En el capítulo anterior vimos como el
Cordero de Dios (Jesús, heb. Yeshua), abre uno a uno los sellos
del rollo. Y detrás de cada sello se desatan sucesos en la Tierra (guerras,
pestes, crisis económica, terremotos, etc.). El texto resalta la reacción de
dos grupos de personas que claman por distintas causas:
i. Los mártires: claman por justicia y venganza divina, ya que ellos han
sido ejecutados injustamente (Apocalipsis 6:9-10).
ii. Los impíos: claman por protección, ya que no quieren caer en manos del
Dios vivo y Su justicia divina.
(Apocalipsis 6:16-17) y decían a los
montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de
aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran
día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
¿QUIÉN PODRÁ SOPORTAR?
El capítulo 7 es un tipo de paréntesis en
el libro de Apocalipsis, en donde se responde a la pregunta del último
versículo del capítulo anterior (Apoc. 6:17): “¿Quién podrá sostenerse en el
día de la ira de Dios?”.
Esta es la misma
pregunta que encontramos en Malaquías cuando profetizó sobre la venida del
Señor y del mensajero que lo precederá…
(Malaquías 3:1-2) He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino
delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros
buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha
dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su
venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque
él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.
Sabemos que el jabón es para lavar.
También el fuego limpia los metales; cuando el orfebre somete el oro y la plata
al fuego, es para purificarlos. Cuando los metales se derriten a altas
temperaturas, la escoria sale a la superficie, y así se puede sacar facilmente.
Esto es lo que el Señor hará en los últimos tiempos; nos someterá a pruebas de fuego
divino para limpiarnos y prepararnos para Su Venida.
La pregunta es: ¿Hay alguien que sea perfectamente justo que
pueda sostenerse ante el juicio de Dios? La Biblia dice que “no hay justo,
ni aún uno” (Rom. 3:10; Ecl. 7:20). Nadie está preparado para estar delante
de la presencia de Dios (sólo Jesús, por supuesto). Por eso el mundo necesita
una limpieza, y esta no es para destrucción sino para purificación.
La respuesta del hombre a este proceso debe ser arrepentimiento y humildad
delante de Dios (Isa. 2:11-12). Los últimos tiempos no se tratan del “fin del mundo”, sino de la
preparación para la unión del Cielo y la Tierra (que es el desenlace final de
Apocalipsis—caps. 21-22).
ANTES DEL SÉPTIMO SELLO
En el capítulo 6 leimos sobre lo que pasó
cuando fueron abiertos seis sellos, pero quedó uno pendiente: el séptimo sello,
cuyo testigo es Dios Padre. Cuando se abra el
séptimo sello comenzarán a ejecutarse las “plagas de los últimos tiempos”,
similares a las de Egipto antes de la Redención de Israel, que llevarán a la
Redención final de toda la Tierra. Pero antes que esto suceda, Dios da unas
instrucciones a los ángeles:
(Apoc. 7:1-3) Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre
los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra,
para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre
ningún árbol. Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el
sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se
les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis
daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus
frentes a los siervos de nuestro Dios.
Antes de abrir el
último sello, deben ser marcados los siervos de Dios, para que las plagas no
les afecten. Más adelante leeremos sobre la identidad de estos siervos
escogidos, pero primero comentaremos sobre los cuatro ángeles mencionados…
CUATRO ANGELES Y CUATRO
VIENTOS
A lo largo de la
Biblia leemos sobre la aparición de ángeles (ejs: los querubines que guardaban
el árbol de la vida; los ángeles que anunciaron el nacimiento de Sansón,
Samuel, Jesús y Juan el Bautista; los ángeles enviados a destruir Sodoma y
Gomorra). Los ángeles son mensajeros de Dios. En el Cielo hay ejércitos de ellos
al servicio de Dios para actuar tanto en la Tierra y como en los cielos. En
Apocalipsis, la actividad angelical se hace más evidente y se incrementa. De
principio a fin del libro vemos a ángeles sirviendo a Dios para ejecutar Su
Plan Divino.
En el capítulo 7
se mencionan cuatro ángeles especiales (Apoc. 7:1) que están asignados a los puntos
cardinales de la Tierra (“los 4 ángulos de la tierra”): Norte, sur, este, oeste.
Aquí vemos que éstos estaban deteniendo los cuatro vientos, pero pronto serán
liberados para accionar.
Un salmo habla de los vientos como
mensajeros, literalmente en hebreo: “ángeles” (heb. Malajim).
(Salmo 104:4) El que hace a los vientos sus mensajeros [heb. Malajim], y a las flamas de fuego sus ministros.
En hebreo, la
palabra para “viento” es “Ruaj”, que también se puede traducir
como: espíritu, soplo, aliento. También significa: ira. En ese sentido, el viento
puede ser un símbolo del juicio divino (Sal. 18:15).
(Salmo 11:4-7) Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su
trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres. Jehová
prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece. Sobre
los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será
la porción del cáliz de ellos. Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el
hombre recto mirará su rostro.
En la Biblia
leemos sobre “el viento solano”, que en Israel viene del desierto del sur y causa
sequía, y consecuentemente hambre (Jer. 4:11-14; Jer. 18:15-17;
Oseas 13:15; Eze. 19:10-14). También se menciona “el viento del norte” que trae lluvia sobre Israel,
pero si es demasiado fuerte se forman tormentas y puede provocar inundaciones (Eze.
1:4; Prov. 25:23). En Cantares se hace referencia a
ambos vientos:
(Cantares 4:16) Despierta, viento del norte [Aquilón], y ven, viento
del sur
[Austro]; haced que mi huerto exhale fragancia, que se esparzan sus
aromas. Entre mi amado en su huerto y coma sus mejores frutas.
La Novia de Cantares no teme los vientos,
sino los llama, porque sabe que las pruebas sacarán lo mejor de ella. La misma
actitud debería tener el pueblo de Dios ante los eventos de los últimos
tiempos, sabiendo que todo será para bien para los que aman a Dios (Rom. 8:28).
En las plagas de Egipto vemos un ejemplo
del viento del oriente (solano) que llevó las langostas sobre Egipto (Exo.
10:12-13). Pero el viento no
sólo sopla en contra sino también puede ser favorable, como el que se llevó a
las langostas al final de la plaga (Exo. 10:16-19). También vemos el viento a favor en la
historia de Noé, que ayudó a secar las aguas luego del Diluvio (Gen. 8:1-2).
LOS CARROS DE
ZACARÍAS
Hay una
referencia muy interesante en el libro del profeta Zacarías que conecta los
vientos con caballos similares a los de Apocalipsis…
(Zacarías 6:1-8) De nuevo alcé mis ojos y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre
dos montes; y aquellos montes eran de bronce. En el primer carro había caballos
alazanes, en el segundo carro caballos negros, en el tercer carro caballos
blancos, y en el cuarto carro caballos overos rucios rodados. Respondí
entonces y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto? Y el
ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos de los
cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la
tierra. El carro con los caballos negros salía hacia la tierra del norte, y los
blancos salieron tras ellos, y los overos salieron hacia la tierra del sur. Y
los alazanes salieron y se afanaron por ir a recorrer la tierra. Y dijo: Id,
recorred la tierra. Y recorrieron la tierra. Luego me llamó, y me habló
diciendo: Mira, los que salieron hacia la tierra del norte hicieron reposar mi
Espíritu en la tierra del norte.
Regresando a Apocalipsis,
vemos a los cuatro ángeles a cargo de los cuatro vientos, los cuales están
listos para actuar cuando se abra el séptimo sello. Sólo deben esperar a que
sean sellados los elegidos (Apoc. 7:2-3).
Hablaremos de la
identidad de los sellados en la próxima entrada…
Extraordinario blog. Muchas gracias por todo. Te sigo aquí y en youtube. Antonio, de España. Que el Espíritu del Señor more siempre sobre ti.
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