AFIRMACIÓN
Después de presentarse a
la iglesia de Éfeso, Jesús hace referencia a las obras de esta iglesia:
(Apoc. 2:2-3) Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu paciencia; y que no puedes
soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo
son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y tienes paciencia, y has
trabajado por mi nombre, y no has desfallecido.
Analicemos las obras que
Jesús reconoce de esta iglesia:
a. Trabajo (gr. Kopos),
una labor que provoca fatiga, y requiere de esfuerzo.
b. Paciencia (gr. Hupomone)
= constancia, perseverancia, resistencia
(Apoc. 14:12) Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Esta es una iglesia que
sigue haciendo lo que Dios manda, sin desmayar.
c. No
toleran a los malos.
Si ven algo malo en la
iglesia, no se quedan indiferentes, sino que confrontan y limpian.
d. No
toleran a los falsos apóstoles. No aceptan cualquier liderazgo,
sino sólo los verdaderos. Los ponen a juicio a la luz de la Palabra.
e. “Han
Sufrido” por Su Nombre (LBLA)
f. No han
desmayado, no se han dado por vencido
Más adelante, señala
otra virtud de esta iglesia:
(Apoc. 2:6) Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las
cuales yo también aborrezco.
Hay muchas
interpretaciones de quiénes eran los nicolaítas, ya que no hay otra
referencia a ellos en la Biblia. Algunos creen que éstos eran los seguidores de
Nicolás, uno de los diáconos escogidos al principio para apoyar a los
discípulos (Hechos 6:3-5). Datos históricos señalan que Nicolás se desvió,
predicando la “doctrina de la gracia” que enseña que dado que somos salvos por
la gracia de Dios, entonces no importa lo que uno haga luego de hacer la
confesión de fe. Esta doctrina llevó al libertinaje, lo cual era común en
Éfeso. Ireneo (s. II) mencionó que los nicolaítas no ponían freno en complacer
a la carne, y vivían en inmoralidad.
Otra interpretación está
basada en la división de la palabra en dos: “Nico” =
conquistar + “Laos” = pueblo. Según esta interpretación, “nicolaita”
significa: “el que conquista al pueblo”. La doctrina consiste en exaltar a los
líderes religiosos, quienes ejercen control sobre las demás personas.
CRÍTICA
Esta iglesia parecía ser
cumplidora de la ley y guardadora de santidad. Sin embargo, el Señor
tenía algo en su contra:
(Apoc. 2:4) Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
La iglesia de Éfeso se
esforzaba por cumplir la ley, pero se olvidaron del principal mandamiento.
(Mateo 22:37-38) Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento.
La ley es el orden por
el cual debemos vivir para que nos vaya bien, pero la razón de nuestra vida
debe ser amar a Dios. Ese fue el propósito por el cual fuimos
creados. Los efesios eran creyentes dedicados y cumplidores, pero habían
descuidado su relación personal con el Señor.
CONSEJO
La instrucción que Jesús
le da a esta iglesia es la siguiente:
(Apoc. 2:5) Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras
obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si
no te hubieres arrepentido.
1. recordar
Recordar el primer amor,
la pasión inicial que nos movió para acercarnos a Dios y contarles a todos
acerca de Él. El amor no crece “automáticamente”; más bien disminuye a menos
que intencionalmente lo cultivemos.
2. arrepentirse
Arrepentirse es cambiar
y regresar. Debemos arrepentirnos de la indolencia y hacer algo para
avivar la llama de la pasión por Dios.
3. hacer las
primeras obras
ADVERTENCIA
Jesús advierte lo que
sucederá si la iglesia de Éfeso no se arrepiente: “Si no… quitará la lámpara
de su lugar”.
"Si no...quitará la lámpara de su lugar" (Apoc. 2:5) |
Un dato histórico
interesante es que, luego de ser la principal ciudad de Asia Menor, Éfeso
perdió su primacía. Todo comenzó cuando el canal que la conectaba con el mar se
llenó de lodo, lo cual impedía que los barcos navegaran por él. En el año 262
d.C. la ciudad fue destruida por los godos. Más tarde fue reconstruida, pero
nunca recuperó su prestigio ni esplendor anterior. Fue decayendo, hasta quedar
deshabitada.
La ciudad se empantanó,
y lo mismo le sucedió a la iglesia del lugar. Era una iglesia que
hizo obra, pero perdió el amor. Era una iglesia al estilo “Marta”, que se afanó
por servir, pero dejó lo más importante—la relación con el Señor (Luc.
10:38-42). Se convirtió en ama de casa y olvidó su papel de esposa (Jer. 2:2;
Cant. 1:6). Al principio, Éfeso fue una luz a toda la región, pero si se
“secan” y se vuelven religiosos (sin relación con Dios), su luz se apagará. La
“Lámpara” es símbolo del testimonio que damos a los demás (Mat. 5:15-16; Apoc.
1:20; 2:5; 11:3-6; Zac. 4:2; Isa. 62:1; Juan 5:35).
Esta iglesia debe
trabajar por recuperar su primer amor—tanto el amor por Dios como por los
hermanos. El amor es lo que da testimonio de Dios; es la luz en medio de la
oscuridad. Y Si una lámpara no da luz, debe ser removida.
¿Cómo podemos
“permanecer” en el amor a Dios? El rey David nos da el ejemplo. Él sostuvo su
pasión por el Señor toda su vida, porque buscaba Su corazón, no sólo su mano.
(Salmo 27:4) Una cosa he pedido al SEÑOR, y ésa buscaré:
que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar
la hermosura del SEÑOR, y para meditar en su templo.
PROMESA AL VENCEDOR
Jesús anima a los
efesios señalando la recompensa que tendrán los vencedores:
(Apoc. 2:7) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor
le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
El árbol de la vida está
mencionado al principio y final de la Biblia (Génesis y Apocalipsis), y también
en el medio (Proverbios):
(Prov. 3:13) Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere
entendimiento.
(Prov. 3:17-18) Sus caminos son caminos agradables y todas sus sendas, paz. Es árbol de
vida para los que de ella echan mano, y felices son los que la abrazan.
El árbol de la vida
representa la sabiduría, la verdad de Dios. Es la Palabra de Dios (heb. Torá).
Si la obedecemos y la guardamos, saldremos vencedores.
(Apoc. 22:14) Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de
la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.
El árbol de vida produce
frutos, que dan vida.
(Apoc. 22:1-2) Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía
del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada
lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto,
dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las
naciones.
(Apoc. 22:14) Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de
la vida y para entrar por las puertas a la ciudad.
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