miércoles, 4 de octubre de 2017

Introducción a Sucot


De las siete fiestas a las que Dios nos convoca año tras año, la séptima y última es conocida en español como “Tabernáculos”, y en hebreo: Sucot.  En Levítico 23 encontramos la invitación para celebrar esta fiesta:
(Levítico 23:33-34Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días. 

Sucot se celebra a lo largo de una semana, comenzando el día 15 del mes séptimo (Tishri), hasta el día 21 del mes (aunque más adelante veremos que se añade un día más).

La Biblia dice que la Fiesta de Tabernáculos se hace en honor a Dios, por invitación de Él. Es una “fiesta solemne a Jehová” (Lev. 23:34).  Y más adelante lo confirma, añadiendo que es un estatuto perpetuo (heb. Jukat Olam):
(Levítico 23:41) Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 

Es una cita divina que Dios hace con su Pueblo, la cual repite año tras año. La frase “hacer fiesta” en hebreo es: Jagag, que literalmente significa: moverse en círculos. Es dar vueltas, repitiendo algo. 

El profeta Zacarías menciona que todas las naciones estarán invitadas a celebrar Sucot durante el reino milenial del Mesías. Y esta convocación no será “opcional” sino obligatoria. Será una oportunidad para que los reyes del mundo demuestran su lealtad al Rey de reyes:
(Zacarías 14:16) Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 

Quienes no vayan a adorar al Mesías Rey en Jerusalén durante esa cita divina, enfrentarán las consecuencias (Zac. 14:17-19).

PRIMER DÍA DE SUCOT
De los siete días de la fiesta de Sucot, el primer día será considerado como un día de reposo especial. No importa en qué día de la semana caiga, el día 15 de Tishri será apartado como un día de descanso, para que el pueblo atienda a la convocación.
(Levítico 23:35) El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis…

OCTAVO DÍA
Luego de los siete días de celebrar la Fiesta de Tabernáculos, la Biblia añade un Octavo Día, que también se guarda como un día de reposo especial:
(Levítico 23:39)  Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo.

Este octavo día es conocido en hebreo como: Shimini Atzeret (lit. Octavo Final).
Es un día de feriado para que todos puedan congregarse.
(Números 29:35) El octavo día tendréis asamblea solemne; no haréis trabajo servil.

¿Por qué la Biblia señala que Sucot tiene siete días, y luego añade un octavo día al final? Aunque suene extraño, hay una razón profética para esto: en el cumplimiento mesiánico, los siete días de Sucot representan el Milenio, es decir, los mil años en que el Mesías va a reinar sobre toda la Tierra.  Al final de esos mil años, vendrá el cumplimiento del “Día Octavo” que representa el día en que Dios hará nuevos cielos y nueva tierra.  Será un nuevo inicio para la humanidad, y marca también la restauración de la relación entre Dios y Su Pueblo. Finalmente veremos a Dios “cara a cara”.
(Apocalipsis 21:1-5) Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 

No es casualidad que se mencione la palabra “tabernáculo” en esta profecía del cumplimiento del último día de Sucot, ya que eso es precisamente lo que significa: “Sucot”, en español: tabernáculo o cabaña. 


TABERNÁCULO
Una de las instrucciones para esta fiesta es: habitar o sentarse en una cabaña o tabernáculo (heb. Sucá).
(Levítico 23:42-43) Habitaréis en tabernáculos por siete días; todo nativo de Israel vivirá en tabernáculos, para que vuestras generaciones sepan que yo hice habitar en tabernáculos a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.

Como ya mencionamos, esta fiesta no sólo tiene un aspecto histórico (trayendo a memoria los 40 años que los israelitas vivieron en el desierto), sino también hay una revelación profética: Nuestra vida en este mundo es como una sucá, una habitación temporal; pero el Señor está preparando un hogar permanente para habitar con Su Pueblo (Apoc. 21).

Despidiéndose de sus discípulos, Jesús les dijo:
(Juan 14:2-3) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Pablo hace referencia a este concepto de la habitación temporal (tabernáculo), y también la morada eterna celestial que esperamos…
(2 Corintios 5:1-8) Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

Esto lo entendió Abraham por fe—y nosotros debemos hacer lo mismo…
(Hebreos 11:8-10) Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.



EN LA PRÓXIMA ENTRADA… veremos cuál es la conexión de la Fiesta de Tabernáculos con la cosecha de los frutos.

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