La
Biblia enseña que la Fiesta de Sucot está diseñada para ser una
celebración muy alegre, lo cual es un sentimiento bienvenido luego del ambiente
sombrío de Yom Kipur (Día de Expiación). De hecho, en las
instrucciones para la Fiesta, el Señor insta al pueblo a alegrarse:
(Deu. 16:13-15) La fiesta solemne de los tabernáculos harás
por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Y te
alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu
sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus
poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el
lugar que Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos
tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
La
razón para alegrarse es porque, en esencia, esta fiesta celebra la culminación
de la redención. Luego de ser salvos, llega el tiempo de dar frutos y
disfrutarlos.
CEREMONIA DEL
AGUA
En
los días en que el Templo todavía estaba de pie en Jerusalén, se llevaban a
cabo una ceremonia especial durante la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot),
conocida en hebreo como: Simjat Beit HaShoevah (lit. el regocijo en la
casa del derramamiento de agua). Se derramaba agua sobre el Altar del
Holocausto, en el Templo. Pero para llegar a ese punto, se organizaban dos
procesiones que todo el pueblo podía observar.
Procesión I:
El primer grupo de
levitas salía del Templo por la puerta oriental, y se dirigían al valle Motza,
donde cortaban sauces, de por lo menos 25 pies de alto. Luego los llevaban en procesión hacia el
Templo, donde construían una Sucá (cabaña) gigante sobre el Altar del
Holocausto, en preparación para la ceremonia del agua.
Procesión II:
El segundo grupo de
sacerdotes iba liderado por el Sumo Sacerdote (heb. Cohen HaGadol).
Ellos salían el Templo por la salida llamada “la Puerta del Agua”, y se
dirigían al estanque de Siloé. Allí el
Sumo Sacerdote sacaba "agua viva" (heb. Mayim Jayim) del
estanque con un jarrón de oro.
Ambos grupos se reunían
de vuelta en el Templo, y sonaban el shofar antes de ingresar por la puerta
principal. Al llegar ante el Altar del
Holocausto, el Sumo Sacerdote derramaba el agua, y también vino, sobre las
esquinas del Altar. Mientras esto
sucedía dentro del Templo, el pueblo se reunía afuera y entonaban un canto de
Isaías12:3 que dice: “Con gozo sacaremos el agua del
pozo de la salvación”.
Fue durante esta
ceremonia que Jesús dijo lo siguiente:
(Juan 7:37) En el
último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo:
Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
También en esos días de
Sucot, Jesús sanó a un ciego, y le instruyó que fuera a lavarse los ojos al
estanque de Siloé (Juan 9).
LUZ EN EL
TEMPLO
Otro evento especial en Jerusalén
durante los días de Sucot era la iluminación del Templo con una lámpara
gigante. Era tan alta que iluminaba toda
la ciudad de noche, y para encender las luces y añadir el aceite, los levitas
debían subir en escaleras. Otro dato interesante es que las mechas de este
candelabro especial estaban hechas de las vestiduras viejas de los levitas.
Jesús hizo un comentario
relacionado a esto, también en el contexto de la Fiesta de Sucot:
(Juan 8:12) Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz
del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de
la vida.
Jesús no sólo es la Luz
del Mundo, sino también llama a su Pueblo a que reflejen la luz que emana de
Él.
(Mateo 5:14-16) Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada
sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de
un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en
casa. Así alumbre vuestra luz delante de
los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que están los cielos.
SACRIFICIOS
EN SUCOT
Durante Sucot, se
llevaban a cabo sacrificios especiales (Lev. 23:37-38), los cuales están
especificados en el libro de Números 29:12-40. En resumen, durante toda la
semana de Sucot se sacrificaban un total de setenta bueyes en el altar
del Templo.
Los comentaristas señalan
que hay una relación espiritual entre estos setenta bueyes sacrificados en
Sucot con las setenta naciones del mundo (Génesis 46:27; Exo. 1:1-5). Setenta
son los hijos de Jacob que formaron el pueblo de Israel, y setenta son las
naciones del mundo (según las fronteras determinadas por Dios).
(Deu. 32:8) Cuando el
Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los
hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de
Israel.
(Gen. 46:27) …Todas las
personas de la casa de Jacob, que entraron
en Egipto, fueron setenta.
Sucot es una fiesta que
contempla la participación de todas las naciones. En un sentido profético,
apunta a la convocación que se hará a todas las naciones para celebrar Sucot
durante la Era Mesiánica…
(Zacarías 14:16) Y todos los que sobrevivieren de las naciones que
vinieron contra Jerusalén, subirán de
año en año para adorar al Rey, a Jehová
de los ejércitos, y a celebrar la fiesta
de los tabernáculos.
Un dato interesante es
que Salomón inauguró el Templo durante Sucot.
En su discurso de inauguración, él profetizó que las naciones van a
llegar a orar al Templo.
(1 Reyes 8:41-43) Asimismo
el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a
causa de tu nombre (pues oirán de tu
gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a
esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a
todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los
pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y
entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.
¡Tengan todos una
alegre fiesta de Tabernáculos!
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