La mayoría de los estudios teológicos
señalan que las profecías de Daniel 11 ya se cumplieron. Aunque sabemos que
esto es cierto, por el testimonio de decenas de testimonios históricos, también
sabemos por el testimonio del libro que estas palabras se refieren
especialmente al tiempo final (heb. Et Ketz).
(Daniel 8:17) El se acercó adonde yo estaba, y cuando
llegó, me aterroricé y caí sobre mi rostro, pero él me dijo: Entiende, hijo de
hombre, que la visión se refiere al tiempo del fin.
(Daniel 8:26) Y la visión de las tardes y de las
mañanas que ha sido relatada, es verdadera; pero tú, guarda en secreto la
visión, porque se refiere a muchos días aún lejanos (heb. Yamim Rabim).
También en el capítulo doce, el Señor le
revela a Daniel que estas últimas profecías están selladas para su cumplimiento
en el tiempo del fin.
(Daniel 12:4) Pero tú, Daniel, guarda en secreto
estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin…
(Daniel 12:9) Y él respondió: Anda, Daniel, porque
estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
Otra forma en que se expresa este tiempo
es:
(Daniel 8:19) Y dijo: He aquí, te voy a dar a
conocer lo que sucederá al final de la ira, porque se refiere al tiempo señalado del fin. (heb. L´Moed Ketz)
Lo que se traduce como “tiempo señalado”, en hebreo es: “Moed”
que es: tiempo especial, cita divina, y se usa para las fiestas. Sabemos que la
fiesta que está vinculada con el fin del pecado y la iniquidad es el “Día de
Expiación” (heb. Yom Kipur), que
también es conocido a lo largo de la Biblia como: “Día del Señor”. Ese será el
día de la segunda venida del Mesías, quien vendrá como Rey y como Juez del
mundo, después de lo cual comenzará el Reino Mesiánico, durante el milenio.
SEÑAL
ANTES DE SU VENIDA
Hay muchas
SEÑALES DEL FIN (Mateo 24, Apocalipsis)…pero hay una que menciona Daniel con claridad: la abominación desoladora (Dan. 9:27;
Dan. 12:11). En referencia a la profecía que le fue dada a Daniel, Jesús dijo
que ésta sería una señal de los tiempos finales, antes de su venida (Mateo 24):
(Mateo 24:15-16) Por tanto, cuando veáis la abominación
de la desolación, de que se habló por medio del profeta Daniel, colocada en el
lugar santo (el que lea, que entienda), entonces los que estén en Judea,
huyan a los montes.
Jesús estaba hablando de un cumplimiento
futuro (no el de Antíoco, pues ese ya había sucedido); más bien, estaba
haciendo referencia a un evento futuro. La advertencia fue útil a los
creyentes, muchos de los cuales huyeron cuando los romanos destruyeron el
Templo en el año 70 d.C. Pero aún eso podemos contarlo como “sombra”, pues aún
no era el “tiempo del fin”. El cumplimiento final se refiere a “la abominación”
relacionada con el anticristo.
Pablo lo confirma, explicando que la
señal que debemos esperar ANTES de la Venida del Señor es: la abominación
desoladora y la manifestación del hijo de perdición (anticristo):
(2 Tesalonicenses 2:1-4) Pero con respecto a la venida de
nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni
os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera
nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe
en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y
se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto
que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.
Pablo explica que el espíritu del
anticristo ya se ha manifestado en el mundo (en la forma de Antíoco IV, Hitler,
entre otros); pero éstos son sólo sombra. El “hombre de perdición” (anticristo)
está retenido hasta que llegue el tiempo determinado por Dios, y se manifestará
en el tiempo del fin (heb. Et Ketz).
(2 Tesalonicenses 2:7-10) Porque ya está en acción el misterio
de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su
vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el
Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de
su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder
y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los
que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
¿Por qué Dios permite que el anticristo
tome poder—aunque sea por un tiempo? Pablo lo explica a continuación:
(2 Tesalonicenses 2:11-12) Por esto Dios les envía un poder
engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos
los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
En la próxima entrada terminaremos
concluiremos con el estudio del libro de Daniel, estudiando el capítulo 12…
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