El tema principal
del capítulo 2 de Daniel es: sueños.
La hora de dormir y
del sueño es un tiempo en que el cuerpo está inmóvil, sin control; sin embargo,
el espíritu sigue despierto. En ese momento, Dios puede hablar a los hombres
sin el freno de la lógica y la razón, ni el impedimento de la emoción o la
voluntad. La Biblia dice que Dios habla a través de los sueños.
(Job 33:15-16) En un sueño, en una visión
nocturna, cuando un sueño profundo cae sobre los hombres, mientras dormitan en
sus lechos, entonces El abre el oído de los hombres, y sella su
instrucción.
Fue precisamente en
el sueño que Dios le habló al rey de Babilonia.
(Daniel 2:1) En el segundo año del reinado de
Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le
fue el sueño.
Hay muchos tipos de
sueños, pero hay unos que nos sacuden, porque sabemos que tienen un mensaje
oculto. Éste es el tipo de sueño que el rey tuvo. Por eso, mandó a llamar a los
sabios de su reino para interpretarlo.
(Daniel 1:2-4) Hizo llamar el rey a magos,
astrólogos, encantadores y caldeos, para que le explicasen sus sueños.
Vinieron, pues, y se presentaron delante del rey. Y el rey les dijo: He tenido
un sueño, y mi espíritu se ha turbado por saber el sueño. Entonces hablaron los
caldeos al rey en lengua aramea: Rey, para siempre vive; di el sueño a tus
siervos, y te mostraremos la interpretación.
El rey no sólo les
pidió la interpretación a los adivinos, sino algo más difícil:
(Daniel 1:5-9) Respondió el rey y dijo a los
caldeos: El asunto lo olvidé; si no me mostráis el sueño y su interpretación,
seréis hechos pedazos, y vuestras casas serán convertidas en muladares. Y si me
mostrareis el sueño y su interpretación, recibiréis de mí dones y favores y
gran honra. Decidme, pues, el sueño y su interpretación. Respondieron por
segunda vez, y dijeron: Diga el rey el sueño a sus siervos, y le mostraremos la
interpretación. El rey respondió y dijo: Yo conozco ciertamente que
vosotros ponéis dilaciones, porque veis que el asunto se me ha ido. Si no
me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente
preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto
que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar
su interpretación.
No sabemos a ciencia cierta si el rey de verdad había olvidado el
sueño o si era una prueba; lo cierto es que el rey no estaba jugando…
(Daniel 1:10-12) Los caldeos respondieron delante del rey, y dijeron: No hay
hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey; además de esto,
ningún rey, príncipe ni señor preguntó cosa semejante a ningún mago ni
astrólogo ni caldeo. Porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay
quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la
carne. Por esto el rey con ira y con gran enojo mandó que matasen a todos los
sabios de Babilonia.
El rey estaba poniendo
a prueba a los adivinos de su reino. Cualquier persona puede “inventar” una
interpretación; sin embargo, sólo un verdadero adivino puede “adivinar” un
sueño. Por su propia admisión, los magos reconocieron que el único que puede
adivinar un sueño es el Dios “cuya morada
no está entre los hombres” (2:11).
Sólo hay un Dios que
mora entre Su Pueblo, y tiene relación con ellos (2 Cor. 6:16; Apoc. 21:3), y
ése es Jehová, Dios de Israel
(Deut. 4:7) Porque ¿qué nación grande hay que
tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo
cuanto le pedimos?
Medita…
¿Te ha hablado Dios
a través de algún sueño? No todos los
sueños traen mensajes del Cielo, pero si tienes uno que te impacta, anótalo y
pide al Señor que te muestre su interpretación, porque seguramente Él te está
hablando.
Oración…
Señor, Tú eres el Creador
de los cielos y quien formó la tierra, y la estableció. Sólo Tú eres Dios, y no
hay ningún otro. Dichosos somos de tener a un Dios que es cercano como Tú, con
quien podemos tener una relación íntima y personal. Tu Palabra dice que “los
secretos del Señor son para los que le temen, y Él les dará a conocer su
pacto”. Así como a Daniel, te pido que me reveles tus secretos, no sólo por
curiosidad sino porque quiero unirme a tus planes y a tu perfecta voluntad.
…Continúa en tu oración
personal…
(ref. Isaías 45:18; Deut. 4:7;
Salmo 25:14)
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