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Luego del carnero y el macho cabrío, la visión
de Daniel se enfocó en “un cuerno pequeño”, que era un reino que se extendió
hasta “la tierra gloriosa” (Israel).
(Daniel 8:9) Y de uno de ellos salió un
cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra
gloriosa.
CUERNO PEQUEÑO
De los reinos helénicos, el que creció hacia
Israel fue el de los seléucidas (descendientes del general Seleuco). Entre sus
descendientes, se levantó un rey con mucha prepotencia. Su nombre era: Antíoco
IV, y él mismo se puso el sobrenombre de “Epífanes”, que
significa: dios manifiesto. El quería que la gente lo reconociera como un dios.
Esto es el cumplimiento de lo que Daniel describe de su visión:
(Daniel 8:10-11) Y se engrandeció hasta el ejército
del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las
pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él
fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por
tierra.
ABOMINACIÓN DESOLADORA
Con respecto al Templo de Dios en Jerusalén, Antíoco
envió a su ejército para tomar control del santuario y lo profanó, poniendo
adentro estatuas de Zeus y sacrificando cerdos en el Altar del Holocausto. Esto
es lo que se conoce como la “abominación
desoladora”, es decir, la profanación del Templo que llevó a que se detuvieran
los sacrificios continuos (hebreo, Korban Tamid), que era un holocausto
que se ofrecía todos los días, dos veces al día (en la mañana, a las 9 am, y en
la tarde, a las 3 pm).
MENCIÓN DE JESÚS
Jesús dijo que la “abominación desoladora” iba
a volver a pasar en un futuro, relacionado con su segunda venida.
(Mateo 24:15) Por tanto, cuando veáis la abominación de la desolación, de que
se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el lugar santo (el que lea, que
entienda)…
(Mateo 24:21) …porque habrá entonces una gran
tribulación, tal como no ha acontecido desde el principio del mundo hasta
ahora, ni acontecerá jamás.
En la Biblia hay muchas profecías que tienen
cumplimiento doble, y esta del “cuerno pequeño” evidentemente lo es, ya que
cuando Jesús habló estas palabras, ya había sucedido lo de Antíoco, pero él
estaba hablando de un evento en el futuro.
También se dio una especie de “abominación
desoladora” cuando los romanos destruyeron el Templo de Jerusalén en el año 70
d.C. Posteriormente los romanos pusieron un templo de Júpiter en el lugar donde
estuvo el Templo de Dios. Esto podría tomarse como el cumplimiento de lo que anunció
Jesús; sin embargo, el Señor lo vinculó con su segunda venida y la gran tribulación.
Por lo tanto, sabemos que la abominación que se dio en tiempos de Antíoco IV y
de los romanos fueron solamente “sombra” de lo que vendrá al final de los
tiempos, siendo Antíoco una figura del anticristo.
REY ALTIVO
Cuando el ángel dio la interpretación a
Daniel, dio más detalles acerca del “cuerno pequeño”,
(Daniel 8:23-25) Y al fin del reinado de éstos,
cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro
y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y
causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los
fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el
engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a
muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será
quebrantado, aunque no por mano humana.
En tiempos de Antíoco IV, este rey fue en
contra del pueblo de Dios, no sólo militarmente, sino ideológicamente. Luego de
tomar el control militar y político, el rey procedió a prohibir ciertos
principios básicos de la fe de los judíos, con el fin de helenizar al pueblo de
Israel:
1.
Prohibió el estudio de la Biblia;
2.
Canceló el día de reposo (heb. Shabat);
3.
Cambió los tiempos, obligando dejar el calendario hebreo y las fiestas
bíblicas;
4.
Prohibió la circuncisión;
5.
Violó la santidad del matrimonio, obligando a las novias a pasar la primera
noche con un militar griego.
Este mismo patrón y la profecía de Daniel se
volverá a cumplir en los últimos días. Pero en ese tiempo, el rey altivo será
conocido como “anticristo”. Se le llama así porque se levantará en contra del
“Príncipe de príncipes” (el Cristo o Mesías), y hará guerra contra el pueblo de
Dios en los últimos días.
PROSPERÓ
Al hablar del cuerno pequeño, figura del
anticristo, Daniel dice que a este rey se le va a dar libertad para vencer al
pueblo de Dios.
(Daniel 8:12) Y a causa de la prevaricación le fue
entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la
verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó.
Podemos preguntarnos: ¿Por qué Dios permitiría
que este enemigo prosperara? La respuesta la encontramos al principio del
versículo: por el pecado (heb. Pesha: transgresión, rebelión). La
iniquidad del pueblo le dio el derecho al enemigo de vencerlos.
¿HASTA CUÁNDO?
En la visión se revela la duración del tiempo
de esta profanación:
(Daniel 8:13-14) Entonces oí a un santo que
hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo
durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora
entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos
mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado.
Los reinos del hombre, incluyendo al
anticristo, tienen un tiempo limitado; tienen fecha de caducidad determinado
por Dios.
En la próxima entrada hablaremos sobre el
ángel que le dio a la interpretación a Daniel, y también veremos otros paralelos
sorprendentes en la Biblia…
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