domingo, 9 de abril de 2017

PASCUA: Fiesta de Redención


La Pascua es la primera de las siete Fiestas bíblicas a las que el Señor convoca a Su Pueblo a celebrar (Levítico 23): Pascua, Panes sin Levadura, Primicias, Semanas, Trompetas, Expiación y Tabernáculos.  Estas fiestas celebran las diferentes etapas del proceso de Redención.  
(Levítico 23:4-5)  Estas son las fiestas señaladas por el SEÑOR, santas convocaciones que vosotros proclamaréis en las fechas señaladas para ellas:  (5)  En el mes primero, el día catorce del mes, al anochecer, es la Pascua del SEÑOR.

En la Biblia, el primer mes también se conoce como Nisán.  El día 14 de Nisán, por la tarde, se celebra la Pascua.  Es una cita divina; un día para celebrar con la familia lo que Dios ha hecho por nosotros.  La Pascua es la celebración del inicio de nuestra Redención.  


Por definición, “redención” es el pago o rescate que se da para conseguir la libertad de una persona que está esclava o cautiva.  

Históricamente, la Pascua celebra el día en que Dios pagó el precio de la libertad de Su pueblo, Israel, quienes eran esclavos en Egipto.  Esa libertad se pagó con precio de sangre: la muerte del Cordero de la Pascua. 
(Éxodo 12:21-24)  Entonces Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad del rebaño corderos para vosotros según vuestras familias, y sacrificad la pascua.  (22)  Y tomaréis un manojo de hisopo, y lo mojaréis en la sangre que está en la vasija, y untaréis con la sangre que está en la vasija el dintel y los dos postes de la puerta; y ninguno de vosotros saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana.  (23)  Pues el SEÑOR pasará para herir a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el SEÑOR pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en vuestras casas para heriros.  
(Éxodo 12:13)  Y la sangre os será por señal en las casas donde estéis; y cuando yo vea la sangre pasaré sobre vosotros, y ninguna plaga vendrá sobre vosotros para destruiros  cuando yo hiera la tierra de Egipto.

Todo primogénito debía morir en esa ocasión.  Sólo se salvaron los que se cubrieron con la sangre del Cordero de la Pascua, que murió como sustituto.

CELEBRACIÓN PARA SIEMPRE
Esta celebración no sólo fue ordenada para aquella generación que fue esclava en Egipto, sino que es una invitación para todas las generaciones…
(Éxodo 12:24)  Y guardaréis esta ceremonia como ordenanza para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
(Éxodo 12:14)  Y este día os será memorable y lo celebraréis como fiesta al SEÑOR; lo celebraréis por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua.

La invitación a celebrar la Pascua es para todos los creyentes por una simple razón: Así como Dios redimió a los israelitas de la esclavitud en Egipto, también todos los creyentes hemos sido librados de un tipo de esclavitud...
(Juan 8:33-34)  Ellos le contestaron: Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?  (34)  Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.

Tal vez hoy nos creemos ser “libres y soberanos”, pero la realidad espiritual es que todo ser humano nace siendo esclavo del pecado.  Lo único que nos libra del pecado es la sangre del Cordero.  El Señor no sólo nos perdona por los pecados pasados, sino que también nos redime de esa vida de pecado para que podamos vivir bien…
(1 Pedro 1:18-19)  sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata,  (19)  sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

La Redención de Dios es completa.  No sólo salvó a los israelitas de la esclavitud, sino que les enseñó a vivir de tal forma que les vaya bien a ellos y a sus hijos. 
(Deuteronomio 5:32-33)  Y cuidad de hacer tal como el SEÑOR vuestro Dios os ha mandado; no os desviéis a la derecha ni a la izquierda.  (33)  Andad en todo el camino que el SEÑOR vuestro Dios os ha mandado, a fin de que viváis y os vaya bien, y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a poseer.


PANES SIN LEVADURA
Conectado con la Pascua, se celebra otra fiesta: Panes Sin Levadura.  Esta celebración dura siete días en los cuales no se come levadura.  En la Biblia, la levadura representa el pecado.  Esta semana “sin levadura” representa el compromiso del creyente a vivir una vida pura, sin pecado.  

Luego de reconocer que Jesús murió por nosotros en la cruz, pagando nuestra deuda de pecado, es consecuente que nosotros mostremos agradecimiento por el alto precio que Él tuvo que pagar.  Jesús murió en la cruz para limpiarnos de nuestro pecado…entonces ahora nos toca responder a nosotros, comprometiéndonos a vivir una vida digna de ese sacrificio—“sin levadura”, sin pecado. 
(1 Corintios 5:7-8)  Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.  (8)  Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad.

Antes éramos esclavos al pecado...Pero cuando creemos en Jesús, su sangre nos limpia de todo pecado.  No sólo eso, sino que nos ayuda a transformar nuestra vida.  En lugar de ser esclavos de pecado, ahora somos “siervos de justicia”…
(Romanos 6:16-18)  ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?  (17)  Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados;  (18)  y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.

Luego de ser salvos, no debemos conformarnos a seguir viviendo como siempre, sino debemos buscar ser transformados…
(1 Pedro 1:14-19)  Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia,  (15)  sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;  (16)  porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy Santo.  (17)  Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación;  (18)  sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata,  (19)  sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo. 

Con su vida, Jesús nos dejó el ejemplo de cómo debemos vivir de ahora en adelante…
(1 Pedro 2:21-24)  Porque para este propósito habéis sido llamados, pues también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus pisadas,  (22)  El cual no cometió pecado, ni engaño alguno se halló en su boca;  (23)  y quien cuando le ultrajaban, no respondía ultrajando; cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a aquel que juzga con justicia;  (24)  y El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados. 

EN MEMORIA DE MI
La última vez que Jesús celebró la Pascua con sus discípulos fue muy especial, porque allí él les explicó que Él iba a ser nuestro Redentor.  Lo que los israelitas habían celebrado por siglos era sólo una sombra de lo que Él iba a hacer en las siguientes horas de ese 14 de Nisán.  



Muchos dicen que Jesús “instituyó la Santa Cena”, pero esa cena no era algo nuevo, sino una celebración milenaria en la cual se parte pan y se toma vino, entre otras cosas.  Jesús estaba celebrando la fiesta de la Pascua con sus discípulos.  Lo que fue diferente en esa ocasión es que Él explicó lo que la Pascua revela del  Mesías y cómo Él lo cumpliría.  Esa última noche, Jesús celebró la Fiesta, y dijo: “hagan esto en memoria de mí”.  
(Lucas 22:14-19)  Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa, y con El los apóstoles,  (15)  y les dijo: Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer;  (16)  porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.  (17)  Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros;  (18)  porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.  (19)  Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

Jesús celebró la Pascua tal como los israelitas la venían celebrando por siglos.  En cada paso, él fue explicando lo que la Fiesta revelaba de Él.  Pocas horas después, Él murió en la cruz como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), a la misma hora que el sumo sacerdote estaba sacrificando el último cordero en el Altar del Templo.   

El Señor invita a todas las generaciones de creyentes a celebrar la Pascua, no para cumplir con un ritual, sino para agradecer su Redención y llevarnos a conciencia de la vida que debemos vivir en honor a ello.

Pero esta fiesta no es para “cualquiera” sino sólo para los creyentes.  No es un banquete para el estómago sino una cena espiritual para meditar sobre nuestra redención.  Por eso, Pablo advierte que no comamos la Pascua “indignamente”…
(1 Corintios 11:23-30)  Porque yo recibí del Señor lo mismo que os he enseñado: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan,  (24)  y después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo que es para vosotros; haced esto en memoria de mí.  (25)  De la misma manera tomó también la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto cuantas veces la bebáis en memoria de mí.  (26)  Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga.  (27)  De manera que el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor.  (28)  Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y entonces coma del pan y beba de la copa.  (29)  Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí.  (30)  Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen.



Para más información sobre la Pascua, pueden visitar los siguientes enlaces:





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