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Mientras que el mundo está haciendo planes
para las vacaciones de “semana santa”, la Biblia nos apunta en otra
dirección. Es tiempo de preparación para la primera cita que Dios ha hecho
con Su pueblo: la Pascua. Desde el primer día del primer mes bíblico (Nisán 1)
debemos tener la conciencia que ya viene la primera fiesta a la que nos convoca
el Señor en su calendario bíblico.
Las dos semanas previas a la Pascua son días
de preparación. Es un tiempo de hacer limpieza para sacar la levadura. En
la convocación a la Pascua, Dios instruye que comamos panes sin levadura durante
siete días.
(Éxodo 12:14-19) Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como
fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo
lo celebraréis. Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día
haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere
leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel. El primer
día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa
convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo
que cada cual haya de comer.
En los siguientes versículos explica la razón
por la que el Señor nos instruye sacar la levadura de nuestras casas.
(Éxodo 12:17-19) Y guardaréis la fiesta de los panes sin
levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de
Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por
costumbre perpetua. En el mes primero comeréis los panes sin levadura,
desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la
tarde. Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque
cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será
cortado de la congregación de Israel.
Este no sólo era un mandamiento para aquellos
israelitas que salieron físicamente de Egipto; es un estatuto perpetuo, tanto
para Israel como para los extranjeros que se han unido a Su Pueblo.
El hecho de sacar la levadura es un acto
físico que tiene un profundo significado espiritual: es la oportunidad para
analizar si tenemos “levadura espiritual” en nuestros corazones. Pablo lo
explica de la siguiente manera:
(I Corintios 5:7-8) Limpiaos, pues, de la vieja
levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra
pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos
la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad,
sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
LEVADURA
La levadura es un hongo microscópico que tiene
la capacidad de descomponer y fermentar los alimentos. En el caso del pan, la
levadura hace crecer el pan, hasta que queda suave e inflado. Sin levadura, el
pan queda plano, como una galleta. En este sentido, algunos comentaristas
comparan el pan sin levadura con la humildad, y el pan leudado con el
orgullo.
Jesús advirtió acerca de una “levadura espiritual”:
(Lucas 12:1) En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Los fariseos eran la gente más religiosa. Conocían la ley a la perfección y les gustaba cumplir con los ritos religiosos, pero no les interesaba conocer el “espíritu de la Ley”, es decir, la razón detrás de los mandamientos para conocer el corazón de Dios. Conocian la Ley, pero no la cumplían tal como Dios esperaba; conocían la religión, pero no a Dios (Mateo 23:1-7; Mateo 15:7-9; Lucas 11:39-42). En síntesis, la “levadura” de los fariseos es la hipocresía y la religiosidad.
Jesús advirtió acerca de una “levadura espiritual”:
(Lucas 12:1) En estas circunstancias, cuando una multitud de miles y miles se había reunido, tanto que se atropellaban unos a otros, Jesús comenzó a decir primeramente a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
Los fariseos eran la gente más religiosa. Conocían la ley a la perfección y les gustaba cumplir con los ritos religiosos, pero no les interesaba conocer el “espíritu de la Ley”, es decir, la razón detrás de los mandamientos para conocer el corazón de Dios. Conocian la Ley, pero no la cumplían tal como Dios esperaba; conocían la religión, pero no a Dios (Mateo 23:1-7; Mateo 15:7-9; Lucas 11:39-42). En síntesis, la “levadura” de los fariseos es la hipocresía y la religiosidad.
JESÚS LIMPIÓ EL TEMPLO
Antes de la Pascua, Jesús limpió el Templo, sacando la levadura de la hipocresía y la religiosidad (Mateo 21:12-13; Marcos, 11:15-16; Lucas 19:45-46)
Antes de la Pascua, Jesús limpió el Templo, sacando la levadura de la hipocresía y la religiosidad (Mateo 21:12-13; Marcos, 11:15-16; Lucas 19:45-46)
(Juan 2:13-16) Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús
a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y
palomas, y a los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas,
echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las
monedas de los cambistas, y volcó las mesas; y dijo a los que vendían
palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de
mercado.
Siguiendo el ejemplo de Jesús, antes de la
Pascua aprovechemos a limpiar nuestras vidas de cualquier levadura espiritual
que aún tengamos (1 Corintios 6:19-20).
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