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lunes, 26 de agosto de 2019

Período de arrepentimiento


En el calendario hebreo hay un tiempo que se conoce como “período de arrepentimiento”, que va del 1 de Elul (mes 6) al 10 de Tishri (mes 7)*. Es un período de 40 días, que culmina con el Día de Expiación (heb. Yom Kipur).
* (En 2019: 1 septiembre al 9 octubre)

Históricamente, estos son los días en que Moisés subió al Monte Sinaí para pedir perdón por el Pecado del Becerro de Oro. Con ese pecado, el pueblo de Israel rompió el Pacto que hicieron con Dios. Moisés subió al Monte el 1 de Elul, con el propósito de interceder por Israel. Allí estuvo hasta el 10 de Tishri, y en ese día descendió con las Segundas Tablas del Pacto como testimonio que Dios había perdonado a su pueblo, y les daría otra oportunidad.
(Éxodo 34:28) Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.

Todos podemos identificarnos con el pueblo de Israel, porque hemos fallado a Dios, aún después de haberle conocido y haber hecho un compromiso de vida con Él. Este período de arrepentimiento es un tiempo propicio para analizar nuestras vidas y ver de qué necesitamos arrepentirnos para estar a cuentas con Dios y recibir su perdón.

ÚLTIMAS FIESTAS
El período de arrepentimiento está relacionado con las últimas fiestas bíblicas, sirviendo de preámbulo y preparación, en especial en relación con el Día de Expiación.

Según la tradición judía, Yom Kipur es el día en que Dios juzga las acciones e intenciones de cada persona. Las obras del año que se cierra son puestas en la balanza, y en base a eso será determinado lo que vendrá el siguiente año. Vendrá gracia y favor si se hizo el bien, pero desfavor si se actuó mal. Yom Kipur es el último día para arrepentirse y para cambiar la balanza. Por eso, el pueblo judío ayuna ese día para buscar el perdón y el favor de Dios.

Hay un paralelo entre esta tradición y el significado profético de esta fiesta: el cumplimiento mesiánico de Día de Expiación (heb. Yom Kipur) apunta al día en que Jesús vendrá como juez a juzgar a las naciones. Ese será el último día para arrepentirse, y quien no lo haga, tendrá que dar cuenta por sus obras ante Dios.

Las Fiestas Bíblicas (Levítico 23) nos hablan proféticamente de la Venida del Mesías. Jesús (heb. Yeshua) cumplió las primeras cuatro fiestas en su Primera Venida (Pascua, Panes sin Levadura, Primicias y Semanas); y en su Segunda Venida cumplirá las últimas tres fiestas.

Estas últimas fiestas son:
  1. Fiesta de las Trompetas (heb. Yom Teruah o Rosh HaShanah), que profetiza sobre el anuncio de su venida con el sonido del shofar (cuerno de carnero).
  2. Día de Expiación (heb. Yom Kipur), que representa el Día del Señor, cuando el Mesías vendrá como juez del mudo, y tomará su lugar como Rey de reyes y Señor de señores.
  3. Fiesta de Tabernáculos (heb. Sukot), representa simbólicamente el reinado mesiánico durante el Milenio.

LLAMADO DEL SHOFAR
A lo largo de la Biblia, podemos ver que Dios nunca envía juicio sin primero enviar una advertencia y un llamado de atención. El shofar o trompeta funciona como una advertencia, anunciando que un peligro inminente se acerca. 

Sonidos del shofar:
¿Con qué propósito se toca la trompeta o el shofar?  Según la tradición hebrea, el shofar se toca con diferentes propósitos:

  • como un llamado de atención a la congregación. 
  • como alarma por una amenaza inminente
  • para convocar al pueblo a una asamblea.

Durante todo el mes de Elul, se suena el shofar muchas veces durante el día, como un llamado al pueblo para arrepentirse. La culminación del llamado del shofar se hace en el Día de Trompetas (heb. Yom Teruah), en el primer día del año, también conocido como: Rosh Hashanah (lit. cabeza del año).

En un sentido profético, la Fiesta de Trompetas anuncia la venida del Mesías, siendo el sonido del shofar una advertencia y un llamado al arrepentimiento, antes de que llegue el día del juicio (1 Tes. 4:16).

Tiempo para arrepentirse (vinculado a las últimas fiestas que hablan del retorno del Mesías—Él viene a traer orden y justicia al mundo, y nosotros debemos prepararnos para ese día)

VIENE EL DIA DE JUICIO
El Día de la Trompeta sirve como alarma o como advertencia que ya viene el “Día del Juicio”, vinculado con el Día de Expiación (heb. Yom Kipur). 
(Joel 2:1)  Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

El Día de Trompetas abre un período de diez días de arrepentimiento, que en la tradición hebrea se conocen como los “Días Temibles”.  Son los últimos días en los cuales el pueblo tiene la oportunidad de arrepentirse y ponerse a cuentas con Dios, antes que llegue el Día de Expiación, el cual está proféticamente vinculado con la Segunda Venida de Jesús y el día del juicio (Sof. 1:14-18).
(Sof. 2:1-3)  Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira de Jehová, antes que el día de la ira de Jehová venga sobre vosotros.  Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová.

La trompeta es un llamado al arrepentimiento.  Es un llamado al pueblo de Dios a revisar sus vidas, y corregir sus caminos.  
 (Joel 2:5-17)  Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.  Reunid al pueblo, santificad la reunión…y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo…

La respuesta de Dios al arrepentimiento es el perdón.
(Joel 2:18)  Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo.

Esta invitación al arrepentimiento fue la que lanzó Pablo cuando predicó en el Areópago de Atenas (Grecia):
(Hechos 17:30)  Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. 

Pedro también habló del arrepentimiento previo a la venida del Señor:
(Hechos 3:19-21) Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 

**arrepentirse: regresar a Dios, y volver al diseño original

TESHUVÁ
La palabra que ha sido traducida como “arrepentimiento”, viene del hebreo Teshuva, que literalmente significa: Regresar o volverse. “Arrepentirse” es enmendar el camino; es dar un giro, y voltearse hacia la dirección correcta. Significa regresar o volverse al lugar original de donde uno inició, y ese lugar es Dios.   

En un sentido bíblico, “arrepentirse” es un proceso:
a. examinarse a uno mismo, con la plomada del orden de Dios;
b. Si uno se ha apartado, debe pedirse perdón;
c. Rectificar y corregir la dirección;
d. Comprometerse a no fallar de nuevo, sino a hacer el bien a los ojos de Dios

EXAMINA TU VIDA
En el período de Teshuva nos disponemos para que el Espíritu de Dios revise nuestros corazones y descubramos lo que hay adentro, sacando a luz el pecado y las intenciones del corazón. No se trata de condenar ni avergonzar; más bien, es el proceso por el cual permitimos que Dios nos limpie y nos pula.  
(Salmos 139:23-24)  Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Nosotros creemos que nos conocemos bien. Pero la verdad es que nadie nos conoce mejor que Dios. Hay cosas que están escondidas aun de nosotros mismos; pero Dios conoce todo, hasta lo más profundo de nuestro corazón, y Él nos lo quiere revelar (Salmo 139:1-7). 

Video de este estudio en YouTube @ canal Cita Divina:



domingo, 9 de octubre de 2016

YOM KIPUR: resumen

Está cerca el Día de Expiación (10 Tishri, 11/12 Octubre 2016). Para prepararnos, les comparto un estudio resumido del significado de este día tan importante en el calendario de Dios...



La sexta fiesta bíblica a la que Dios convocó a su pueblo es conocida como el “Día de Expiación” (en hebreo, Yom Kipur).
(Levítico 23:27-28) A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación;  tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.

La razón por la que Dios convoca a su pueblo es muy importante: reconciliarse con Dios. Este es el día de ponerse a cuentas con Dios. Proféticamente, este día representa el momento en que el Señor vendrá como juez de la tierra. Quien se arrepienta, le serán perdonados los pecados; pero quien no lo haga, tendrá que cargar con su culpa. 

EXPIACIÓN
¿Qué significa “hacer expiación”? Hay dos caras de la moneda en cuanto a la expiación:
La Expiación tiene dos lados (como una moneda), y aunque parezcan opuestos, ambas aplican:

1. Una es pagar la pena impuesta por un delito cometido.
2. Otra es borrar la culpa por medio de algún sacrificio.

Cuando alguien comete una falta, éste debe pagar la pena. La única forma de no hacerlo es pagar una compensación o esperar que alguien más lo pague por uno.

El principio de expiación también aplica en un sentido espiritual: Todos hemos pecado, y debemos dar cuentas a Dios.
(Romanos 3:23) por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios…

La pena del pecado es la muerte; y dado que todos pecamos, entonces todos estamos condenados a morir, pagando por nuestro propio pecado. Sin embargo, Dios no quiere que muramos (Eze. 18:32).
(Ezequiel 33:10-11) Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

El Señor no quiere que muramos, y por eso nos presentó otra opción: que otra persona pagara por nuestra pena. Esto fue lo que hizo Jesús, cuyo sacrificio en la cruz cubre nuestra deuda. El expió por nuestros pecados. 
(1 Pedro 3:18) Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.

Jesús murió por todo el mundo. Entonces, ¿por qué no todos son salvos? Porque para recibir ese beneficio, se requiere algo de nosotros: arrepentimiento y reconocimiento de Jesús. Quien se arrepiente, le serán perdonados sus pecados; pero quien no lo hace, tendrá que cargar con su culpa.  Esto fue lo que Jesús le explicó a Nicodemo:
(Juan 3:16-18)  Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que cree en El no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

Jesús ya pagó el precio de nuestra condena, el justo muriendo en la cruz como el Cordero de la pascua (Juan 1:29). Todo lo que debemos hacer es arrepentirnos y aceptar la expiación que Jesús hizo por nosotros. 

Pablo también explica cómo Jesús nos ha reconciliado con Dios…
(Romanos 3:24-26) siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.

Entonces hay dos opciones:
1. Aceptamos la expiación de Jesús; o,
2. Expiamos cada uno por los pecados cometidos.


ESTATUTO PERPETUO
Mientras que esperamos que el Señor regrese para traer justicia y paz, Él nos ha invitado a celebrar el Día de Expiación como estatuto perpetuo (heb. L’Jukat Olam, que quiere decir: ¡para siempre!)
(Levítico 16:29-31) Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.

Año tras año repasamos el día en que el Señor vendrá a juzgar al mundo, y perdonará a los que arrepienta. Haremos bien en estar preparados (Mat. 24:44). Y aún cuando no sea la hora de Su venida, el pueblo de Dios se beneficia de entrar en el proceso de arrepentimiento y restauración personal.

DOS MANDATOS PARA EL PUEBLO
Las instrucciones especiales para este día eran simples:
1.  “Humillaréis vuestras almas
2.  “No haréis obra alguna

1.  “Humillaréis vuestras almas
“Humillar” en hebreo es: Aná, que literalmente significa: deprimir. También puede traducirse como: abatir, afligir, debilitar, quebrantar, someterse.

Una forma muy efectiva de afligirse voluntariamente es el ayuno.  Así ha sido interpretado por lo que está escrito en las siguientes referencias bíblicas…
(Salmo 69:10)  Lloré afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta.
(Isaías 58:3)  ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.

El propósito del ayuno es humillarse delante de Dios; es doblegar la voluntad propia para someterse a la voluntad del Señor. La aflicción de Yom Kipur no es para condenarnos sino para ponernos en la posición correcta con respecto al Señor y limpiar nuestras vidas.  

2.  “No haréis obra alguna
El reposo es el mensaje central de todas las fiestas.  Debemos aprender a reposar en Dios.  Esto implica soltar el control y confiar en Dios…descansar en Él.  Pero, ¡cuánto le cuesta al ser humano hacer esto!  Si no soltamos el control de nuestra propia vida, el Señor no podrá tomar el timón—y él es el único que puede salvarnos. 

En las instrucciones de Levítico 23 hay una advertencia muy seria, que tiene que ver con el reposo:
(Levítico 23:29-30) Si alguna persona no se humilla en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y a cualquier persona que haga trabajo alguno en este mismo día, a esa persona la exterminaré de entre su pueblo.

La consecuencia de no humillarse en ese día y no reposar es muy fuerte: tal persona será cortada del pueblo de Dios.  Suena drástico, pero ahora tratemos de entender lo que quiere en un sentido espiritual… 

En un sentido espiritual, el trabajo representa nuestras obras, y el reposo representa el descanso que encontramos al saber que no son nuestras propias obras las que nos salvan, sino la obra de Dios en nuestras vidas. Nadie es lo suficientemente justo para salvarse a sí mismo (Rom. 3:24; Gal. 2:16): por lo tanto, en Yom Kipur descansamos en la obra de redención que el Mesías hizo por nosotros.
(1 Juan 1:8-9) Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Jesús murió como el Cordero de Dios en la Pascua, y su sangre nos libra de la muerte.  Él no tendrá que morir de nuevo en su segunda venida (pues ya lo hizo en su primera, Heb. 9:11-12), pero lo que Él hará en ese día será “poner fin a la iniquidad” (Daniel 9:24).  Finalmente se romperá la herencia de pecado que viene desde Adán. 
(Hebreos 9:27-28)  Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Esto es lo que repasamos y esperamos en el Día de Expiación, Yom Kipur.

EN EL LUGAR SANTISIMO
Un dato interesante de esta celebración es que éste era el único día en que el Sumo Sacerdote podía entrar al Lugar Santísimo en el Templo (Heb. 9:6-8).
(Levítico 16:2) Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.

En el Lugar Santísimo, el sumo sacerdote rociaba la sangre del sacrificio sobre el Arca del Pacto (en el propiciatorio), como un acto para pedir perdón por los pecados de todo el pueblo.

En ese momento, el sumo sacerdote se encontraba “cara a cara” con Dios, pues la Biblia dice que la Presencia de Dios se manifestaba sobre el propiciatorio del Arca del Pacto.
(Éxodo 25:22) Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.

El Día de Expiación representa el día en que veremos de nuevo a Dios “cara a cara”, sin morir.
(1 Corintios 13:12)  Ahora vemos por espejo,  oscuramente;  mas entonces veremos cara a cara.  Ahora conozco en parte;  pero entonces conoceré como fui conocido.

FINAL DE YOM KIPUR
La última ceremonia del día de Yom Kipur se conoce en hebreo como Neilá. En el último minuto del día (al caer la tarde), se cierran las puertas de la sinagoga, lo cual simboliza que se cierra la última oportunidad para arrepentirse. En el cumplimiento mesiánico, cuando venga el Día del Señor, esa ceremonia no será un ensayo, sino el evento real. Cuando llegue el Día, ya será demasiado tarde para arrepentirse.


Les invito a que lean sobre la ceremonia especial que se realizaba en el Templo en ese día, la cual es muy significativa. Visiten el siguiente enlace: Ceremonia en Yom Kipur



lunes, 21 de septiembre de 2015

Ceremonia en Yom Kipur


Luego de la introducción general al Día de Expiación, hoy veremos los detalles de la ceremonia especial que se realizaba ese día (Levítico 16)…

En el Día de Expiación se hacía un sacrificio especial para expiar por los pecados de todo el pueblo de Israel.  Este sacrificio lo llevaba a cabo el Sumo Sacerdote. 

Pero antes de hacerlo en nombre de todo el pueblo, el Sumo Sacerdote debía hacer primero expiación por sus propios pecados y por los de su casa (Lev. 16:6).  Luego también santificaba todo el Templo y sus utensilios (Lev. 16:16-20).


EXPIACIÓN POR TODO EL PUEBLO
Cuando ya el Sacerdote y el Templo estaban purificados, podía comenzar a hacer el sacrificio en nombre de todo el pueblo de Israel.  Para entonces, todo el pueblo estaba ayunando, arrepintiéndose y poniéndose a cuentas con Dios, y sólo quedaban a la expectativa si Dios les perdonaría ese año.

Para el sacrificio de expiación por todo el pueblo, se elegían dos machos cabríos, cada uno de los cuales tenía un propósito especial…
(Levítico 16:7-8)  Después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión.  Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel. 

a.  Macho cabrío por Jehová.
(Lev. 16:9)  Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová, y lo ofrecerá en expiación. 

Luego de sacrificarlo en el Altar del Holocausto, el Sumo Sacerdote llevaba la sangre al Lugar Santísimo, y la rociaba en el propiciatorio (la cubierta de oro sobre el Arca del Pacto).  Pero antes de eso, llenaba el Lugar santísimo con el humo de incienso, para no morir a causa de estar en la Presencia de Dios (Lev. 16:12-13)

El propiciatorio es el lugar más especial del Templo, pues allí era el lugar de encuentro entre Dios y su pueblo (Exo. 25:22).  Representa estar “cara a cara” con Dios.  Esto tendrá su cumplimiento final cuando el Señor Jesús (heb. Yeshua) venga por segunda vez.  Él vendrá a quitar toda iniquidad y a prepararnos para ese día, ya que “sin santidad nadie verá al Señor” (Heb. 12:14).

Sólo el Sumo Sacerdote entraba en el Santuario en ese día (Lev. 16:17).  Y en cuanto al Lugar Santísimo, ésta era la única vez al año en él que podía entrar allí (Lev. 16:2).  Para esta ocasión, el Sumo Sacerdote llevaba un vestimenta especial: se quitaba el pectoral, efod y diadema, y sólo vestía las piezas de lino (Lev. 16:4).

b.  Macho cabrío por Azazel.
El destino del otro macho cabrío era diferente…
(Lev. 16:10)  Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel,  lo presentará vivo delante de Jehová para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al desierto. 

El nombre que recibe este chivo es: Azazel, que literalmente significa: Chivo que se aleja, se aparta, desaparece.  Éste es lo que conoce como “chivo expiatorio”. 

Lo que se hacía con este chivo es lo siguiente:
(Lev 16:21-22)  y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto. 

Según la tradición, a este chivo le colocaban una cinta escarlata a su cuello, y también amarraban otra cinta roja en la puerta del Templo.  El hombre encargado llevaba al chivo expiatorio al desierto, pero no sólo lo dejaba allí sino que lo acorralaba al borde de un despeñadero hasta que éste caía. 

Según registros históricos, cada año en Yom Kipur sucedía un milagro: luego que el chivo expiatorio moría en el desierto, la cinta roja del Templo se volvía blanca.  Eso servía de señal para que el Pueblo supiera que Jehová les había perdonado.  Pero un dato curioso es que después de la muerte de Jesús, no volvió a verse ese milagro y la cinta permaneció roja.

UN MEJOR SACRIFICIO
Aunque el Templo ya no está de pie, los principios del Día de Expiación siguen vigentes.  Guardar este día es un estatuto perpetuo (Lev. 16:29-31), pero debemos entender cómo aplica esto a la luz del Mesías. 

El libro de Hebreos nos explica que los sacrificios en el Templo no borran el pecado, pero sirven como sombra de lo que ha de venir (Col. 2:16-17). 
(Heb. 10:1-4)  Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.  De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez,  no tendrían ya más conciencia de pecado.  Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.

Al guardar el Día de Expiación, entramos en conciencia de nuestras faltas.  Reconocemos que no somos justos…pero esto no es para condenación, sino para que tengamos conciencia que somos justificados por la gracia de Dios.  Hebreos explica que los sacrificios no nos salvan, pero sirven para apuntarnos a Aquel que nos salva: el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). 
(Hebreos 10:10-14)  En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.  Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.

Jesús hizo el sacrificio de expiación en su primera venida, el día de la Pascua.  Así abrió el camino a la reconciliación.  Pero en Su Segunda Venida, el Señor vendrá a terminar la obra que comenzó.  Ya no necesita morir de nuevo, porque su muerte valió para siempre; pero cuando venga, Él pondrá fin a la iniquidad (quitando la tendencia al pecado que se abrió con la desobediencia en el Jardín del Edén, 1 Cor. 15:45-54). 

Mientras tanto, al celebrar el Día de Expiación año con año, recordamos lo que Jesús hizo y hará.  No sólo recordamos que Jesús murió y resucitó, sino que también va a regresar, y cuando lo haga acabará con la iniquidad de una vez por todas. 

En Yom Kipur también entramos en conciencia de lo que nosotros debemos hacer como respuesta al Sacrificio de Yeshua: la santificación.
(Heb. 10:21-23) Teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.


sábado, 19 de septiembre de 2015

Esencia del Día de Expiación


La sexta fiesta bíblica es conocida en hebreo como: Yom Kipur, que en español se traduce como: Día de Expiación. Esta es una de las fiestas más solemnes del calendario hebreo.
(Levítico 23:27-28) A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación;  tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 

Las instrucciones para ese día son simples:

a.  responder a la convocación

b.  no trabajar

c.  afligir el alma

d.  presentar ofrenda


El propósito de todo esto es la reconciliación con Dios.

Veamos punto por punto…

a.  CONVOCACIÓN
La convocación para Yom Kipur es una fecha específica: el 10 Tishri (séptimo mes bíblico).  En tiempos bíblicos, cuando el Templo todavía estaba de pie, todo el pueblo iba a Jerusalén para esa fecha.   Aunque hoy no esté el Templo, la convocación sigue vigente…
(Lev. 16:29-30)  Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo,  a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros.  Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová.

b.  NO TRABAJAR
Yom Kipur es un día de reposo especial.
(Lev. 16:31)  Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo.

Es un día completamente dedicado a Dios, y por eso no se trabaja. 
(Números 29:7) En el diez de este mes séptimo tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas; ninguna obra haréis.

La razón más importante de no trabajar es para que reconozcamos que la obra la hace el Señor.  El pueblo debe presentarse con humildad delante de Dios, y esperar su perdón.  Como ya leímos en la introducción…
(Lev. 23:29)  Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 

c.  AFLIGIR EL ALMA
¿Qué significa “afligir el alma”?  Es un concepto difícil de traducir.  La palabra en hebreo es Aná, que también puede traducirse como: deprimir, abatir, debilitar, humillar, quebrantar, sufrir, someterse, entre otras. 

Tradicionalmente, el concepto de “afligir el alma” ha sido interpretado como: ayunar.  El ayuno es un ejercicio espiritual que abate el alma para levantar el espíritu.  Nos lleva a una postura de humildad ante Dios. 
(Santiago 4:8-10)  Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.  Pecadores,  limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad,  y llorad.  Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.  Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

d.  OFRENDA DE EXPIACIÓN
En Yom Kipur se realizaba una ceremonia especial en el Templo, cuyos protagonistas eran dos machos cabríos.  En la próxima entrada veremos los detalles de esta ceremonia, pero hoy nos enfocaremos en el propósito del sacrificio especial en este día…
(Lev. 16:30)  Porque en este día se hará expiación por vosotros,  y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová.

El arrepentimiento es la llave para el perdón y la restauración. 
(Hechos 3:19)  Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

Próxima entrada…Sacrificio en Yom Kipur

Para la aplicación espiritual del Día de Expiación, les recomiendo leer… Yom Kipur : Significado Espiritual

*** También en: AUDIO