domingo, 29 de septiembre de 2019

29. Consejo de Daniel (Dan. 5:17-21)


El Rey Belsasar le ofreció a Daniel una gran recompensa si lograba interpretar la escritura en la pared. Pero Daniel no aceptó la oferta, aunque sí se ofreció a interpretar la señal.
(Daniel 5:17) Entonces Daniel respondió y dijo delante del rey: Tus dones sean para ti, y da tus recompensas a otros. Leeré la escritura al rey, y le daré la interpretación.

Es evidente él no quería recibir nada del rey, ni establecer vínculos, porque no tenían mucho en común (y es probable que esto le salvó la vida).  



Lo interesante es que, antes de dar la interpretación, Daniel aprovecha la atención del rey para hablarle sobre el Dios de Israel, quien evidentemente está poniendo a prueba al rey, tal como lo hizo con Nabucodonosor. Por eso, Daniel le recuerda lo que le pasó a su antepasado:
(Daniel 5:18-21) El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad. Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a quien quería humillaba. Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.

El ejemplo de Nabucodonosor tenía el peso suficiente como para servir de escarmiento a cualquier persona que tuviera temor de Dios. Lamentablemente, hay personas que no aprenden de las lecciones ajenas, y Belsasar parecía ser una de estas personas no sabias, tal como lo veremos al final del capítulo.

Medita…
¿Qué clase de persona soy: Aprendo del ejemplo de otros, o creo que las reglas de la vida no aplican a mí?

LLAMADO A LA HUMILDAD
Aunque tal vez corría riesgo su vida, Daniel fue directo y sincero, porque sabía que probablemente esa era la última oportunidad que el rey tendría de arrepentirse. El rey Belsasar se había levantado en reto a Jehová, y ahora el Dios de Israel le estaba respondiendo.
(Daniel 5:22-23) Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y tú y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; además de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste.

Esto fue un llamado de atención, pero también una oportunidad de oro para arrepentirse, y alcanzar redención, como lo había hecho Nabucodonosor.

El consejo que Daniel le dio al rey es para que se humille delante de Dios; de lo contrario, será destruido. Tal como dice el Proverbio:
(Proverbios 18:12) Antes de la destrucción el corazón del hombre es altivo, pero a la gloria precede la humildad.

En la próxima lección veremos cómo Daniel interpreta el mensaje que quedó escrito sobre la pared del palacio del rey…

Oración…
Señor, librada sea mi alma de caer en el pecado de Belsasar, quien permitió que el orgullo entrara en su corazón, y se rebelara contra ti. No me pase tal cosa a mí. Yo aprenderé de su ejemplo para no cometer el mismo error.
Dios mío, Tú eres excelso, y atiendes al humilde, mas al altivo conoces de lejos. Yo sé que tú resistes a los soberbios, pero das gracia a los humildes. Por lo tanto, me humillo bajo la poderosa mano de Dios, sabiendo que a su debido tiempo me levantarás para tu gloria.
…(Continúa en tu oración personal)…

(ref. Santiago 4:6; Salmo 138:6; 1 Pedro 5:6)

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