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Ayer vimos que los enemigos diseñaron una
ley en contra de Daniel. Ese edicto provisional prohibía orar a cualquier dios,
sino adorar sólo al rey Darío, por el período de un mes. Esa ley era una trampa
para deshacerse de Daniel, ya que sabían que él no fallaría a Jehová, su Dios.
Daniel siempre fue respetuoso y obediente
a la autoridad, pero desde joven vimos que si alguna ley humana contravenía la
ley de Dios, él siempre iba a elegir agradar a Dios. Cuando los apóstoles
estuvieron en una posición semejante a la de Daniel, también ellos dijeron:
(Hechos 5:29) Mas
respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que
a los hombres.
Medita…
Si estuviera en una posición similar a la
de Daniel, ¿a quien buscarías agradar: a Dios o a los hombres? Nuestras
decisiones y acciones diarias reflejan si elegimos honrar a Dios, o si
preferimos quedar bien con la gente que nos rodea.
(Gálatas 1:10) Porque ¿busco ahora el favor de los
hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía
estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
RESPUESTA
DE DANIEL
Cuando Daniel se enteró de la ley
provisional, él no cambió nada. Daniel no escondió su fe en Jehová, sino que siguió
su vida como de costumbre, a pesar de que su vida corría peligro.
(Daniel 6:10) Cuando Daniel
supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las
ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al
día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.
Daniel tenía por costumbre orar a Dios
tres veces al día, como dice el Salmo:
(Salmo 55:16-17) En cuanto a mí,
a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y
clamaré, y él oirá mi voz.
INCRIMINACIÓN
Los enemigos sabían de esta costumbre de
Daniel, y lo buscaron para incriminarlo con varios testigos. Luego fueron a dar
testimonio ante el rey.
(Daniel 6:11-13) Entonces se
juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de
su Dios. Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has
confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a
cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los
leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de
Persia, la cual no puede ser abrogada. Entonces respondieron y dijeron
delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta
a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día
hace su petición.
En ese momento, el rey Darío se dio
cuenta que esos hombres habían incriminado a Daniel. Él hizo todo lo que pudo
por tratar de salvar a su gobernador preferido.
(Daniel 6:14) Cuando el rey oyó el asunto,
le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol
trabajó para librarle.
Lamentablemente, el rey se ató con sus
propios labios, ya que la ley de Media y Persia no puede ser abrogada.
(Daniel 6:15) Pero aquellos
hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de
Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.
Medita…
Este principio legal nos enseña una gran
lección de vida: el adversario de los creyentes opera de forma similar, ya que
primero nos tienta para que pequemos…pero luego nos condena por ese mismo
pecado. Pero gracias a Dios, el Señor no nos condena, sino que nos muestra el
camino hacia el perdón a través del arrepentimiento y la redención por su
sangre:
(Romanos 8:1,3) Por
consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús…Pues
lo que la ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo
hizo: enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda
por el pecado, condenó al pecado en la carne.
Oración…
¿Busco
ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los
hombres? Así como Daniel, yo he escogido agradarte, Señor. Si yo todavía
estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Tarde,
mañana y mediodía levantaré mis oraciones a Ti, Señor, sabiendo que Tú oyes mi
voz y atiendes mi clamor. En cuanto a mí, a Dios invocaré, y el SEÑOR me
salvará. En paz redimirá mi alma de la guerra que hay contra mí.
En
ti, oh Señor, me refugio; jamás sea yo avergonzado. Líbrame en tu justicia, y
rescátame; inclina a mí tu oído, y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, a
la cual pueda ir continuamente; tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú
eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, rescátame de la mano del impío, de la
mano del malhechor y del implacable, porque tú eres mi esperanza; oh Señor
DIOS, tú eres mi confianza desde mi juventud.
…(Continúa
en tu oración personal)…
(ref. Salmo 55:16-18; Salmo 71:1-5; Gálatas 1:10)
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