia al pecado entre los miembros de la iglesia. Pablo dijo que debía sacarse.
(1 Corintios 5:6-8) No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad. 

No hay duda que somos salvos por gracia, y la sangre del Cordero nos limpia de todo pecado. Pero una vez perdonados, debemos dejar atrás el pecado y comenzar a dar fruto de arrepentimiento. 
(1 Corintios 6:8-11) Por el contrario, vosotros mismos cometéis injusticias y defraudáis, y esto a los hermanos. ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.
Si fuimos limpios, ya no debemos revolcarnos en el lodo del pecado (2 Cor. 12:20-21). Esta es precisamente la lección de la Fiesta de Panes Sin Levadura…

Ahora que estamos en la Semana de Panes Sin Levadura, examinémonos. Saquemos la levadura de las malas intenciones, de rebeldía, de hipocresía, de religiosidad. Vivamos una vida en libertad, con sinceridad y verdad. 

FRUTO DE LA REDENCIÓN
En la Pascua celebramos el regalo de redención que Dios nos dio, gracias a la sangre del Cordero. En Panes sin Levadura comenzamos a dar el fruto del regalo de esa redención, y lo hacemos quitando la levadura de nuestras vidas. 

La mejor forma de apreciar la redención es vivir en libertad, lo cual logramos al quitarnos las cadenas de impiedad que no nos dejan ser libres y vivir en nuestro completo potencial. El Cordero de Dios pagó por nuestra redención; ahora nosotros debemos vivir de tal forma que honre el precio que se pagó por salvarnos. 

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