Daniel fue llevado a Babilonia en el primer exilio
(605 a.C.), junto con la nobleza de Jerusalén, tal como había sido advertido
por los profetas (2 Reyes 20:17-18).
(Daniel 1:3) Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que
trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes.
Lo que se traduce como “linaje real”, en hebreo es: Zera
HaMeluka, que literalmente significa: simiente de la realeza. El
historiador Josefo señala que Daniel venía de la línea de Sedequías, uno de los
últimos reyes de Judá.
La nobleza de Jerusalén fue llevada cautiva, y de todos
ellos, sólo unos pocos fueron elegidos para servir en el palacio de Babilonia.
LOS
ELEGIDOS
En sus conquistas, el rey de Babilonia no sólo
tomaba prisioneros de guerra para los trabajos pesados, sino que buscaba a la
gente más hábil e inteligente de cada nación para sacarles provecho. El rey de
Babilonia no sólo buscaba la riqueza material, sino también intelectual y aún
espiritual; y al tener en su palacio lo mejor de todas las culturas, haría de
Babilonia el imperio más poderoso e invencible.
Cuando el ejército babilonio conquistó Jerusalén,
Nabucodonosor pidió que llevaran a los mejores del Reino de Judá. Muchos nobles
judíos fueron llevados a Babilonia, pero no todos fueron elegidos para servir
en el palacio. Antes debían pasar por ciertas pruebas y asegurarse que llenaban
los siguientes requisitos:
(Daniel 1:4) muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de
buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen
entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase
las letras y la lengua de los caldeos.
Luego de pasar la selección, los elegidos debían ser
entrenados para trabajar en el palacio. Daniel estaba entre ellos.
POSICIÓN
PRIVILEGIADA
Daniel no merecía ser llevado cautivo, pues él era
un hombre justo y temeroso de Dios, tal como lo demostró a lo largo de su vida.
Ante eso, podríamos preguntarnos: ¿por qué Dios permitió que el justo pagara
por los pecadores? Aunque suene injusto, al final resultó ventajoso para Daniel
ser llevado en ese primer exilio, ya que lo puso en una posición de privilegio.
El no fue llevado como esclavo para hacer trabajo forzado, sino que llegó
directo al palacio del rey. Como veremos, Dios lo va a colocar en una posición
de liderazgo e influencia sin igual, en el imperio más poderoso de ese tiempo,
de forma similar a José en Egipto.
Aunque Daniel sirvió a los reyes de Babilonia, en
realidad él estaba sirviendo a Dios y a sus planes. Daniel obedeció a las
autoridades terrenales, pero a quien sirvió sobre todo lo demás fue a Dios y a
sus planes eternos.
Oración…
Señor, me
siento inspirado por el ejemplo de Daniel, quien siguió fiel a sus principios
aun en medio de circunstancias adversas. A pesar de ser sometido a cautiverio
injustamente, él actuó bien en todo momento, haciendo lo correcto ante Dios y
ante los hombres.
Siguiendo
su ejemplo, me propongo a obedecer a las autoridades en mi vida, no para ser
visto como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de
corazón, temiendo al Señor. Todo lo que haga, quiero hacerlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiré la
recompensa. Es a Ti, Señor, a quien sirvo, dondequiera que esté. Usa mi vida para Tu gloria y para
los propósitos de Tu Reino.
…Continúa
en tu oración personal…
(ref. Colosenses
3:22-24)
Gracias Señor por estas enseñanzas. En el nombre de Jesús. "Bendecidas para bendecir"
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