El nombre de Daniel se compone de dos
palabras hebreas: Dani que significa: “mi juez”; y El:
“Dios”. En síntesis, Daniel significa: mi Juez es Dios.
A lo largo del estudio de la vida de Daniel veremos
que su nombre resultó ser profético para su generación. Primero, Daniel fue
testigo de cómo Dios juzgó a Israel por su infidelidad y desobediencia (Eze.
39:23; Isa. 42:24); luego, él fue testigo del juicio divino contra las naciones
que trataron con maldad a Israel (Jer. 50:33-34).
JUEZ Y JUSTICIA
De la misma manera que Dios trajo a juicio a Israel
y a las naciones, así vendrá el día en que el mundo será juzgado.
(Hechos 17:30-31) Por tanto, habiendo pasado por alto
los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas
partes, que se arrepientan, porque El ha establecido un día en el cual juzgará
al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado, habiendo
presentado pruebas a todos los hombres al resucitarle de entre los muertos.
La idea de ver a Dios como “juez” no es muy popular,
porque nos hace pensar en la idea de juicio y condena; pero no debemos olvidar
que el propósito principal del juez es traer justicia. Para quien hace
el bien, la justicia trae recompensa y bendición; pero los que hacen el mal, temen
al juez porque saben que vendrá la corrección y el castigo.
(Romanos 13:3-4) Porque los gobernantes no son motivo
de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas,
pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de
ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo
malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un
vengador que castiga al que practica lo malo.
COMIENZA POR LA CASA
Como Juez justo, Dios hará justicia en la Tierra,
tanto a creyentes como a gentiles; pero la Biblia dice que la limpieza comienza
en casa…
(1 Pedro 4:17) Porque es tiempo de que el juicio
comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el
fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Medita…
¿De qué lado de la justicia divina estoy yo? Tal vez
soy una persona temerosa de Dios, pero me he salido del camino en algún área de
mi vida. En este tiempo de ayuno y oración, pidamos a Dios que nos revele si
hay algo que debemos corregir.
(Salmo 139:23-24) Examíname, oh Dios, y conoce mi
corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de
perversidad, y guíame en el camino eterno.
El propósito de descubrir las faltas o errores no es
para condenación, sino para llevarnos al arrepentimiento, seguido por la
obediencia que trae bendición, y también para santificación.
(Romanos 2:4) ¿O tienes en poco las riquezas de su
bondad, tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios te guía al
arrepentimiento?
Oración…
Al inicio
de este período de arrepentimiento, Señor, te pido que me examines, y pruebes
mi corazón y escudriñes mi mente. Hazme saber si me he desviado en algo, para
poder rectificar. Guíame en tu buen camino.
Dios mío,
reconozco que eres un Juez justo, y tú juzgarás al mundo con justicia y a los
pueblos con fidelidad. Atiendo tu llamado a amar el bien y aborrecer el mal,
para establecer justicia en esta tierra.
Tu bondad
y tu misericordia me llevan al arrepentimiento. En ti pondrán su confianza los
que conocen tu nombre, porque tú, Jehová, no abandonas a los que te buscan.
…Continúa
en tu oración personal…
(ref. Salmo
26:2; Salmo 139:23-24; Romanos 2:4-5; Salmo 96:13; Salmo 9:7-10; Amós 5:14-15;
Isaías 5:20-21)
Atendemos tu llamado Señor 💖
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