sábado, 11 de enero de 2020

Daniel 11:15-45. Reino del norte y Antíoco en Israel


Continuamos con las profecías del capítulo 11, referentes al reino del sur (ptolomeos en Egipto) y el reino del norte (seléucidas en Siria)…

EL NORTE TOMA ISRAEL
Israel se encontraba como “zona buffer” entre el reino del sur y el reino del norte. Al principio, los judíos quedaron como vasallos de los ptolomeos (sur), pero después de continuas guerras regionales, los seléucidas (norte) ocuparon “la tierra gloriosa” (Israel).
(Daniel 11:15-16) Vendrá, pues, el rey del norte, y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte; y las fuerzas del sur no podrán sostenerse, ni sus tropas escogidas, porque no habrá fuerzas para resistir. Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder.

La historia confirma que los seléucidas trataron de llegar a una paz con los ptolomeos a través de otra alianza matrimonial, pero no les va a funcionar.
(Daniel 11:17-19) Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá éxito. Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio. Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.

El siguiente versículo no tiene nada que ver con las guerras, pero también se cumplió al pie de la letra. La historia cuenta que Seleuco IV Filopater (Siria) se enfocó en cobrar impuestos, y mandó a saquear el Templo en Jerusalén (2 Macabeos 3). Pero él murió envenenado por uno de sus ministros.
(Daniel 11:20) Y se levantará en su lugar uno que hará pasar un cobrador de tributos por la gloria del reino; pero en pocos días será quebrantado, aunque no en ira, ni en batalla.

ANTIOCO IV
Antíoco IV
Tras la muerte de Filopater, subió al trono su hijo Antíoco IV. A partir de este momento, la profecía se concentra en este personaje, que servirá como la sombra del anticristo de los últimos tiempos. La profecía comienza describiéndolo como un hombre despreciable y engañador que va a usurpar el trono, y así sucedió en la historia. Dios le va a permitir que salga vencedor, pero será sólo un tiempo determinado—hasta que cumpla su propósito.
(Daniel 11:21-24) Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos. Las fuerzas enemigas serán barridas delante de él como con inundación de aguas; serán del todo destruidos, junto con el príncipe del pacto. Y después del pacto con él, engañará y subirá, y saldrá vencedor con poca gente. Estando la provincia en paz y en abundancia, entrará y hará lo que no hicieron sus padres, ni los padres de sus padres; botín, despojos y riquezas repartirá a sus soldados, y contra las fortalezas formará sus designios; y esto por un tiempo.

La profecía sigue diciendo que este rey se va a levantar contra el sur (Egipto), y los va a vencer. Y de nuevo, la profecía se cumplió en la historia, pues Antíoco conquistó todas las tierras hasta Egipto (excepto Alejandría).
(Daniel 11:25-28) Y despertará sus fuerzas y su ardor contra el rey del sur con gran ejército; y el rey del sur se empeñará en la guerra con grande y muy fuerte ejército; mas no prevalecerá, porque le harán traición. Aun los que coman de sus manjares le quebrantarán; y su ejército será destruido, y caerán muchos muertos. El corazón de estos dos reyes será para hacer mal, y en una misma mesa hablarán mentira; mas no servirá de nada, porque el plazo aún no habrá llegado. Y volverá a su tierra con gran riqueza, y su corazón será contra el pacto santo; hará su voluntad, y volverá a su tierra.

Estas palabras proféticas se cumplieron en la historia. Luego de guerras constantes, el rey del norte y del sur se sentaron con la intención de hacer una alianza de paz. Pero no lograron llegar a la paz porque ambos lados iban con engaños, y no con buenas intenciones. Por eso el intento de paz falló.

ANTIOCO EN ISRAEL
Luego que Antíoco venció a Egipto, la profecía dice que el rey se va a enfocar en la tierra de Israel.
(Daniel 11:29-30) Al tiempo señalado volverá al sur; mas no será la postrera venida como la primera. Porque vendrán contra él naves de Quitim, y él se contristará, y volverá, y se enojará contra el pacto santo, y hará según su voluntad; volverá, pues, y se entenderá con los que abandonen el santo pacto.

Según estudiosos, Quitim se refiere a Roma. Los egipcios se aliaron con los romanos, y estos últimos atacaron a Antíoco, llegando en barcos a la costa del Mediterráneo. Esta fue una derrota que marcó a Antíoco.

La razón por la que Antíoco puso su vista en Israel es porque entre el pueblo comenzó a darse una guerra civil entre los fieles a Jehová (Dios de Israel) y los judíos helenizados (es decir, los judíos que habían adquirido la forma de vida griega, abandonando el orden de Dios basado en el pacto santo, la Torá). Antíoco IV apoyó militarmente a los judíos helenizados, y mandó a tomar el Templo, provocando lo que se conoce como “abominación desoladora”.
(Daniel 11:31) Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.

La guerra entre los judíos helenizados (llamados “violadores del pacto” en la profecía de Daniel) y los fieles a Dios se recrudeció. Ese fue el tiempo de la definición para el pueblo de Dios: se pondrían del lado de Dios o del enemigo. La profecía de Daniel considera este tiempo como un proceso de “depuración, limpieza y  emblanquecimiento” del pueblo de Dios.
(Daniel 11:32-35) Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo. Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se juntarán a ellos con lisonjas. También algunos de los sabios caerán para ser depurados y limpiados y emblanquecidos, hasta el tiempo determinado; porque aun para esto hay plazo.

Todo esto pasó en el tiempo de los macabeos (en el período inter-testamentario, es decir, en el período entre el Antiguo y el Nuevo Testamento). Pero la profecía también habla de un líder en el futuro que se levantará al estilo “Antíoco”. Los detalles de la profecía que aún están pendientes de cumplirse se harán manifiestos en la figura del “anticristo” en los tiempos del fin (que no es el “fin del mundo”, sino el fin de la era del hombre, cuando el Mesías finalmente venga a establecer el orden de Dios a la Tierra).

FIGURA DEL ANTICRISTO
Los siguientes versículos son importantes porque, aunque hablan de Antíoco, también dan detalles muy reveladores sobre el anticristo que está por venir. Tanto Antíoco IV como el anticristo son líderes que se levantan en el espíritu de Satanás, en rebelión en contra de Dios.
(Daniel 11:36-39) Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá. Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá. Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio. Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra.

Aunque esta profecía se cumplió en parte con Antíoco IV, es también una referencia directa al anticristo, que el Apocalipsis se le llama “la bestia” (Apoc. 13:1-10), tal como lo describe Juan en su visión de los últimos tiempos:
(Apocalipsis 13:6-7) Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar su Nombre, y su Tabernáculo, y los que moran en el cielo. Y le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También le fue dada potencia sobre toda tribu y pueblo y lengua y gente.

CAIDA DE ANTIOCO
Los últimos versículos del capítulo once hablan del final de Antíoco. Todavía va a tener choques con Egipto y los va a vencer, pero no va a poder conquistar varias tierras: Edom, Moab y Amón.
(Daniel 11:40-43) Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará. Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán.

Aunque haya vencido a Egipto, Antíoco comenzó a tener derrotas, y llegó su fin.
(Daniel 11:44-45) Pero noticias del oriente y del norte lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude.

El fin de Antíoco llegó por la mano de Dios, quien lo castigó con una enfermedad extraña e incurable—y nadie pudo ayudarlo, como dice la profecía. La historia del fin de Antíoco está descrita en el capítulo 9 del segundo libro de los Macabeos (ver final del video de Daniel 8).

En la próxima entrada comentaremos sobre lo que la Biblia dice sobre el tiempo del cumplimiento de las profecías que recibió Daniel…

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