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jueves, 21 de marzo de 2013

2° Fiesta: Panes Sin Levadura





La Fiesta de los Panes Sin Levadura (heb. Jag HaMatza) es la segunda de las siete fiestas de Redención.  Es una fiesta que dura siete días, del 15 al 21 de Nisán.
(Levítico 23:6) El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura para el SEÑOR; por siete días comeréis pan sin levadura. 

La instrucción es muy simple: durante esos 7 días después de la Pascua, se debe comer pan sin levadura (heb. Matza).

De hecho, el Señor instruyó que se debía comer pan sin levadura desde la Pascua (el día anterior, 14 Nisán). Aunque son dos fiestas, Pascua y Panes Sin Levadura se pueden considerar como una misma celebración, pues está conectada temáticamente y en tiempo, pero cada una tiene un mensaje especial. 
(Exodo 12:14-20)  Y este día [Pascua] os será memorable y lo celebraréis como fiesta al SEÑOR; lo celebraréis por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua.  (15)  Siete días comeréis panes sin levadura; además, desde el primer día quitaréis toda levadura de vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel.  (16)  Y en el primer día tendréis una santa convocación, y otra santa convocación en el séptimo día; ningún trabajo se hará en ellos, excepto lo que cada uno deba comer. Sólo esto podréis hacer.  (17)  Guardaréis también la fiesta de los panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; por tanto guardaréis este día por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua.  (18)  En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde.  (19)  Por siete días no habrá levadura en vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado, esa persona será cortada de la congregación de Israel, ya sea extranjero o nativo del país.  (20)  No comeréis nada leudado; en todo lugar donde habitéis comeréis panes sin levadura."

La consecuencia de comer levadura en esos días es seria: “ser cortado de Israel”. Por eso es importante tratar de entenderlo…

“Ser cortado” no es lo mismo que “irse al infierno”.  Más bien, se refiere a no pertenecer a Israel, o a no entrar al Reino de Dios.  Jesús explicó que cuando somos salvos, “vemos el Reino” (Juan 3:3), pero para entrar debemos cambiar nuestro estilo de vida, ajustándolo a las normas del Reino de Dios (“nacer del agua y del espíritu” que implica dejar al viejo hombre atrás—Juan 3:5-6). Entrar al Reino implica hacer lo que el Rey mande; si no lo hacemos, correremos el riesgo de ser “cortados”.

Cuando nos entregamos al Señor, no debemos conformarnos con recibir el perdón de los pecados pasados, sino debemos dar el paso de comprometernos, de ese momento en adelante, a sacar todo pecado (levadura) de nuestras vidas. 

Por eso la Pascua es seguida de siete días de Panes Sin Levadura…

Sacar la levadura física de la casa es tan solo la sombra de lo que debemos hacer con la levadura real, que es la espiritual.  De balde es que la casa física esté pulcra, sin una miga de pan, si nuestros corazones están llenos de levadura espiritual (con resentimientos, odio, envidia, religiosidad, hipocresía, etc.).

LEVADURA ESPIRITUAL
En un sentido espiritual, ¿qué representa la Levadura?  Jesús lo explicó…
(Mateo 16:6-12)  Y Jesús les dijo: Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.  (7)  Y ellos discutían entre sí, diciendo: Lo dice porque no tomamos panes.  (8)  Pero Jesús, dándose cuenta, dijo: Hombres de poca fe, ¿por qué discutís entre vosotros que no tenéis pan?  (9)  ¿Todavía no entendéis ni recordáis los cinco panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogisteis?  (10)  ¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?  (11)  ¿Cómo es que no entendéis que no os hablé de los panes? Pero guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.  (12)  Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.

Jesús dijo que la levadura es la enseñanza de los fariseos y saduceos.
Pero, ¿cuál era ésta?  Básicamente son dos cosas:

a. Hipocresía: Hablan, pero no hacen.
(Lucas 12:1-5)  En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.  (2)  Y nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse.  (3)  Por lo cual, todo lo que habéis dicho en la oscuridad se oirá a la luz, y lo que habéis susurrado en las habitaciones interiores, será proclamado desde las azoteas.  (4)  Y yo os digo, amigos míos: no temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no tienen nada más que puedan hacer.  (5)  Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!

(Mateo 23:1-3)  Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos,  (2)  diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés.  (3)  De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen.

[Nota: Todo el capítulo 23 de Mateo habla de la hipocresía de los fariseos].

b. Religiosidad: Ponen la tradición de los hombres antes que la Ley de Dios
(Mateo 15:1-9)  Entonces se acercaron a Jesús algunos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:  (2)  ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las manos cuando comen pan.  (3)  Y respondiendo El, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios a causa de vuestra tradición?  (4)  Porque Dios dijo: "HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE," y: "QUIEN HABLE MAL DE su PADRE O DE su MADRE, QUE MUERA."  (5)  Pero vosotros decís: "Cualquiera que diga a su padre o a su madre: 'Es ofrenda a Dios todo lo mío con que pudieras ser ayudado',  (6)  no necesitará más honrar a su padre o a su madre." Y así invalidasteis la palabra de Dios por causa de vuestra tradición.  (7)  ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros cuando dijo:  (8)  "ESTE PUEBLO CON LOS LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZON ESTA MUY LEJOS DE MI.  (9)  "MAS EN VANO ME RINDEN CULTO, ENSEÑANDO COMO DOCTRINAS PRECEPTOS DE HOMBRES."

Jesús (heb. Yeshua) nos dio el regalo de la salvación al morir por nosotros en la cruz, como Cordero de Dios (1 Ped. 1:18-18).  Pascua es la celebración de la salvación, y Panes Sin Levadura es nuestra respuesta a esa salvación, limpiando nuestras vidas y viviendo una vida digna del sacrificio del Señor. 

Pero si seguimos viviendo como si nada (con levadura, en pecado), la Biblia dice que equivale a menospreciar tan santo sacrificio, y el Señor no tomará eso a la ligera.
(Hebreos 10:26-29)  Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados,  (27)  sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. (28)  Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.  (29)  ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia?

Dios nos ha limpiado para que vivamos en santidad, y no para que regresemos al fango del pecado. Esto es lo que celebramos y recordamos en la Fiesta de Panes Sin Levadura.

Celebremos…
Pablo dice que celebremos la Pascua, sin la levadura espiritual (malicia y maldad, e implícito también: la hipocresía).  
(1 Corintios 5:6-8)  Vuestra jactancia no es buena. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?  (7)  Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.  (8)  Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad. 

Si vamos a celebrar la Pascua y Panes Sin Levadura, que sea con un genuino corazón, examinando si hay algo en nuestros corazones que pueda considerarse como levadura espiritual. 

Oremos…
Inspirados en el Salmo 51, oremos…

Señor, gracias por haber sido nuestro Cordero de Pascua, y moriste por nuestros pecados. Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a lo inmenso de tu compasión, borra mis transgresiones.  Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado.  Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí.  Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas. 

Pero ya he recibido tu perdón al reconocerte como mi Salvador.  Y aun hoy te reconozco como mi Señor.  Por lo tanto, viviré para hacer Tu Voluntad.  He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría.  En estos días de Panes Sin Levadura, quiero limpiar mi vida y sacar la levadura espiritual que aun haya en mí.  Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.  Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.  Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.

(Salmo 51:1-10) 

martes, 19 de abril de 2011

PANES SIN LEVADURA: Precio de la Libertad

ALTO PRECIO

Muchas veces no apreciamos lo que se nos da por regalado. En cambio, cuando pagamos un alto precio, lo valoramos más.

Nuestra redención costó un muy alto precio: la sangre del Cordero.
(1 Pedro 1:18-19) sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, (19) sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.

Nuestra redención costo cara, pero a nosotros se nos da gratis. Por eso el Señor nos pide que lo recordemos a través de las fiestas, año tras año, para que no olvidemos el gran regalo que Él nos ha dado y no perdamos el agradecimiento por lo que Él hizo.

Dios no necesita nuestro agradecimiento, pero nosotros sí lo necesitamos. No debemos olvidar lo que el Señor ha hecho por nosotros. Él nos sacó de la esclavitud a la libertad; habiendo estado muertos, nos dio vida.

ESCLAVOS
Parte de nuestra muestra de agradecimiento por la redención es vivir como Dios manda. Dios no nos libertó para que volvamos otra vez a ponernos cadenas ni ataduras. Él quiere que seamos libres. Para ello, debemos limpiarnos de pecado.

Antes éramos esclavos al pecado. El esclavo no hace lo que quiere, sino lo que le dicta su amo. Si somos esclavos del pecado, aunque queramos hacer el bien, no podemos.
(Romanos 7:14-19) Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. (15) Porque lo que hago, no lo entiendo; porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago. (16) Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena. (17) Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. (18) Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. (19) Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico.

Los israelitas nacieron siendo esclavos del Faraón; de la misma manera, todo ser humano nace siendo esclavo del pecado. Ese es el amo a quien servimos.

Pero Dios le dijo a Faraón: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva”. El Señor nos quería redimir para que dejemos de servir al pecado, y le sirvamos a El.

Dios nos sacó de Egipto, de la esclavitud del pecado, y ahora somos libres. Pero esa libertad no es para hacer lo que cada uno quiera, sino para hacer el bien.

Pablo lo explica de la siguiente manera:
(Romanos 6:16-18) ¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? (17) Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, os hicisteis obedientes de corazón a aquella forma de enseñanza a la que fuisteis entregados; (18) y habiendo sido libertados del pecado, os habéis hecho siervos de la justicia.


SIERVOS DE JUSTICIA
Muchos quieren que Dios los salve de las “consecuencias” del pecado, pero quieren seguir haciendo lo que quieran. Eso no es libertad, sino libertinaje.

Dios pagó un alto precio por nuestra redención, para que vivamos en libertad, no para que volvamos a caer en pecado.

Esto no quiere decir que luego de ser “salvos” no volveremos a pecar. Mientras que aún haya iniquidad en el mundo, podemos fallar. La diferencia es que ahora el pecado ya no se enseñorea sobre nosotros (a menos que lo permitamos). Ahora, si un creyente peca, puede arrepentirse y comenzar de nuevo. Dios es nuestro Señor, y Él está interesado en que sirvamos a la justicia, y no al pecado.

Esto es lo que celebramos en la semana de Panes Sin Levadura. Recordamos que ya salimos de Egipto, y ahora debemos vivir sin levadura, sin pecado, en nuestras vidas.

La forma en que mostramos agradecimiento por el regalo de redención es siendo siervos de la justicia.

PANES SIN LEVADURA

La Pascua va acompañada de otras dos fiestas:

*  Panes Sin Levadura               del 15 al 21 de Nisán
*  Primicias o Primero Frutos    el día después del día de reposo (domingo)


PANES SIN LEVADURA
La Fiesta de los Panes Sin Levadura es la segunda fiesta de redención.  En hebreo se conoce como Jag HaMatza.
(Levítico 23:6-8) El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura para el SEÑOR; por siete días comeréis pan sin levadura. (7) En el primer día tendréis una santa convocación; no haréis ningún trabajo servil. (8) Y durante siete días presentaréis al SEÑOR una ofrenda encendida. El séptimo día es santa convocación; no haréis ningún trabajo servil.

Esta fiesta se celebra durante siete días, del 15 al 21 de Nisán. En todos estos días, el pan que se coma debe ser “SIN levadura”, de allí su nombre. El primero y él último de estos siete días serán considerados como días de reposo.

En el contexto de la Pascua, se mencionan estos siete días de fiesta.
(Éxodo 12:14-20) Y este día os será memorable y lo celebraréis como fiesta al SEÑOR; lo celebraréis por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua. (15) Siete días comeréis panes sin levadura; además, desde el primer día quitaréis toda levadura de vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel. (16) Y en el primer día tendréis una santa convocación, y otra santa convocación en el séptimo día; ningún trabajo se hará en ellos, excepto lo que cada uno deba comer. Sólo esto podréis hacer. (17) Guardaréis también la fiesta de los panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; por tanto guardaréis este día por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua. (18) En el mes primero comeréis los panes sin levadura, desde el día catorce del mes por la tarde, hasta el día veintiuno del mes por la tarde. (19) Por siete días no habrá levadura en vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado, esa persona será cortada de la congregación de Israel, ya sea extranjero o nativo del país. (20) No comeréis nada leudado; en todo lugar donde habitéis comeréis panes sin levadura.

¿Por qué debemos quitar la levadura de nuestras casas en los días después de la Pascua? ¿Qué relación tiene esto con la Pascua y el proceso de redención? ¿Por qué es tan dura la pena de aquellos que coman algo leudado en esos días? Estas son las preguntas que trataremos de responder a continuación…


SALIMOS DE EGIPTO
La razón que da la Biblia para celebrar esta fiesta es ésta:
(Deuteronomio 16:1-3)  Observarás el mes de Abib y celebrarás la Pascua al SEÑOR tu Dios, porque en el mes de Abib el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto de noche. (2) Y sacrificarás la Pascua al SEÑOR tu Dios con ofrendas de tus rebaños y de tus manadas, en el lugar que el SEÑOR escoja para poner allí su nombre. (3) No comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción (porque aprisa saliste de la tierra de Egipto), para que recuerdes todos los días de tu vida el día que saliste de la tierra de Egipto.

La fiesta de los Panes Sin Levadura está relacionada con la salida de Egipto.

La Biblia cuenta que los israelitas salieron de prisa de Egipto, luego de celebrar la Pascua. Pero salieron con panes sin levadura, ya que no dio tiempo a que el pan que habían preparado en la noche creciera.

Pero, ¿por qué el Señor pone tanto énfasis en el pan, y no en tantas otras cosas que estaban pasando en ese momento de liberación? El énfasis está en lo que representa la levadura.

LEVADURA
La levadura es un hongo microscópico que tiene la capacidad para descomponer y fermentar los alimentos. En el caso del pan, la levadura hace crecer el pan, hasta que queda suave e inflado. En contraste, el pan sin levadura queda plano. Sin levadura, el pan queda tal como es, como una galleta, pero si sufre los efectos de la levadura, éste crece y se infla. Se convierte en algo que no es, pero que tiene una apariencia más apetecible. En este sentido, algunos comentaristas comparan el pan sin levadura con la humildad, y el pan leudad con el orgullo.

Hay varios tipos de levadura mencionados en la Biblia:

a. La levadura de los fariseos
(Lucas 12:1) En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.

Los fariseos eran la gente más religiosa. Conocían la ley a la perfección; lamentablemente no la ponían en práctica. Les gusta cumplir con los ritos religiosos, pero no les interesa conocer el “espíritu de la Ley”, es decir, la razón detrás de los mandamientos para conocer el corazón de Dios. Conocen la religión, pero no a Dios.

(Mateo 23:1-7) Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a sus discípulos, (2) diciendo: Los escribas y los fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. (3) De modo que haced y observad todo lo que os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. (4) Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. (5) Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues ensanchan sus filacterias y alargan los flecos de sus mantos; (6) aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, (7) y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí.

(Lucas 11:39-42) Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de afuera del vaso y del plato; pero por dentro estáis llenos de robo y de maldad. (40) Necios, el que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? (41) Dad más bien lo que está dentro como obra de caridad, y entonces todo os será limpio. (42) Mas ¡ay de vosotros, fariseos!, porque pagáis el diezmo de la menta y la ruda y toda clase de hortaliza, y sin embargo pasáis por alto la justicia y el amor de Dios; pero esto es lo que debíais haber practicado sin descuidar lo otro.

(Mateo 15:7-9) ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de vosotros cuando dijo: (8) Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mí. (9) Mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres.

En síntesis, la “levadura” de los fariseos es la hipocresía y la religiosidad.


b. La levadura de los saduceos.
(Mateo 16:6) Y Jesús les dijo: Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos.

(Mateo 16:12) Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos.

Ya mencionamos a los fariseos, pero ¿cuál era la enseñanza de los saduceos?
Ellos también eran gente religiosa, pero tenían diferencias doctrinales con los fariseos.
(Hechos 23:8) Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu, mas los fariseos creen todo esto.

Los saduceos no creían en lo sobrenatural ni en las manifestaciones del Espíritu Santo.  Si uno no cree en el poder del Espíritu para transformar nuestras vidas, seguiremos viviendo con ataduras que no nos permiten entrar en la libertad que el Señor ha comprado para nosotros con Su Sangre.

Los saduceos tampoco creían en la resurrección, lo cual los lleva a vivir sólo para el momento, para esta vida, en lugar de tener los ojos puestos en la vida eterna.
(Marcos 12:18) Y algunos saduceos (los que dicen que no hay resurrección) se le acercaron, y le preguntaban...
(Marcos 12:24-27) Jesús les dijo: ¿No es ésta la razón por la que estáis equivocados: que no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios? (25) Porque cuando resuciten de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán como los ángeles en los cielos. (26) Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza ardiendo, cómo Dios le habló, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? (27) El no es Dios de muertos, sino de vivos; vosotros estáis muy equivocados.


c. La levadura de Herodes.
(Marcos 8:15) Y El les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.

Aunque muchos tengan una mala impresión de Herodes, él era una persona muy involucrada con los asuntos religiosos. Se hacía pasar como “hombre piadoso”, pero en realidad no vivía como Dios manda.

A Herodes le llamaba mucho la atención lo que predicaba Juan el Bautista (Mar. 6:20). Sin embargo, sus mensajes sólo lo emocionaban y le “picaban los oídos”, pero no estuvo dispuesto a dar pasos de arrepentimiento y cambio. Prefería quedar bien con la gente que con Dios. Al final, él mandó a cortar la cabeza de Juan para quedar bien con sus invitados (Mar. 6:14-28).


d. La levadura de Corinto.
El mensaje de Pablo a la iglesia en Corintio hace referencia a la levadura.
(1 Corintios 5:6-8) No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? (7) Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. (8) Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

Uno de los principales pecados en Corinto, aún entre los miembros de la iglesia, era la sensualidad y la fornicación.
(1 Corintios 5:1-2) En efecto, se oye que entre vosotros hay inmoralidad, y una inmoralidad tal como no existe ni siquiera entre los gentiles, al extremo de que alguno tiene la mujer de su padre. (2) Y os habéis vuelto arrogantes en lugar de haberos entristecido, para que el que de entre vosotros ha cometido esta acción fuera expulsado de en medio de vosotros.

La levadura de los Corintios es la tolerancia al pecado entre los miembros de la iglesia .

No hay duda que somos salvos por gracia, y la sangre del Cordero nos limpia de todo pecado. Pero una vez perdonados, debemos dejar atrás el pecado y comenzar a dar fruto de arrepentimiento.
(1 Corintios 6:8-11) Por el contrario, vosotros mismos cometéis injusticias y defraudáis, y esto a los hermanos. (9) ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os dejéis engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, (10) ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. (11) Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.

Si fuimos limpios, ya no debemos revolcarnos en el lodo del pecado (2 Cor. 12:20-21).

Esto es precisamente lo que nos enseña la Fiesta de Panes Sin Levadura…


FRUTO DE LA REDENCIÓN
En la fiesta celebramos que fuimos liberados de la esclavitud—de Egipto y del pecado.
(Exodo 12:17) Guardaréis también la fiesta de los panes sin levadura, porque en ese mismo día saqué yo vuestros ejércitos de la tierra de Egipto; por tanto guardaréis este día por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua.

En la Pascua celebramos el regalo de redención que Dios nos dio, gracias a la sangre del Cordero. En Panes sin Levadura comenzamos a dar el fruto del regalo de esa redención, y lo hacemos quitando la levadura de nuestras vidas.

Los siete días de Panes Sin Levadura es un tiempo para meditar y analizar si aún tenemos levadura que sacar. La mejor forma de apreciar la redención es vivir en libertad, lo cual logramos al quitarnos las cadenas de impiedad que no nos dejan ser libres y vivir en nuestro completo potencial.

Por ejemplo: la falta de perdón no nos deja asociarnos con todas las personas con libertad; la envidia no nos permite apreciar lo que ya tenemos; el miedo nos permite vivir confiadamente y en paz. Estos son sólo unos pocos ejemplos de todo lo que debemos buscar en estos días de fiesta.

Muchos judíos hacen esa limpieza año tras año, sacando la levadura de sus casas. Pero de nada sirve una limpieza física si no va acompañada de una limpieza espiritual y aún emocional. Si alguno de ustedes ha realizado una limpieza profunda en su hogar, sabrán lo que esto implica. Se abren todas las gavetas, y se limpia cada esquina y recodo de la casa. Nada queda sin ser sacudido, barrido, trapeado, pulido, limpiado.

La limpieza de la levadura es más que un rito que uno debe hacer para “ganarse la salvación”. La realidad es que nosotros no nos ganamos la redención, porque no la merecemos. No hay justo, ni hay uno (Rom. 3:10).
El Cordero de Dios pagó por nuestra redención; ahora nosotros debemos vivir de tal forma que honre el precio que se pagó por salvarnos. Dios nos sacó de Egipto y nos lleva a la Tierra Prometida, pero luego Él espera que nosotros venzamos a los enemigos de la tierra y los saquemos de nuestra vida.
(1 Corintios 5:7-8) No es buena vuestra jactancia. ¿Acaso no sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? (7) Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois, sin levadura, porque nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. (8) Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.

Ahora que estamos en la Semana de Panes Sin Levadura, examinémonos. Saquemos la levadura de las malas intenciones, de rebeldía, de hipocresía, de religiosidad. Vivamos una vida en libertad, con sinceridad y verdad. Luego de haber sido perdonados y liberados, no nos presentamos ante Dios con manos vacías, sino con muestras de arrepentimiento.
(Éxodo 23:15) Guardarás la fiesta de los panes sin levadura. Siete días comerás pan sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo señalado del mes de Abib, pues en él saliste de Egipto. Y nadie se presentará ante mí con las manos vacías.