Mostrando entradas con la etiqueta Zacarías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zacarías. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de septiembre de 2013

Zacarías 14:9-21


REY DE TODA LA TIERRA
Jesús será el rey de toda la Tierra.
(Zac. 14:9)  Y el SEÑOR será rey sobre toda la tierra; aquel día el SEÑOR será uno, y uno su nombre. 

La geografía del entorno de Jerusalén va a cambiar…
(10)  Toda la tierra se volverá como una llanura desde Geba hasta Rimón, al sur de Jerusalén; pero ésta se levantará y será habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta Primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey. 

Los montes que están alrededor de Jerusalén van a bajar de altura, para que Jerusalén sobresalga.  Esto mismo vio el profeta Miqueas…
(Miqueas 4:1-4)  Y sucederá en los últimos días que el monte de la casa del SEÑOR será establecido como cabeza de los montes; se elevará sobre las colinas, y afluirán a él los pueblos.  (2)  Vendrán muchas naciones y dirán: Venid y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob, para que El nos instruya en sus caminos, y nosotros andemos en sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.  (3)  El juzgará entre muchos pueblos, y enjuiciará a naciones poderosas y lejanas; entonces forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.  (4)  Cada uno se sentará bajo su parra y bajo su higuera, y no habrá quien los atemorice, porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha hablado.

Jerusalén será más alta, no sólo en altitud física sino en estatura espiritual.  Ella se establecerá como el faro de luz para todo el mundo. La principal razón es porque el Señor Jesús vivirá allí, y en ese lugar estará su trono y el Templo. 
(Zac. 14:11)  Y habitarán en ella y no habrá más maldición; y Jerusalén habitará en seguridad. 

DESTINO DE LOS REBELDES
En contraste con la paz y seguridad que se vivirá en Jerusalén, vemos que los pueblos que se rebelen contra el Señor sufrirán destrucción…
(Zac. 14:12-15)  Esta será la plaga con que el SEÑOR herirá a todos los pueblos que han hecho guerra contra Jerusalén: se pudrirá su carne estando ellos aún de pie, y se pudrirán sus ojos en sus cuencas, y su lengua se pudrirá en su boca.  (13)  Y sucederá aquel día que habrá entre ellos un gran pánico del SEÑOR; y cada uno agarrará la mano de su prójimo, y levantará su mano contra la mano de su prójimo.  (14)  También Judá peleará en Jerusalén; y se amontonarán las riquezas de todas las naciones circunvecinas: oro, plata y vestidos en gran abundancia.  (15)  Como aquella plaga así será la plaga del caballo, del mulo, del camello, del asno y de todos los animales que haya en aquellos campamentos. 

Es posible que esta guerra de las naciones contra Jerusalén y contra el Señor sea la batalla final que se menciona en Apocalipsis, la cual sucederá al final del Milenio…
(Apocalipsis 20:7-10)  Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión,  (8)  y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla; el número de ellas es como la arena del mar.  (9)  Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.  (10)  Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Ezequiel también habla de esta guerra en detalle (Ezequiel cap. 38).

Joel profetizó que el Señor defenderá y reivindicará a Jerusalén.
(Joel 3:16-21)  El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel.  (17)  Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por ella.  (18)  Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim.  (19)  Egipto será una desolación, y Edom será un desierto desolado, por la violencia hecha a los hijos de Judá, en cuya tierra han derramado sangre inocente.  (20)  Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén por todas las generaciones.  (21)  Y yo vengaré su sangre, que aún no he vengado, pues el SEÑOR habita en Sion.

El Señor hará guerra hasta que todos los pueblos de la Tierra se sometan a El…y toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Él es el Rey (Rom. 14:11; Fil. 2:10)…
(Isaías 45:22-25)  Volveos a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios, y no hay ningún otro.  (23)  Por mí mismo he jurado, ha salido de mi boca en justicia una palabra que no será revocada: Que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua jurará lealtad.  (24)  De mí dirán: "Sólo en el SEÑOR hay justicia y fuerza." A El vendrán y serán avergonzados todos los que contra El se enojaron.  (25)  En el SEÑOR será justificada y se gloriará toda la descendencia de Israel.

SUCOT EN EL MILENIO
Mucha gente va a vivir en Jerusalén, y por eso sus murallas se extenderán.  Pero también el resto del mundo seguirá poblado.  Los líderes de todas las naciones estarán sujetos al Señor, quien reinará desde Jerusalén.  Todos estarán obligados a presentarse cada año ante el Señor.
(Zac. 14:16)  Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 



La fecha en que las naciones deben ir a Jerusalén es del 15 al 21 de Tishri (7° mes del calendario bíblico), fechas en las que se celebra la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot). Evidentemente seguiremos celebrando las fiestas durante el Milenio.

Y quienes no quieran ir a Jerusalén a rendir homenaje al Rey de reyes, entonces recibirán castigo…
(Zac. 14:17-19)  Y sucederá que los de las familias de la tierra que no suban a Jerusalén para adorar al Rey, SEÑOR de los ejércitos, no recibirán lluvia sobre ellos.  (18)  Y si la familia de Egipto no sube ni viene, entonces sobre ellos no habrá lluvia; será la plaga con la cual el SEÑOR herirá a las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos.  (19)  Este será el castigo de Egipto y el castigo de todas las naciones que no suban a celebrar la fiesta de los Tabernáculos. 

SANTIDAD AL SEÑOR
Cuando el Señor establezca Su Reino en Jerusalén, toda la Ciudad será santa, hasta las cosas más comunes...  
(Zac. 14:20-21)  En aquel día estará grabado en los cascabeles de los caballos: SANTIDAD AL SEÑOR. Y serán las ollas en la casa del SEÑOR como los tazones delante del altar.  (21)  Y toda olla en Jerusalén y en Judá será consagrada al SEÑOR de los ejércitos; todos los que ofrezcan sacrificios vendrán y tomarán de ellas y en ellas cocerán; y no habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel día.

Antes, la frase “Santidad al Señor” se encontraba grabada en la diadema del sumo sacerdote (Exo. 28:36; 39:30); pero durante el reinado de Jesús, absolutamente todo será santo, hasta los utensilios de uso cotidiano. 



Esta santidad incluye a las personas que se les permitirá vivir en Jerusalén. Deben ser santos, porque el Señor es santo (Heb. 12:14). 
(Isaías 4:3-6)  Y acontecerá que el que sea dejado en Sion y el que quede en Jerusalén será llamado santo: todos los que estén inscritos para vivir en Jerusalén.  (4)  Cuando el Señor haya lavado la inmundicia de las hijas de Sion y haya limpiado la sangre derramada  de en medio de Jerusalén con el espíritu del juicio y el espíritu abrasador,  (5)  entonces el SEÑOR creará sobre todo lugar del monte Sion y sobre sus asambleas, una nube durante el día, o sea humo, y un resplandor de llamas de fuego por la noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel;  (6)  será un cobertizo para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia.

Zacarías termina diciendo: “No habrá más mercader en la casa del SEÑOR de los ejércitos en aquel día”.
Este es el día que añoraba ver Jesús cuando limpió el Templo (Mat. 21:12-13).  El Señor sabía que no había llegado el tiempo, pero lo hizo como una sombra de lo que vendría.  Finalmente Jerusalén será una Ciudad Santa, y el Templo ya no será mercado ni cueva de ladrones, porque todo será santo y consagrado al Señor.

Terminemos leyendo la profecía de Isaías referente a la restauración de Jerusalén:
(Isaías 52:1)  Despierta, despierta, vístete de tu poder, oh Sion; vístete de tus ropajes hermosos, oh Jerusalén, ciudad santa. Porque el incircunciso y el inmundo no volverán a entrar en ti.
(Isaías 52:8-15)  ¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz, a una gritan de júbilo porque verán con sus propios ojos cuando el SEÑOR restaure a Sion.  (9)  Prorrumpid a una en gritos de júbilo, lugares desolados de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo, ha redimido a Jerusalén.  (10)  El SEÑOR ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.  (11)  Apartaos, apartaos, salid de allí, nada inmundo toquéis; salid de en medio de ella, purificaos, vosotros que lleváis las vasijas del SEÑOR.  (12)  Pues no saldréis precipitadamente, ni iréis como fugitivos; porque delante de vosotros irá el SEÑOR, y vuestra retaguardia será el Dios de Israel.  (13)  He aquí, mi siervo prosperará, será enaltecido, levantado y en gran manera exaltado.  (14)  De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres.  (15)  Ciertamente El asombrará a muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante El; porque lo que no les habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán.


Zacarías 14:4-8


VENDRÁ COMO SE FUE
En el libro de Hechos leemos acerca del momento en que Jesús dejó esta Tierra y se fue al Cielo…
(Hechos 1:9-11)  Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos.  (10)  Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas,  (11)  que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo.


Así como se fue, Él vendrá de nuevo…vendrá en una nube, y pondrá sus pies en el Monte de los Olivos, antes de entrar a Jerusalén.  Zacarías recibió esa revelación de la venida del Mesías…
(Zacarías 14:4)  Sus pies se posarán aquel día en el monte de los Olivos, que está frente a Jerusalén, al oriente; y el monte de los Olivos se hendirá por el medio, de oriente a occidente, formando un enorme valle, y una mitad del monte se apartará hacia el norte y la otra mitad hacia el sur.

El Monte de los Olivos se va a partir en dos, cuando el Mesías ponga sus pies sobre él.  Posiblemente esa división sea producida por un terremoto, por lo que dice el profeta Nahum…
(Nahum 1:5-10)  Los montes tiemblan ante El, y los collados se derriten; sí, en su presencia se levanta la tierra, el mundo y todos los que en él habitan.  (6)  En presencia de su indignación, ¿quién resistirá? ¿Quién se mantendrá en pie ante el ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego, y las rocas se despedazan ante El.  (7)  Bueno es el SEÑOR, una fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en El se refugian.  (8)  Pero con inundación desbordante pondrá fin a Nínive, y perseguirá a sus enemigos aun en las tinieblas.  (9)  Lo que traméis contra el SEÑOR, El lo hará completa destrucción; no surgirá dos veces la angustia.  (10)  Porque ellos como espinos enmarañados, y ebrios con su bebida, serán consumidos como paja totalmente seca.

Habacuc también profetizó algo similar…
(Habacuc 3:6)  Se detuvo, e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas antiguas. Sus caminos son eternos.

Zacarías dice que todos se estremecerán al presenciar la Venida del Señor…
(Zac. 14:5)  Y huiréis al valle de mis montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis tal como huisteis a causa del terremoto en los días de Uzías, rey de Judá. Y vendrá el SEÑOR mi Dios, y todos los santos con El. 

SEÑALES DEL DÍA
A lo largo de la Biblia, vemos que el Señor envía señales de los Cielos para hablarnos de los tiempos y revelarnos Su Plan.  Según lo que profetizó Zacarías, parece que en el Día del Señor habrá un eclipse…
(Zac. 14:6-7)  Y sucederá que en aquel día no habrá luz; las luminarias se oscurecerán.  (7)  Será un día único, conocido sólo del SEÑOR, ni día ni noche; y sucederá que a la hora de la tarde habrá luz. 



Lo curioso es que en el día habrá oscuridad, pero en la tarde habrá luz, que seguramente emanará del Señor (Apoc. 21:23; Isa. 60:19-20).

Como ya vimos anteriormente, Joel profetizó lo mismo sobre ese día…
(Joel 3:14-17)  Multitudes, multitudes en el valle de la decisión. Porque cerca está el día del SEÑOR en el valle de la decisión.  (15)  El sol y la luna se oscurecen, y las estrellas pierden su resplandor.  (16)  El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel.  (17)  Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por ella.

El Señor no sólo se va a manifestar con luz, sino también con agua…

AGUAS VIVAS
(Zac. 14:8)  En aquel día sucederá que brotarán aguas vivas de Jerusalén, una mitad hacia el mar oriental y la otra mitad hacia el mar occidental, será lo mismo en verano que en invierno. 

También Joel y Ezequiel profetizaron sobre este río que saldrá del Templo…
(Joel 3:18)  Y sucederá que en aquel día los montes destilarán vino dulce, las colinas manarán leche, y por todos los arroyos de Judá correrán las aguas; brotará un manantial de la casa del SEÑOR y regará el valle de Sitim.

(Ezequiel 47:1-12)  Después me hizo volver a la entrada del templo; y he aquí, brotaban aguas de debajo del umbral del templo hacia el oriente, porque la fachada del templo daba hacia el oriente. Y las aguas descendían de debajo, del lado derecho del templo, al sur del altar.  (2)  Me sacó por la puerta del norte y me hizo dar la vuelta por fuera hasta la puerta exterior, por la puerta que da al oriente. Y he aquí, las aguas fluían del lado sur.  (3)  Cuando el hombre salió hacia el oriente con un cordel en la mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta los tobillos.  (4)  Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta las rodillas. De nuevo midió otros mil y me hizo pasar por las aguas, con el agua hasta la cintura.  (5)  Y midió otros mil; y ya era un río que yo no pude vadear, porque las aguas habían crecido, aguas que tenían que pasarse a nado, un río que no se podía vadear.  (6)  Entonces me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Me llevó y me hizo volver a la orilla del río.  (7)  Y cuando volví, he aquí, en la orilla del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.  (8)  Y me dijo: Estas aguas salen hacia la región oriental y descienden al Arabá; luego siguen hacia el mar y desembocan en el mar; entonces las aguas del mar quedan purificadas.  (9)  Y sucederá que dondequiera que pase el río, todo ser viviente que en él se mueve, vivirá. Y habrá muchísimos peces, porque estas aguas van allá, y las otras son purificadas; así vivirá todo por donde pase el río.  (10)  Y junto a él se pararán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim habrá un lugar para tender las redes. Sus peces serán según sus especies, como los peces del mar Grande, numerosísimos.  (11)  Pero sus pantanos y marismas no serán purificados; serán dejados para salinas.  (12)  Junto al río, en su orilla, a uno y otro lado, crecerán toda clase de árboles que den fruto para comer. Sus hojas no se marchitarán, ni faltará su fruto. Cada mes darán fruto porque sus aguas fluyen del santuario; su fruto será para comer y sus hojas para sanar.

Este río no sólo estará durante el Milenio, sino también en la Nueva Jerusalén, cuando el Señor haga nuevos cielos y nueva tierra…y lo mismo aplica a la luz que emana del Señor…
(Apoc. 22:1-5)  Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero,  (2)  en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de  fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones.  (3)  Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.  (4)  Ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.  (5)  Y ya no habrá más noche, y no tendrán necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y reinarán por los siglos de los siglos.


El agua surge del trono de Dios, y la luz emana de la Presencia del Señor.

Zacarías 14:1-3


En el capítulo 14, Zacarías profetiza acerca del “Día del Señor”, específicamente en relación con Jerusalén. 



DÍA DEL SEÑOR
El “Día del Señor” (heb. Yom L’Yahweh) es ese día profético en que Jesús descenderá del Cielo para establecer Su Reino en la Tierra.  Será el día más maravilloso, pero también el más temible (Joel 2; Ezequiel 30; Malaquías 4; Sofonías 1:14-18). 

Será el día más temible…porque el Señor castigará a todo aquel que no se haya arrepentido, y derrotará a todo enemigo que no se someta a Sus pies.
Pero también será el día más maravilloso…porque, en ese día, el Señor borrará toda iniquidad.  Ese es el día del perdón para todo aquel que en humildad se arrepienta.

El profeta Malaquías habla de los dos lados de ese día…
(Malaquías 4:1-5)  Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego—dice el SEÑOR de los ejércitos—que no les dejará ni raíz ni rama.  (2)  Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.  (3)  Y hollaréis a los impíos, pues ellos serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo actúe—dice el SEÑOR de los ejércitos.  (4)  Acordaos de la ley de mi siervo Moisés, de los estatutos y las ordenanzas que yo le ordené en Horeb para todo Israel.  (5)  He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del SEÑOR, día grande y terrible.

DIA DE EXPIACIÓN
Según el calendario bíblico, el Día del Señor tendrá su cumplimiento mesiánico en una fiesta: el Día de Expiación (heb. Yom Kipur).  Esa es la fiesta más solemne en la que el Señor nos invita a humillarnos delante de Él para pedir perdón por nuestros pecados.  Se celebra el día 10 de Tishri (mes 7°; Lev. 23:26-32; Lev. 16).
(Lev. 16:29-31)  Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre vosotros;  (30)  porque en este día se hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR.  (31)  Os será día de reposo, de descanso solemne, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo.

El Señor nos pide que dediquemos ese día (Día de Expiación) a pedir perdón por nuestros pecados.  Esto lo haremos no sólo para ponernos a cuentas con Dios y santificarnos, sino también como repaso de la obra que el Señor hará en esa fecha, ya que es una fiesta profética. 

En su primera venida, el Mesías vino a morir por nuestros pecados, como el Cordero de la Pascua.  Pero en su segunda venida, vendrá a poner fin a la iniquidad (Día de Expiación), y a establecer Su Reino en la Tierra (Tabernáculos).   
(Hebreos 9:28)  Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.

El “Día del Señor” será la “meta final” de las 70 Semanas de Daniel.  
(Daniel 9:24)  Setenta semanas han sido decretadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para terminar con el pecado, para expiar la iniquidad, para traer justicia eterna, para sellar la visión y la profecía, y para ungir el lugar santísimo.

BATALLA CONTRA JERUSALÉN
Pero antes del perdón y la liberación, Zacarías anuncia que el Señor permitirá que Jerusalén sea tomada por los enemigos…
(Zac. 14:1-2)  He aquí, viene el día del SEÑOR cuando serán repartidos tus despojos en medio de ti.  (2)  Y yo reuniré a todas las naciones en batalla contra Jerusalén; y será tomada la ciudad y serán saqueadas las casas y violadas las mujeres; la mitad de la ciudad será desterrada, pero el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. 

Los años previos a la venida del Señor serán tiempos de tribulación.  El pueblo de Dios será perseguido, y el Señor mandará juicios (las trompetas y las copas de juicio; Apoc. 6-19).  Dios permitirá eso para darles a TODOS la oportunidad de arrepentirse antes que Él venga…porque cuando Él ponga los pies en Jerusalén, ya no habrá vuelta atrás…ya no habrá más tiempo para arrepentirse.

La Biblia nos habla con franqueza sobre lo que pasará para que no tomemos “ofensa” cuando estas cosas sucedan.  Pero junto con la advertencia, viene la esperanza…

La profecía nos es dada para que nos sirva como lámpara en el día oscuro.
(2 Pedro 1:19)  Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.

La Palabra nos da esperanza…que aunque pasemos por un momento difícil y oscuro, podemos estar seguros que pronto vendrá la redención.
(Romanos 8:18-25)  Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.  (19)  Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.  (20)  Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza  (21)  de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.  (22)  Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.  (23)  Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.  (24)  Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?  (25)  Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.

El Pueblo de Dios tiene la esperanza de la redención y restauración…
(1 Juan 3:2-3)  Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.  (3)  Y todo el que tiene esta esperanza puesta en El, se purifica, así como El es puro.

(Salmo 130:3-8)  SEÑOR, si tú tuvieras en cuenta las iniquidades, ¿quién, oh Señor, podría permanecer?  (4)  Pero en ti hay perdón, para que seas temido.  (5)  Espero en el SEÑOR; en El espera mi alma, y en su palabra tengo mi esperanza.  (6)  Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana; sí, más que los centinelas a la mañana.  (7)  Oh Israel, espera en el SEÑOR, porque en el SEÑOR hay misericordia, y en El hay abundante redención;  (8)  El redimirá a Israel de todas sus iniquidades.

Aunque el enemigo parezca estar ganando, no debemos apartar los ojos de la promesa y de la esperanza de salvación.  Aunque suframos por un tiempo, El Señor vendrá en el tiempo perfecto, y Él saldrá en defensa de Su pueblo y vencerá a todos los enemigos…
(Zac. 14:3)  Entonces saldrá el SEÑOR y peleará contra aquellas naciones, como cuando El peleó el día de la batalla. 

También Joel profetizó acerca de “Aquel Día”…
(Joel 3:1-2)  Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo, cuando yo restaure el bienestar de Judá y Jerusalén,  (2)  reuniré a todas las naciones, y las haré bajar al valle de Josafat. Y allí entraré en juicio con ellas a favor de mi pueblo y mi heredad, Israel, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra.

(Joel 3:12-17)  Despiértense y suban las naciones al valle de Josafat, porque allí me sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor.  (13)  Meted la hoz, que la mies está madura; venid, pisad, que el lagar está lleno; las tinajas rebosan, porque grande es su maldad.  (14)  Multitudes, multitudes en el valle de la decisión. Porque cerca está el día del SEÑOR en el valle de la decisión.  (15)  El sol y la luna se oscurecen, y las estrellas pierden su resplandor.  (16)  El SEÑOR ruge desde Sion y desde Jerusalén da su voz, y tiemblan los cielos y la tierra. Pero el SEÑOR es refugio para su pueblo y fortaleza para los hijos de Israel.  (17)  Entonces sabréis que yo soy el SEÑOR vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte. Y Jerusalén será santa, y los extranjeros no pasarán más por ella.

“Aquel Día” es el Día del Señor; será el día más temible, pero también el más maravilloso…

sábado, 14 de septiembre de 2013

Zacarías 13


FUENTE ABIERTA
El capítulo 13 continúa con el tema del capítulo anterior… Luego que la Casa de Judá reconozca al Mesías, el Señor les dará la oportunidad de lavar su pecado…
(Zac.13:1)  Aquel día habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para lavar el pecado y la impureza. 

Como Pablo explica en Romanos cap. 11, a los judíos les fue puesta una venda para que no pudieran reconocer al Mesías; y esto lo hizo para que las Buenas Nuevas de salvación no se quedaran sólo en Israel, sino que llegarán hasta los confines de la Tierra.  Pero al final, cuando llegue la plenitud de los gentiles (Rom. 11:25), el Mesías se revelará a los judíos.  Entonces ellos también podrán creer en el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29; 1 Pedro 1:18-21), pues sólo por la sangre de Cristo podemos ser salvos. Judá será salvo (Efe.2:8-9; Tito 3:5-6). Jeremías también habla de ese día…
(Jeremías 23:5-6)  He aquí, vienen días--declara el SEÑOR-- en que levantaré a David un Renuevo justo; y El reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra.  (6)  En sus días será salvo Judá, e Israel morará seguro; y este es su nombre por el cual será llamado: El SEÑOR, justicia nuestra.

(Jeremías 33:15-16)  En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar de David un Renuevo justo, y El hará juicio y justicia en la tierra.  (16)  En aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén morará segura, y este es el nombre con el cual será llamada: el SEÑOR, justicia nuestra.

Sin duda, esta limpieza es espiritual, para lavar el pecado y la impureza (Zac. 13:1), pero también habrá una señal física.  Ezequiel profetizó que luego que se edifique el Tercer Templo, en la segunda venida del Señor, se abrirá una fuente de aguas vivas en ese lugar.  Del Santuario saldrá un río que traerá vida a toda la región (Ezequiel 47:1-12).

NO MÁS ÍDOLOS NI FALSOS PROFETAS
Como parte de la limpieza de Su pueblo, el Señor va a asegurarse de quitar todo ídolo que quede en la Tierra, y también expulsará a los falsos profetas que han hablado mentiras a Su Pueblo.
(Zacarías 13:2)  Y sucederá aquel día—declara el SEÑOR de los ejércitos— que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados; también yo quitaré de la tierra a los profetas y al espíritu inmundo. 

Esto sucederá en los últimos tiempos, cuando el Señor Jesús venga por segunda vez.  Él limpiará la Ciudad, ya que el Anticristo y sus seguidores la habrán contaminado.  El Señor quitará todo ídolo y espíritu inmundo, y eliminará a todo profeta falso.

El pueblo mismo va a colaborar con el Señor, denunciando a los profetas falsos que queden en medio de ellos, aún los parientes…
(Zacarías 13:3)  Y sucederá que si alguno profetiza todavía, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: No vivirás porque has hablado falsamente en el nombre del SEÑOR; y su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán mientras profetiza. 

Suena drástico, pero eso es lo que la Ley requiere que se haga con los falsos profetas.
(Deut. 18:20)  Pero el profeta que hable con presunción en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta morirá.

(Deut. 13:1-11)  Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia una señal o un prodigio,  (2)  y la señal o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: Vamos en pos de otros dioses (a los cuales no has conocido) y sirvámosles,  (3)  no darás oído a las palabras de ese profeta o de ese soñador de sueños; porque el SEÑOR tu Dios te está probando para ver si amas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.  (4)  En pos del SEÑOR vuestro Dios andaréis y a El temeréis; guardaréis sus mandamientos, escucharéis su voz, le serviréis y a El os uniréis.  (5)  Pero a ese profeta o a ese soñador de sueños se le dará muerte, por cuanto ha aconsejado rebelión contra el SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto y te redimió de casa de servidumbre, para apartarte del camino en el cual el SEÑOR tu Dios te mandó andar. Así quitarás el mal de en medio de ti.  (6)  Si tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer que amas, o tu amigo entrañable, te incita en secreto, diciendo: Vamos y sirvamos a otros dioses (a quienes ni tú ni tus padres habéis conocido,  (7)  de los dioses de los pueblos que te rodean, cerca o lejos de ti, de un término de la tierra al otro),  (8)  no cederás ni le escucharás; y tu ojo no tendrá piedad de él, tampoco lo perdonarás ni lo encubrirás,  (9)  sino que ciertamente lo matarás; tu mano será la primera contra él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo.  (10)  Lo apedrearás hasta la muerte porque él trató de apartarte del SEÑOR tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.  (11)  Entonces todo Israel oirá y temerá, y nunca volverá a hacer tal maldad en medio de ti.

El castigo es tan drástico porque el pueblo tiende a no dudar de la palabra de los profetas…y un falso profeta puede desviar fácilmente al pueblo. 

Curiosamente, en lugar de arrepentirse, los falsos profetas tratarán de esconderse para huir del juicio.  Tratarán de hacerse pasar como ciudadanos comunes y corrientes. 

(Zacarías 13:4-6)  También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar,  (5)  sino que cada uno dirá: No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un hombre me vendió como esclavo en mi juventud.  (6)  Y alguien le dirá: ¿Qué son esas heridas en tu cuerpo? Y él responderá: Son aquéllas con que fui herido en casa de mis amigos. 

Los profetas solían hacer un show cuando recibían revelación.  Hacían movimientos tan violentos que terminaban lastimados.  Esas heridas las llevaban con orgullo.  Pero cuando los profetas falsos sean perseguidos, esas heridas los delatarán.

HIERE AL PASTOR, Y LAS OVEJAS SE DISPERSAN
Algunos comentaristas dicen que el versículo siguiente es una profecía mesiánica de la muerte de Jesús; pero ese argumento no parece cuadrar con el contexto, el cual habla de los falsos profetas. 
(Zac.13:7-8)  Despierta, espada, contra mi pastor, y contra el hombre compañero mío --declara el SEÑOR de los ejércitos. Hiere al pastor y se dispersarán las ovejas, y volveré mi mano contra los pequeños. (8) Y sucederá en toda la tierra --declara el SEÑOR-- que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; pero la tercera quedará en ella. 

Si seguimos el contexto, podemos aplicar esta palabra a los falsos profetas a quienes el pueblo los consideraba como sus pastores. El pueblo los siguió, en lugar de obedecer el orden de Dios, y por eso fueron dispersados. Las ovejas se desviaron porque no siguieron la voz del Señor (el Buen Pastor), sino que prefirieron seguir la voz de los falsos profetas que les decían lo que ellos querían oír…
Por con Dios no se juega; cada uno recibirá las consecuencias de sus acciones y decisiones.

Un mensaje similar profetizó también Jeremías…
(Jeremías 2:26-32)  Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se ha avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas;  (27)  los que dicen al leño: Mi padre eres tú, y a la piedra: Tú me engendraste. Porque ellos me han vuelto las espaldas, y no el rostro; pero en el tiempo de su calamidad dirán: Levántate y sálvanos.  (28)  Mas ¿dónde están tus dioses, los que hiciste para ti? Que se levanten, a ver si pueden salvarte en el tiempo de tu calamidad; porque según el número de tus ciudades son tus dioses, oh Judá.  (29)  ¿Por qué contendéis conmigo? Todos vosotros os habéis rebelado contra mí--declara el SEÑOR.  (30)  En vano he herido a vuestros hijos, no han aceptado corrección. Vuestra espada ha devorado a vuestros profetas como león destructor.  (31)  ¡Oh generación, atended a la palabra del SEÑOR! ¿He sido yo un desierto para Israel, o una tierra de densa oscuridad? ¿Por qué dice mi pueblo: Vaguemos libremente; no vendremos más a ti?  (32)  ¿Se olvida una virgen de sus adornos, o una novia de su atavío? Pues mi pueblo me ha olvidado por innumerables días.

FUEGO DE REFINADOR
A nadie le gusta oír sobre el juicio de Dios…pero aun eso es misericordia, pues el Señor nos sacude para hacernos reaccionar y que así podamos abrir los ojos a la verdad y regresar a sus caminos.  En momentos cruciales, el Señor hace pasar a Su pueblo por “fuego purificador”, que pone a prueba lo que creemos.
(Salmo 66:10-12)  Porque tú nos has probado, oh Dios; nos has refinado como se refina la plata.  (11)  Nos metiste en la red; carga pesada pusiste sobre nuestros lomos.  (12)  Hiciste cabalgar hombres sobre nuestras cabezas; pasamos por el fuego y por el agua, pero tú nos sacaste a un lugar de abundancia.



Zacarías habla de este fuego purificador:
(Zac. 13:9)  Y meteré la tercera parte en el fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre, y yo le responderé; diré: El es mi pueblo, y él dirá: El SEÑOR es mi Dios.

También el profeta Malaquías habla de este fuego purificador, y lo relaciona con la venida del Señor…
(Malaquías 3:2-7)  ¿Pero quién podrá soportar el día de su venida? ¿Y quién podrá mantenerse en pie cuando El aparezca? Porque El es como fuego de fundidor y como jabón de lavanderos.  (3)  Y El se sentará como fundidor y purificador de plata, y purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como a oro y como a plata, y serán los que presenten ofrendas en justicia al SEÑOR.  (4)  Entonces será grata al SEÑOR la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño y como en los años pasados.  (5)  Y me acercaré a vosotros para el juicio, y seré un testigo veloz contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los que juran en falso y contra los que oprimen al jornalero en su salario, a la viuda y al huérfano, contra los que niegan el derecho del extranjero y los que no me temen--dice el SEÑOR de los ejércitos.  (6)  Porque yo, el SEÑOR, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.  (7)  Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos y no los habéis guardado. Volved a mí y yo volveré a vosotros--dice el SEÑOR de los ejércitos. Pero decís: "¿Cómo hemos de volver?"

(Malaquías 4:1-2)  Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego--dice el SEÑOR de los ejércitos-- que no les dejará ni raíz ni rama.  (2)  Mas para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.

El fuego no sólo está relacionado con destrucción, sino también purificación—quema lo malo, pero purifica lo bueno, haciéndolo de más valor. El fuego prueba lo que verdaderamente está en nuestros corazones. Si todo lo que somos es “paja”, se quemará.  Pero si hemos invertido en los valores del Reino de Dios, el fuego no destruirá lo que tenemos, sino que lo purificará aún más.

También Pablo habló de este fuego purificador…
(1 Corintios 3:10-15  Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima.  (11)  Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo.  (12)  Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja,  (13)  la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno.  (14)  Si permanece la obra de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa.  (15)  Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque así como por fuego.



jueves, 12 de septiembre de 2013

Zacarías 12



CARGA ACERCA DE JERUSALÉN
En el capítulo 12, vemos que Dios puso de nuevo una “carga profética” (heb. Masá) sobre Zacarías (similar a la del capítulo nueve).  La carga es a favor de Jerusalén y en contra de las naciones que se levanten contra ella. 

(Zac. 12:1)  Profecía (heb. Masá) de la palabra del SEÑOR acerca de Israel. El SEÑOR que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, declara… 

Como introducción al mensaje, el Señor se presenta como el Dios Creador y Sustentador de todas las cosas.  El pueblo debe recordar que todo está bajo el control de Dios, porque Él lo creó todo y lo sostiene…y no sólo lo material sino también lo espiritual. Si el Señor lo dice, Él lo hará, porque para Él no hay nada imposible.

El Señor se presentó de forma similar en otra profecía dada a Isaías:
(Isaías 42:5-8)  Así dice Dios el SEÑOR, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan:  (6)  Yo soy el SEÑOR, en justicia te he llamado; te sostendré por la mano y por ti velaré, y te pondré como pacto para el pueblo, como luz para las naciones,  (7)  para que abras los ojos a los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en tinieblas.  (8)  Yo soy el SEÑOR, ése es mi nombre; mi gloria a otro no daré, ni mi alabanza a imágenes talladas.

Esa profecía habla del Siervo de Dios, que hoy sabemos que es Jesucristo.
(Isaías 42:1)  He aquí mi Siervo, a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre El; El traerá justicia a las naciones.

El Señor Jesús va a traer justicia y defenderá a Su Pueblo y a Jerusalén…pero antes, las naciones tratarán de tomar Jerusalén…

COPA DE VÉRTIGO 
Zacarías profetizó que las naciones se van a levantar en contra de Jerusalén…al principio, sólo los vecinos, pero luego se les unirán muchas naciones del mundo.
(Zac. 12:2)  He aquí, yo haré de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de alrededor, y cuando haya asedio contra Jerusalén, también lo habrá contra Judá. 

El ataque no sólo va a ser contra la ciudad de Jerusalén, sino contra todos los judíos.

En la profecía, dice que Jerusalén será como “copa de vértigo”.  Ese es un término que describe a alguien que está borracho.  Los que traten de “tomar” Jerusalén se emborracharán, pero no de vino.  No podrán ver bien las cosas, porque su ambición los cegará, y caerán con facilidad, como lo haría un borracho.

Los judíos de ese tiempo entendían muy bien lo que esas palabras significaban, ya que lo habían sufrido.  Isaías profetizó que si el pueblo de Dios no se arrepentía, ellos serían como “copa de vértigo”…y así sucedió.
(Isaías 51:17)  ¡Despierta, despierta! Levántate, Jerusalén, tú, que has bebido de la mano del SEÑOR la copa de su furor, que has bebido el cáliz del vértigo hasta vaciarlo.

Antes del exilio a Babilonia, Judá tomó de la copa del vértigo…como “borrachos”, se creyeron invencibles.  Los profetas los llamaron a la cordura, pero no prestaron atención; creyeron que no les pasaría nada malo y siguieron pecando.  Por su falta de arrepentimiento, el Señor les dio a beber de la copa de su furor.

Sin embargo, esa copa para Judá no fue de destrucción, sino de corrección. Cuando se arrepintieron, fueron restaurados.  Ahora el Señor les promete que los enemigos que se levanten contra ellos beberán de la copa de vértigo y de la ira de Dios…
(Isa. 51:22-23)  Así dice tu Señor, el SEÑOR tu Dios, que contiende por su pueblo: He aquí, he quitado de tu mano la copa del vértigo, el cáliz de mi furor, nunca más lo beberás.  (23)  Lo pondré en las manos de los que te atormentan, que te han dicho: "Póstrate para que pasemos." Y tú pusiste tu espalda como suelo, como calle para los que pasaban.

Los enemigos de Israel “se pasearon en ellos”, pero Dios promete que hará justicia. 
Zacarías profetizó que los enemigos de Israel van a atacar Jerusalén, pero ellos caerán y no quedarán en pie…Tomarán la “copa de vértigo”; como borrachos, se creerán invencibles, pero tropezarán y se caerán…

PIEDRA DE TROPIEZO
El Señor dijo que Jerusalén se convertirá en “piedra de tropiezo”; todo el que vaya en contra de ella saldrá mal…
(Zac. 12:3)  Y sucederá aquel día que haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos; todos los que la levanten serán severamente desgarrados. Y contra ella se congregarán todas las naciones de la tierra. 

En el fondo, contra quien se levantarán las naciones es contra Dios, porque se rehusarán someterse a Su Voluntad.

La piedra pesada que leemos acá es la misma piedra angular, que se volverá “piedra de tropiezo”.  Pedro explica que esta piedra es el Mesías.  El Señor es la piedra angular, para quien cree; pero para el incrédulo, esa misma piedra se vuelve de tropiezo…
(1 Pedro 2:4-8)  Y viniendo a El como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios,  (5)  también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.  (6)  Pues esto se encuentra en la Escritura: He aquí, pongo en Sion una piedra escogida, una preciosa piedra angular, y el que crea en él no será avergonzado.  (7)  Este precioso valor es, pues, para vosotros los que creéis; pero para los que no creen, la piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido,  (8)  y, piedra de tropiezo y roca de escándalo; pues ellos tropiezan porque son desobedientes a la palabra, y para ello estaban también destinados.


CABALLOS INCAPACITADOS
Zacarías profetizó que los caballos del enemigo van a ser incapacitados.  Como ya vimos, los caballos son símbolo de guerra y fuerza militar. 
(Zac. 12:4)  Aquel día--declara el SEÑOR-- heriré a todo caballo de espanto, y a su jinete, de locura. Pero sobre la casa de Judá abriré mis ojos, mientras hiero de ceguera a todo caballo de los pueblos. 

El mundo pone su confianza en los ejércitos y armamentos, pero Dios va a inutilizar la capacidad militar de los enemigos de Israel. 

SALVARÁ A TODO JUDÁ
El Señor asegura, a través de Zacarías, que Él va a salvar a todo “Judá”, no sólo a aquellos que viven en Jerusalén. [Para recordar: la Casa de Judá está conformada por los descendientes de Judá, Benjamín y Levi, y hoy se les conoce como “judíos”].
(Zac. 12:5-7)  Entonces los jefes de familias de Judá dirán en su corazón: "Gran apoyo para nosotros son los habitantes de Jerusalén por el SEÑOR de los ejércitos, su Dios."  (6)  Aquel día haré de los jefes de familias de Judá como brasero de fuego entre leños, y como antorcha ardiendo entre gavillas, y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos de alrededor, y Jerusalén será habitada de nuevo en su lugar, en Jerusalén.  (7)  El SEÑOR salvará primero las tiendas de Judá, para que la gloria de la casa de David y la gloria de los habitantes de Jerusalén no se engrandezca sobre Judá. 

La profecía de Zacarías está principalmente enfocada a la Ciudad de Jerusalén, pero el Señor les asegura que también está de parte de todo Su Pueblo, no sólo los que viven en la ciudad…Pero, no hay duda que Jerusalén tiene un lugar especial en el corazón de Dios.
(Zac. 12:8)  Aquel día el SEÑOR defenderá a los habitantes de Jerusalén, y el débil entre ellos aquel día será como David, y la casa de David será como Dios, como el ángel del SEÑOR delante de ellos. 

Jesús es descendiente del rey David, y como tal tiene derecho legal para ser rey de Israel.  El Señor va a gobernar sobre su pueblo y sobre todas las naciones, pero quien no se someta será destruido.
(Zac. 12:9)  Y sucederá aquel día que me dispondré a destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén. 

El Señor va a defender a capa y espada la Ciudad Santa, el lugar donde Él escogió para poner allí Su Nombre.

RECONOCERÁN AL MESÍAS
El día en que Jesús venga a defender Jerusalén será un día grande, pues Él se les revelará a la Casa de Judá.  En realidad, la mayoría de los judíos aun no han reconocido a Jesús como el Mesías. 

¿Por qué no le reconocieron? Pablo lo explica en la carta a los Romanos: Esto se debió en gran parte a la ceguera que Dios propició, como explica Pablo, para que el Evangelio pudiera llegar a los gentiles.
(Romanos 11:1-2)  Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín.  (2)  Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad…
(Rom. 11:7-8)  Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos;  (8)  tal como está escrito: Dios les dio un espíritu de estupor, ojos con que no ven y oídos con que no oyen, hasta el día de hoy. 
(Rom. 11:11)  Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos.  (12)  Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud!
(Rom. 11:25-27)  Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;  (26)  y así, todo Israel será salvo; tal como está escrito: El libertador vendrá de Sion; apartará la impiedad de Jacob.  (27)  Y éste es mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.

El Señor endureció parcialmente a Judá para que el Evangelio alcanzara a los gentiles hasta los confines de la Tierra.  Y cuando todos los que tengan que se salvos, lo sean, entonces el Señor vendrá y se revelará a la Casa de Judá…

En ese día que menciona Zacarías, Él les revelará Su identidad, y toda la Casa de Judá se conmoverá. 
(Zac. 12:10)  Y derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, el Espíritu de gracia y de súplica, y me mirarán a mí, a quien han traspasado. Y se lamentarán por El, como quien se lamenta por un hijo único, y llorarán por El, como se llora por un primogénito. 




En ese día glorioso, el Señor quitará esas vendas, y la Casa de Judá podrá ver y reconocer a Su Mesías.

Zacarías compara ese día con un momento en la historia de Israel, cuando el pueblo lloró mucho por la muerte de Josías, quien fue un buen rey y se dedicó a limpiar el Templo y Jerusalén de toda idolatría (2 Reyes 23).
(Zac. 12:11)  Aquel día habrá gran lamentación en Jerusalén, como la lamentación de Hadad-rimón en la llanura de Meguido. 

En toda la Casa de Judá llorarán cuando reconozcan que Jesús es el Mesías. 
(Zac. 12:12-14)  Y se lamentará la tierra, cada familia por su lado: la familia de la casa de David por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de la casa de Natán por su lado, y sus mujeres por su lado;  (13)  la familia de la casa de Leví por su lado, y sus mujeres por su lado; la familia de los simeítas por su lado, y sus mujeres por su lado;  (14)  todas las demás familias, cada familia por su lado, y sus mujeres por su lado.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Zacarías 11


JUICIO CONTRA LÍBANO
El capítulo once comienza hablando del juicio contra Líbano, por haberse levantado como enemigo de Israel.
(Zac. 11:1-3)  Abre tus puertas, Líbano, y consuma el fuego tus cedros.  (2)  Gime, ciprés, porque ha caído el cedro, porque los árboles majestuosos han sido derribados; gemid, encinas de Basán, porque ha caído el bosque impenetrable.  (3)  Voz de gemido de pastores, porque su esplendor está arruinado; voz del rugido de leoncillos, porque derribada está la gloria del Jordán. 

La gloria del Líbano eran sus bosques de cedros…pero cayeron.



OVEJAS PARA LA MATANZA
En el resto del capítulo 11, Zacarías vuelve a hablar de las ovejas y los pastores...

Al principio, hace referencia a “las ovejas destinadas para la matanza” (11:4).  Estas son las ovejas que eran criadas por los levitas en Belén, las cuales eran apartadas para ser sacrificadas en el Templo.
(Zac. 11:4) Así dice el SEÑOR mi Dios: Apacienta las ovejas destinadas para la matanza.

El Señor manda que éstas sean apacentadas.  “Apacentar” es llevar a lugares de pasto para que puedan alimentarse. Los levitas eran los encargados de cuidarlas y pastorearlas.  Pero las ovejas alcanzaban la edad y tamaño adecuado, éstas eran vendidas en Jerusalén a la gente que quería ofrecer sacrificios en el Templo. 

Lamentablemente, el comercio de ovejas (y otras ofrendas) en el Templo se desvirtuó. La gente compraba ovejas para sacrificar, pero no se arrepentían.  Los levitas lo sabían, pero no les importaba con tal de obtener ganancia de la venta. 
(Zac. 11:5)  Los que las compran las matan y salen impunes, y el que las vende dice: "¡Bendito sea el SEÑOR, porque me he enriquecido!"; y ni sus propios pastores se compadecen de ellas. 

El Templo en Jerusalén llegó a convertirse en mercado.  En contra de eso se levantó Jesús, queriendo limpiar la Casa del Señor.
(Mateo 21:12-13)  Y entró Jesús en el templo y echó fuera a todos los que compraban y vendían en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los asientos de los que vendían las palomas.  (13)  Y les dijo: Escrito está: "Mi casa será llamada casa de oración", pero vosotros la estáis haciendo cueva de ladrones.

Jesús citó la profecía de Jeremías, quien habló un mensaje similar al de Zacarías.
(Jer. 7:1-11)  Palabra que vino a Jeremías de parte del SEÑOR, diciendo: (2)  Párate a la puerta de la casa del SEÑOR y proclama allí esta palabra, y di: "Oíd la palabra del SEÑOR, todos los de Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al SEÑOR."  (3)  Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.  (4)  No confiéis en palabras engañosas, diciendo: "Este es el templo del SEÑOR, el templo del SEÑOR, el templo del SEÑOR."  (5)  Porque si en verdad enmendáis vuestros caminos y vuestras obras, si en verdad hacéis justicia entre el hombre y su prójimo,  (6)  y no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derramáis sangre inocente en este lugar, ni andáis en pos de otros dioses para vuestra propia ruina,  (7)  entonces os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.  (8)  He aquí, vosotros confiáis en palabras engañosas que no aprovechan,  (9)  para robar, matar, cometer adulterio, jurar falsamente, ofrecer sacrificios a Baal y andar en pos de otros dioses que no habíais conocido.  (10)  ¿Vendréis luego y os pondréis delante de mí en esta casa, que es llamada por mi nombre, y diréis: "Ya estamos salvos"; para luego seguir haciendo todas estas abominaciones?  (11)  ¿Se ha convertido esta casa, que es llamada por mi nombre, en cueva de ladrones delante de vuestros ojos? He aquí, yo mismo lo he visto--declara el SEÑOR.

El pueblo creía que, por el simple hecho de ir al Templo, nada malo les pasaría.  Ellos ofrecían sacrificios, pero no por arrepentimiento sino como un “pago” para seguir haciendo lo que querían. Eso era detestable a los ojos de Dios. 

Esta profecía de Jeremías la habló antes que Judá cayera cautiva en Babilonia.  Pero en tiempos de Zacarías, ya habiendo regresado del exilio, el pueblo estaba yendo hacia esa misma dirección y cayendo en el mismo error.  Por eso, el Señor les advirtió que si no se arrepentían, los entregaría a las consecuencias de sus pecados.
(Zac. 11:6)  Pues yo no me compadeceré más de los habitantes de esta tierra—declara el SEÑOR— sino que he aquí, haré que los hombres caigan cada uno en manos de otro y en manos de su rey; y ellos herirán la tierra y yo no los libraré de sus manos. 
(Zac. 11:8-9)  Y destruí a los tres pastores en un mes, pues mi alma se impacientó con ellos y su alma también se cansó de mí.  (9)  Entonces dije: No os apacentaré más. La que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, cómanse la carne unas a otras. 

Son palabras duras…pero esas son las consecuencias del pecado impenitente. Dios es paciente y misericordioso, pero no nos podemos burlar de Él, y Él no pasará por alto la iniquidad (Exo. 34:6-7).  


DOS CAYADOS
A través de la profecía de Zacarías, el Señor recuerda a Su pueblo como Él ha sido un Buen Pastor, y los ha cuidado y apacentado.   Así como todo pastor usa un cayado para dar dirección a las ovejas, también el Señor, pero usó dos:
(Zac. 11:7)  Apacenté, pues, las ovejas destinadas para la matanza, esto es, los afligidos del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno lo llamé Gracia y al otro lo llamé Unión; y apacenté las ovejas. 



a.  Cayado de Unión  
Comencemos por el segundo, que es el que ya mencionamos en el capítulo anterior…
(Zac. 11:14)  Y quebré mi segundo cayado, Unión, para romper la hermandad entre Judá e Israel. 

El Señor quebró la vara “Unión”, que representa la unión entre la Casa de Judá y la Casa de Israel (las 10 tribus perdidas).  Israel se dividió en dos.  Las tribus del norte cayeron en adulterio espiritual, pero no se arrepintieron; por eso fueron llevadas cautivas y se asimilaron entre los pueblos a los que llegaron.  Pero, como ya vimos, el Plan del Señor es volver a unir a las Dos Casas en los últimos tiempos.

b.  Cayado de Gracia
El nombre de la otra vara fue traducida como “Gracia”; en hebreo es “Noam”, que significa: agradable, placentero, favorable, deleite.  Pero el Señor también rompió esta vara.
(Zac. 11:10-11)  Y tomé mi cayado Gracia y lo quebré para romper el pacto que yo había hecho con todos los pueblos.  (11)  Y fue roto aquel día; así los afligidos del rebaño que me observaban, conocieron que era la palabra del SEÑOR. 

El Señor le reveló a Zacarías que la Vara “Noam” representa el Pacto que hizo con Su pueblo.  Lamentablemente, el pueblo falló al Pacto, y por eso el Señor rompió la vara.  Pero sabemos que Dios no se dio por vencido con su pueblo, pues Su deseo es restaurarlos.  Ese es el mensaje que encontramos en Jeremías…
(Jer. 31:31-34)  He aquí, vienen días—declara el SEÑOR—en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto,  (32)  no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos—declara el SEÑOR;  (33)  porque este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días—declara el SEÑOR—. Pondré mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré; y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.  (34)  Y no tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciendo: "Conoce al SEÑOR", porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande—declara el SEÑOR— pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.

Lo novedoso del pacto no es que se cambia la ley, sino el lugar donde está escrita…ya no en la roca sino en nuestros corazones, para ser transformados de adentro hacia afuera.

Jesús explicó que su sangre hace posible ese Nuevo Pacto.
(Mateo 26:28)  porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.

La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado (I Juan 1:5-9), dándonos así una segunda oportunidad de vivir como Dios manda.

TREINTA PIEZAS DE PLATA
En la profecía de Zacarías encontramos una alusión a la sangre de Cristo como paga del pecado.   
(Zac. 11:12-13)  Y les dije: Si os parece bien, dadme mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata.  (13)  Entonces el SEÑOR me dijo: Arrójalo al alfarero (ese magnífico precio con que me valoraron). Tomé pues, las treinta piezas de plata y las arrojé al alfarero en la casa del SEÑOR. 

Treinta piezas de plata fue la cantidad exacta que le pagaron a Judas por entregar a Jesús a los líderes que querían matarlo.
(Mateo 26:14-15)  Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,  (15)  y dijo: ¿Qué estáis dispuestos a darme para que yo os lo entregue? Y ellos le pesaron treinta piezas de plata.

Judas no pudo con el cargo de conciencia, y quiso revertir su falta, pero no lo dejaron.  …
(Mateo 27:3-8)  Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que Jesús había sido condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,  (4)  diciendo: He pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: A nosotros, ¿qué? ¡Allá tú!  (5)  Y él, arrojando las piezas de plata en el santuario, se marchó; y fue y se ahorcó.  (6)  Y los principales sacerdotes tomaron las piezas de plata, y dijeron: No es lícito ponerlas en el tesoro del templo, puesto que es precio de sangre.  (7)  Y después de celebrar consejo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para sepultura de los forasteros.  (8)  Por eso ese campo se ha llamado Campo de Sangre hasta hoy.

Se cumplió al pie de la letra la palabra de Zacarías (11:12-13), porque Judas arrojó la plata en Templo, y los sacerdotes la usaron para comprar el “campo del alfarero”.

Las 30 piezas de plata fue el precio de la traición, pero ultimadamente fue el precio de nuestra redención (I Pedro 1:18-19).

EL PASTOR INSENSATO
A pesar que el Señor es el “Buen Pastor”, muchos se rebelan y no le siguen.  Irónicamente, a quien van a seguir es al “pastor insensato”. 

Muchos del pueblo hacen lo que quieren, y no lo que Dios manda; por esto, el Señor permite que se levanten líderes malos, los cuales se aprovechan de las ovejas en lugar de cuidarlas.  De esto habla Zacarías al final de este capítulo…
(Zac. 11:15-16)  Y el SEÑOR me dijo: Toma otra vez los aperos de un pastor insensato.  (16)  Porque he aquí, yo voy a levantar en la tierra un pastor que no se preocupará de la que perece, ni buscará a la descarriada, ni curará a la herida, ni sustentará a la fuerte, sino que comerá la carne de la cebada y arrancará sus pezuñas. 

Aunque el Señor permite que se levanten esos malos líderes a causa de la desobediencia del pueblo, al final Él traerá juicio sobre esos “pastores insensatos”,
(Zac. 11:17)  ¡Ay del pastor inútil que abandona el rebaño! ¡Caiga la espada sobre su brazo y sobre su ojo derecho! Su brazo se secará por completo, y su ojo derecho totalmente se oscurecerá.

El Señor juzga a cada uno conforme a sus obras (Rom 2:5-6; Jer 17:10)…
Hos 4:9  Como el pueblo, así será el sacerdote; los castigaré por su proceder, y les pagaré según sus obras.
(2 Corintios 11:14-15)  Y no es de extrañar, pues aun Satanás se disfraza como ángel de luz.  (15)  Por tanto, no es de sorprender que sus servidores también se disfracen como servidores de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.