Como mencionamos en la entrada anterior, Jesús se presenta a la iglesia de
Esmirna con la siguiente descripción de sí mismo: “el primero y el último,
el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida” (Apoc. 2:8). Veamos ahora lo
que implican estas frases:
a. El Primero y el Último
Cuando uno se encuentra
en medio de persecución y tribulación, es importante poder contar con algo que
es firme e inamovible. Trae seguridad saber que el Señor siempre ha estado
allí, y siempre lo estará. Esto era lo que necesitaban oír los creyentes perseguidos
de Esmirna.
Otra razón por la que
ellos deben conocer este nombre es para asegurarles que Jesús es Dios (Juan
1:1-3). Jesús se identifica como Jehová: el que es, que era y que ha de venir.
La descripción “el Principio y el Fin” se menciona 7 veces en la Biblia (Isa.
41:4; Isa. 44:6; Isa. 48:12; Apoc. 1:8, Apoc. 1:17-18; Apoc. 2:8; Apoc. 22:13),
y habla del poder de Dios, su Omnipresencia y su deseo por salvarnos.
(Isa. 44:6) Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy
el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.
b. Quien Resucitó
Jesús sabe lo que
padeció esta iglesia, pues también a él lo persiguieron y buscaban matarle.
Pero aún cuando murió, luego Jesús resucitó; de igual forma sucederá con los
que creen en Su Nombre—aunque mueran, serán resucitados en Su Venida. También
al final afirma este mensaje, cuando dice que el vencedor no sufrirá la segunda
muerte.
(Apoc. 2:11) El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que
venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.
La “segunda muerte” se
refiere a la muerte eterna. Al final del milenio todas las personas de todos
los tiempos van a resucitar (y los creyentes resucitarán al principio). Todos
serán “despertados” para ser juzgados ante el trono de Dios. Y quienes no hayan
creído en la salvación que Jesús nos da, tendrán que pagar por sus propios
pecados, y el precio es la muerte eterna. Por
eso, al final de Apocalipsis dice:
(Apoc.
20:6) Bienaventurado y santo es el que tiene
parte en la primera resurrección; la muerte segunda no tiene poder sobre éstos
sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El por mil años.
Pablo nos enseña que
Jesús venció a la muerte, con la resurrección.
(Romanos
6:9) sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de
entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre El.
La resurrección de
Cristo nos da la esperanza que también los que creamos seremos resucitados.
(I Cor.
15:20-26) Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los
muertos, primicias de los que durmieron. Porque ya que la muerte entró por un
hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Porque así
como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada
uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo en
su venida; entonces vendrá el fin, cuando El entregue el reino al Dios y Padre,
después que haya abolido todo dominio y toda autoridad y poder. Pues Cristo
debe reinar hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el
último enemigo que será abolido es la muerte.
TRIBULACIÓN
Aunque Jesús da la
esperanza de la resurrección, Él también advierte a los creyentes que tendrán
que enfrentar tribulación.
(Apoc. 2:10) No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos
de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por
diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
La palabra que se
traduce como “tribulación”, en griego es Thlipsis, que literalmente
significa: presión; también: angustia, carga, persecución,
aflicción. Esta palabra era usada por los romanos para describir un
tipo de tortura, en el que ponían a la víctima bajo pesadas rocas; así iban
muriendo poco a poco hasta que se asfixiaban por el peso que tenían encima.
Esta es la misma palabra
(“presión”, gr. Thlipsis) que Jesús mencionó en su sermón referente
a los últimos tiempos en Mateo.
(Mateo 24:9-13) Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis odiados de
todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces y caerán,
y se traicionarán unos a otros, y unos a otros se odiarán. Y se levantarán
muchos falsos profetas, y a muchos engañarán. Y debido al aumento de la
iniquidad, el amor de muchos se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin,
ése será salvo.
¿Por qué Dios permite
que pasemos por tribulación? La Biblia explica que muchas veces es para
purificarnos y perfeccionarnos.
(Romanos. 5:3-5) Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,
sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter
probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona,
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del
Espíritu Santo que nos fue dado.
(Santiago 1:2-4) Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas,
sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga
su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte
nada.
(otras ref.: 2 Tes. 1:4-10; Rom. 8:35-39; Apoc. 7:13-17; 2 Cor.
1:8-10; I Ped. 1:6-7)
Otra razón por la que
los creyentes padecen persecución es por el simple hecho de seguir a Dios.
(II Timoteo
3:12) Y en verdad, todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos.
El rechazo a los
cristianos es porque el mundo rechaza a Cristo. Jesús les explicó esto a sus
discípulos:
(Juan 15:18-21) Si el mundo os odia, sabéis que me ha
odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por
eso el mundo os odia. Acordaos de la palabra que yo os dije: "Un siervo no
es mayor que su señor." Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a
vosotros; si guardaron mi palabra, también guardarán la vuestra. Pero todo esto
os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.
CORONA DE VIDA
La recompensa para quien
sea fiel hasta la muerte es la “corona de la vida”.
(Apoc. 2:10b) …Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
Santiago (o Jacobo, heb.
Yaacov) hace referencia a esta “corona de la vida:
(Santiago 1:12) Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que
ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los
que le aman.
Otras referencias a
coronas: 2 Tim. 4:8; 1 Pedro 5:4; Apoc. 3:11.
Hay dos tipos de corona
descritas en el Nuevo Testamento:
a. gr. Diadem—la
corona de un gobernador.
b. gr. Stephanos—la
corona del vencendor, que ganó la carrera en los juegos deportivos.
La corona que se
menciona en Santiago 1 es “Stephanos”, el vencedor en una carrera. Por
el otro lado, la corona de autoridad es dada solo a aquellos que lograron
resistir la tentación hasta el final (Apoc. 2:10; Apoc. 3.11).
HOY
La ciudad de Esmirna
todavía existe el día de hoy. No sólo sobrevivió el tiempo, sino que hoy es la
tercera ciudad más grande de Turquía y el segundo puerto más importante. Se le
sigue llamando “la perla del Hageo”. Curiosamente se ha considerado como la
ciudad más occidentalizada de Turquía, en términos de sus valores, ideología y
estilo de vida.
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