jueves, 5 de septiembre de 2019

5. Guerra entre reyes y dioses (Dan. 1:2)


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En tiempos antiguos, las guerras no eran sólo entre reyes, sino también “entre dioses”. Antes de ir a la guerra, los reyes ofrecían sacrificios a su dios nacional para que los favoreciera y que obtuvieran la victoria en la batalla. Esto lo vemos reflejado en la historia de Daniel, cuando el ejército de Babilonia conquista Jerusalén:
(Daniel 1:2) Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios.

Los babilonios se llevaron los tesoros del Templo de Jerusalén y los pusieron en el Templo en Sinar. El botín no es sólo material, sino también religioso, ya que era una forma de decir que los dioses de los victoriosos son más poderosos que los dioses del pueblo derrotado.

Sin embargo, Daniel aclara que fue “el Señor” (Jehová, Dios de Israel) quien entregó a Israel a sus enemigos. La razón por la que Israel perdió la guerra contra Babilonia no fue porque los enemigos ni sus dioses fueran más poderosos, sino porque Israel pecó grandemente, y sin arrepentimiento.
(2 Reyes 21:14-15) Abandonaré al remanente de mi heredad y los entregaré en mano de sus enemigos, y serán para presa y despojo para todos sus enemigos; porque han hecho lo malo ante mis ojos, y han estado provocándome a ira desde el día en que sus padres salieron de Egipto, hasta el día de hoy.

Entre los pecados que Israel cometió están: idolatría (adulterio espiritual), adivinaciones, hechicerías, sacrificio de hijos, contaminación del Templo, etc. (1 Reyes 21:1-18). Cayeron cautivos por su propio pecado, y Jehová fue quién dictó la sentencia.

UN CASO SIMILAR
Un caso similar ocurrió al final del tiempo de los Jueces en Israel (1 Samuel 4 al 6). Dios permitió que los filisteos capturaran el Arca de Pacto, y la llevaran al templo de Dagon, dios filisteo. El Señor lo permitió porque el sacerdocio había caído en gran corrupción en Israel (con los hijos de Eli—1 Samuel 2).

Sin embargo, Dios no permitió que se burlaran de El, y destruyó la imagen del dios filisteo y trajo una plaga sobre las ciudades de los enemigos. Más adelante en la historia de Daniel veremos que también el rey de Babilonia será juzgado por tratar con liviandad las cosas santas del Dios de Israel (Daniel 5).

Medita…
Si has tenido alguna derrota ante el enemigo, pregúntate si tú no has abierto alguna puerta al pecado, que le haya dado “derecho legal” para hacerte daño. Como dice la Biblia: “no hay maldición sin causa” (Prov. 26:2).

Oración…
Señor, reconozco que Tú eres Dios soberano y estás en control de todo, aun sobre los reyes de este mundo. Jehová, Tú eres Dios, y fuera de To no hay dios. Tú haces morir y haces vivir; Tú hieres y Tú sanas. No hay nadie que pueda escapar de tu mano, ni enemigo que sea más fuerte que Tú. Señor, Tú eres quien da la victoria, pero también nos corriges si nos desviamos.
Pero yo sé que Tú eres Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad. A quien se arrepiente, Tú perdonas su iniquidad, transgresión y pecado, pero de ninguna forma tendrás por inocente al culpable. Si no nos arrepentimos, las consecuencias de nuestras acciones caerán sobre nuestra cabeza. Por eso, yo confieso hoy mis pecados (…), sabiendo que tú eres compasivo. Perdona mi iniquidad y mi pecado, y tómanos por posesión tuya.
…Continúa en tu oración personal…

(ref. Deuteronomio 32:39; Éxodo 34:6-9)

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