El Rey Belsasar le ofreció a Daniel una gran recompensa si lograba
interpretar la escritura en la pared. Pero Daniel no aceptó la oferta, aunque
sí se ofreció a interpretar la señal.
(Daniel 5:17) Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones
sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le
daré la interpretación.
Es evidente él no quería recibir nada del rey, ni establecer vínculos,
porque no tenían mucho en común (y es probable que esto le salvó la vida).
Lo interesante es que, antes de dar la interpretación, Daniel
aprovecha la atención del rey para hablarle sobre el Dios de Israel, quien
evidentemente está poniendo a prueba al rey, tal como lo hizo con
Nabucodonosor. Por eso, Daniel le recuerda lo que le pasó a su antepasado:
(Daniel 5:18-21) El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el
reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le
dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A
quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y
a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su
espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y
despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y
su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su
morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el
rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre
el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.
El ejemplo de Nabucodonosor tenía el peso suficiente como para servir
de escarmiento a cualquier persona que tuviera temor de Dios. Lamentablemente,
hay personas que no aprenden de las lecciones ajenas, y Belsasar parecía ser
una de estas personas no sabias, tal como lo veremos al final del capítulo.
Medita…
¿Qué clase de persona soy: Aprendo del ejemplo de otros, o creo que
las reglas de la vida no aplican a mí?
LLAMADO A LA HUMILDAD
Aunque tal vez corría riesgo su vida, Daniel fue directo y sincero,
porque sabía que probablemente esa era la última oportunidad que el rey tendría
de arrepentirse. El rey Belsasar se había levantado en reto a Jehová, y ahora
el Dios de Israel le estaba respondiendo.
(Daniel 5:22-23) Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón,
sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has
ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus
grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto,
diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de
piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y
cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.
Esto fue un llamado de atención, pero también una oportunidad de oro
para arrepentirse, y alcanzar redención, como lo había hecho Nabucodonosor.
El consejo que Daniel le dio al rey es para que se humille delante de
Dios; de lo contrario, será destruido. Tal como dice el Proverbio:
(Proverbios 18:12) Antes de la destrucción el corazón del hombre es
altivo, pero a la gloria precede la humildad.
En la próxima lección veremos cómo Daniel interpreta el mensaje que
quedó escrito sobre la pared del palacio del rey…
Oración…
Señor, librada sea mi alma
de caer en el pecado de Belsasar, quien permitió que el orgullo entrara en su
corazón, y se rebelara contra ti. No me pase tal cosa a mí. Yo aprenderé de su
ejemplo para no cometer el mismo error.
Dios mío, Tú eres excelso,
y atiendes al humilde, mas al altivo conoces de lejos. Yo sé que tú resistes a
los soberbios, pero das gracia a los humildes. Por lo tanto, me humillo bajo la
poderosa mano de Dios, sabiendo que a su debido tiempo me levantarás para tu
gloria.
…(Continúa en tu oración
personal)…
(ref. Santiago
4:6; Salmo 138:6; 1 Pedro 5:6)
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