viernes, 22 de diciembre de 2017

Apocalipsis 2:1-7: Éfeso (a)


HISTORIA
Éfeso era la ciudad más importante de la provincia romana de Asia Menor (hoy Turquía). Esta región tenía una gran importancia estratégica, ya que allí convergían el Este y el Oeste. Éfeso estaba ubicada en la principal ruta de comercio (tanto marítima como terrestre) entre Asia, África y Europa. Éfeso no se encuentra en la costa, pero estaba conectada con el mar por un río con un amplio canal.

Templo de Diana, en Éfeso

Éfeso era una ciudad llena de arte, ciencia y cultura, y contaba con una gran biblioteca. También era la sede de los juegos iónicos, competencias deportivas similares a las olimpiadas. Allí también se encontraba el Templo de Diana, el cual era una de las “siete maravillas del mundo antiguo”. Diana era la versión romana de la diosa griega Artemisa (hija de Zeus y hermana gemela de Apolo), con algunas variantes. Era considerada la diosa de la fertilidad, la caza y la guerra. El culto a Diana combinaba ritos religiosos con actos sexuales realizados con las sacerdotisas del Templo. Estas prácticas eran populares entre los griegos y romanos, pero eran rechazadas por los judíos y los cristianos.

IGLESIA EN EFESO
La iglesia cristiana de Éfeso llegó a ser la más importante de la región. Pablo pasó mucho tiempo allí, más que en ninguna otra ciudad en sus viajes misioneros. En Éfeso fueron discipulados muchos líderes que luego partieron de allí como misioneros para abrir iglesias en otras ciudades. 

La primera visita de Pablo a Éfeso fue al final de su segundo viaje misionero (52 d.C.—Hechos 18:19-21), aunque en esa ocasión no permaneció mucho tiempo allí. En su tercer viaje misionero, Pablo regresó a Éfeso para enseñar en la sinagoga, y les compartió que Jesús era el Mesías tan esperado. Unos recibieron el mensaje, pero otros no.
(Hechos 19:8-10) Entró Pablo en la sinagoga, y por tres meses continuó hablando denodadamente, discutiendo y persuadiéndoles acerca del reino de Dios. Pero cuando algunos se endurecieron y se volvieron desobedientes hablando mal del Camino ante la multitud, Pablo se apartó de ellos llevándose a los discípulos, y discutía diariamente en la escuela de Tirano. Esto continuó por dos años, de manera que todos los que vivían en Asia oyeron la palabra del Señor, tanto judíos como griegos.

En ese tiempo, Dios hizo muchos milagros a través de Pablo. Hubo quienes quisieron imitar las señales, pero sin creer en Jesús—y sabemos que eso no funciona…
(Hechos 19:13-17) Pero también algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os ordeno por Jesús, a quien Pablo predica. Y siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes judíos, eran los que hacían esto.  Pero el espíritu malo respondió, y les dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Y supieron esto todos los habitantes de Efeso, tanto judíos como griegos; y el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era exaltado.

Tanta gente se volvió creyente en Éfeso, que disminuyó considerablemente la venta de ídolos de Diana. Muchos se arrepintieron, y quemaron muchos libros paganos. 
(Hechos 19:18-20) También muchos de los que habían creído continuaban viniendo, confesando y declarando las cosas que practicaban. Y muchos de los que practicaban la magia, juntando sus libros, los quemaban a la vista de todos; calcularon su precio y hallaron que llegaba a cincuenta mil piezas de plata. Así crecía poderosamente y prevalecía la palabra del Señor. 

Muchos en Éfeso se beneficiaron de la fe cristiana, pero los que comerciaban con el culto de Diana se vieron afectados. Estos comenzaron a perseguir y atacar a Pablo y a sus seguidores (Hechos 19:23-41). Cuando llego el momento en que Pablo debía partir, él dejó a Timoteo como obispo de la iglesia de Éfeso (I Tim. 1:1-8). UN tiempo después, Timoteo murió como mártir, linchado por una multitud.  Luego, el apóstol Juan tomó el liderazgo hasta que fue encarcelado y enviado a Patmos (que se encuentra a 60 millas mar adentro desde Éfeso). 

De todas las epístolas del Nuevo Testamento, la iglesia de Éfeso recibió muchas de ellas: la epístola de Pablo a los Efesios, dos cartas a Timoteo, y las tres cartas de Juan. También tuvieron acceso al Evangelio de Juan y Apocalipsis.  Pablo escribió la primera carta a los Corintios en el tiempo en que él estuvo en Éfeso.

Veamos ahora la carta que Jesús le envía a la Iglesia de Éfeso…

CARTA A LA IGLESIA DE EFESO
DESCRIPCIÓN DE JESÚS
La carta comienza con una descripción particular de Jesús:
(Apoc. 2:1) Escribe al ángel de la iglesia de ÉFESO: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: 

a. “El que tiene las 7 estrellas en su diestra”
En el capítulo 1, Jesús explica lo que representan las estrellas y los candelabros:
(Apoc. 1:20)  El misterio de las siete estrellas que viste en mi diestra, y de los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros que viste, son las siete iglesias.

Las estrellas representan a los ángeles de las iglesias. “Angel” viene del griego: Agelo, que literalmente significa: mensajero. Puede referirse a un ser celestial, pero también puede aplicar a un enviado humano (Daniel 12:3). Ya sea ángel o líder, este mensajero (“estrella”) lleva un mensaje para cada iglesia. Y este mensaje no es propio, sino que viene de Dios.

Jesús señala que estos mensajeros están en su “diestra”, su mano derecha, que representa el poder y la fuerza (1 Cro. 29:11-12). Con su diestra, Dios nos salva (Sal. 98:1).
(Salmo 17:7) Muestra tus maravillosas misericordias, tú que con tu diestra salvas a los que en ti confían de los que se levantan contra ellos. 

El mensaje que Dios envía a las iglesias es tanto de aliento como de confrontación. El propósito es que los creyentes salgan victoriosos, como vencedores. El mensaje sale de la diestra de Dios, y lleva poder para ser puesto en obra (Salmo 44:1-6; Salmo 118:14-17). 

La Diestra de Dios también trae justicia (Salmo 89:13-14).
(Salmo 48:10) Conforme a tu nombre, oh Dios, así es tu loor hasta los fines de la tierra; de justicia está llena tu diestra.
(Isaías 41:10-13) No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; los que contienden contigo serán como nada y perecerán. Los buscarás, y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen guerra. Porque yo Jehová tu Dios sostendré tu mano derecha, diciendo: No temas, yo te ayudaré. 

Es importante entender este mensaje, ya que vendrán días en que sentiremos que todo está “fuera de control” y parecerá que la injustica está triunfando. Dios lo permitirá por un tiempo, pero al final triunfará la justicia cuando el Señor manifieste Su mano en todo el mundo. Mientras tanto, nosotros debemos confiar que Él nos ayudará en el camino. 

b. “El que anda en medio de los 7 candeleros de oro”
Ya vimos que los siete candeleros de oro representan a las iglesias. Jesús les hace saber que Él está en medio de Su Pueblo.
(Mateo 18:20) Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
(Deu. 23:14) Porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento, para librarte y entregar a tus enemigos delante de ti; por tanto, será santo tu campamento; para que Él no vea en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.

Para que la presencia de Dios permanezca en el lugar, debe haber santidad—porque Dios es santo (I Ped. 1:15-16; Lev. 20:7).

En la próxima entrada terminaremos de examinar el mensaje que Jesús tenía para la iglesia de Éfeso...


Más capítulos de este estudio en: 
Apocalipsis



 

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