lunes, 9 de octubre de 2017

SUCOT: Fiesta para alegrarse


La Biblia enseña que la Fiesta de Sucot está diseñada para ser una celebración muy alegre, lo cual es un sentimiento bienvenido luego del ambiente sombrío de Yom Kipur (Día de Expiación). De hecho, en las instrucciones para la Fiesta, el Señor insta al pueblo a alegrarse:
(Deu. 16:13-15) La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones. Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová tu Dios en el lugar que Jehová escogiere; porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.

La razón para alegrarse es porque, en esencia, esta fiesta celebra la culminación de la redención. Luego de ser salvos, llega el tiempo de dar frutos y disfrutarlos.


CEREMONIA DEL AGUA
En los días en que el Templo todavía estaba de pie en Jerusalén, se llevaban a cabo una ceremonia especial durante la Fiesta de Tabernáculos (heb. Sucot), conocida en hebreo como: Simjat Beit HaShoevah (lit. el regocijo en la casa del derramamiento de agua). Se derramaba agua sobre el Altar del Holocausto, en el Templo. Pero para llegar a ese punto, se organizaban dos procesiones que todo el pueblo podía observar.



Procesión I:
El primer grupo de levitas salía del Templo por la puerta oriental, y se dirigían al valle Motza, donde cortaban sauces, de por lo menos 25 pies de alto.  Luego los llevaban en procesión hacia el Templo, donde construían una Sucá (cabaña) gigante sobre el Altar del Holocausto, en preparación para la ceremonia del agua. 

Procesión II:
El segundo grupo de sacerdotes iba liderado por el Sumo Sacerdote (heb. Cohen HaGadol). Ellos salían el Templo por la salida llamada “la Puerta del Agua”, y se dirigían al estanque de Siloé.  Allí el Sumo Sacerdote sacaba "agua viva" (heb. Mayim Jayim) del estanque con un jarrón de oro.

Ambos grupos se reunían de vuelta en el Templo, y sonaban el shofar antes de ingresar por la puerta principal.  Al llegar ante el Altar del Holocausto, el Sumo Sacerdote derramaba el agua, y también vino, sobre las esquinas del Altar.  Mientras esto sucedía dentro del Templo, el pueblo se reunía afuera y entonaban un canto de Isaías12:3 que dice: “Con gozo sacaremos el agua del pozo de la salvación”.

Fue durante esta ceremonia que Jesús dijo lo siguiente:
(Juan 7:37)  En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

También en esos días de Sucot, Jesús sanó a un ciego, y le instruyó que fuera a lavarse los ojos al estanque de Siloé (Juan 9). 


LUZ EN EL TEMPLO
Otro evento especial en Jerusalén durante los días de Sucot era la iluminación del Templo con una lámpara gigante.  Era tan alta que iluminaba toda la ciudad de noche, y para encender las luces y añadir el aceite, los levitas debían subir en escaleras. Otro dato interesante es que las mechas de este candelabro especial estaban hechas de las vestiduras viejas de los levitas.

Jesús hizo un comentario relacionado a esto, también en el contexto de la Fiesta de Sucot:
(Juan 8:12) Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Jesús no sólo es la Luz del Mundo, sino también llama a su Pueblo a que reflejen la luz que emana de Él.
(Mateo 5:14-16) Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.  Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.


SACRIFICIOS EN SUCOT
Durante Sucot, se llevaban a cabo sacrificios especiales (Lev. 23:37-38), los cuales están especificados en el libro de Números 29:12-40. En resumen, durante toda la semana de Sucot se sacrificaban un total de setenta bueyes en el altar del Templo.

Los comentaristas señalan que hay una relación espiritual entre estos setenta bueyes sacrificados en Sucot con las setenta naciones del mundo (Génesis 46:27; Exo. 1:1-5). Setenta son los hijos de Jacob que formaron el pueblo de Israel, y setenta son las naciones del mundo (según las fronteras determinadas por Dios).
(Deu. 32:8)  Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, estableció los límites de los pueblos según el número de los hijos de Israel.
(Gen. 46:27)  …Todas las personas de la casa de Jacob,  que entraron en Egipto,  fueron setenta.

Sucot es una fiesta que contempla la participación de todas las naciones. En un sentido profético, apunta a la convocación que se hará a todas las naciones para celebrar Sucot durante la Era Mesiánica…
(Zacarías 14:16) Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén,  subirán de año en año para adorar al Rey,  a Jehová de los ejércitos,  y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 

Un dato interesante es que Salomón inauguró el Templo durante Sucot.  En su discurso de inauguración, él profetizó que las naciones van a llegar a orar al Templo.
(1 Reyes 8:41-43)  Asimismo el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a causa de tu nombre  (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué.


¡Tengan todos una alegre fiesta de Tabernáculos!


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