lunes, 23 de septiembre de 2019

23. Interpretación del sueño (Dan. 4:18-27)


Los sabios de Babilonia no pudieron interpretar el sueño de Nabucodonosor, pero el rey no se conformó con eso, y buscó respuesta. Como dice la Palabra:
(Proverbios 25:2) Es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes es investigar un asunto.

El rey conocía a alguien que sí podría darle la interpretación, como lo había hecho previamente…
(Daniel 4:18) Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos.

Sin embargo, en esta ocasión no fue tan fácil transmitir la interpretación.
(Daniel 4:19) Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren.

Daniel no se turbó porque no hubiera recibido la interpretación del sueño, sino por la dificultad de trasmitirle al rey un mensaje que era fuerte y no muy grato.


REVELACIÓN
Leamos ahora la revelación que Daniel recibió sobre el sueño de Nabucodonosor:

Primero, Daniel identificó lo que representa el árbol:
a. Árbol. (Daniel 4:20-22) El árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los confines de la tierra, cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en cuyas ramas anidaban las aves del cielo, tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.

Luego interpretó la orden del vigilante, y lo que esto representaría para el rey.
b. Mensaje del vigilante. (Daniel 4:23-25) Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos; esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.

Daniel terminó con buenas nuevas, explicando cómo el rey podría salir de esa prueba mandada del Cielo.
c. Cepa con raíces. (Daniel 4:26) Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. 

Por último, Daniel también le dio un consejo al rey:
d. Consejo (Daniel 4:27) Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.

La clave para un buen reinado es que el rey gobierne con justicia y misericordia, en el temor de Dios.
(Proverbios 20:28) Lealtad y verdad guardan al rey, y por la justicia sostiene su trono.
(Salmos 21:7) Por cuanto el rey confía en Jehová, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.

En la próxima entrada veremos si el rey atendió al consejo de Daniel…

Oración…
Señor, te damos gracias porque tú no haces nada sin antes revelar tu secreto a tus siervos los profetas. Pero no se trata sólo de saber, sino de tener revelación—porque el rey supo, pero no entendió, hasta que buscó. Pues es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes es investigar un asunto.
Así como Nabucodonosor reinó sobre el mundo, quiero que Tú Jehová reines en mi vida. Clamo pidiendo inteligencia, y alzo mi voz pidiendo entendimiento. Las busco como a plata, y las procuro como a tesoros escondidos, porque sé que entonces entenderé el temor de Jehová, y descubriré el conocimiento de Dios.
Seguiré el consejo de Daniel, y buscaré vivir en justicia y en misericordia.
…(Continúa en tu oración personal)…

(ref. Amós 3:7;  Proverbios 25:2; Proverbios 2:3-6: Daniel 4:27)

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