El Día de Expiación, conocido en hebreo como: Yom Kipur, es la sexta fiesta de redención (Lev. 23:27-28). Más que “fiesta”, podríamos considerarlo como un día solemne. Dios citó a su pueblo en este día, el 10 de Tishri (séptimo mes bíblico), para hacer expiación.
(Levítico 16:29-30) Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros. (30) Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová.
¿Qué significa “hacer expiación”?
La expiación tiene dos perspectivas. Aunque parezcan opuestas, ambas aplican:
1. Una es pagar la pena por una falta cometida.
2. Otra es borrar la culpa por medio de algún sacrificio.
Cuando uno comete una falta, se debe pagar una pena por ello. La única forma de evitar la pena o castigo es pagar una compensación o esperar que alguien más lo pague por uno.
1. Una es pagar la pena por una falta cometida.
2. Otra es borrar la culpa por medio de algún sacrificio.
Cuando uno comete una falta, se debe pagar una pena por ello. La única forma de evitar la pena o castigo es pagar una compensación o esperar que alguien más lo pague por uno.
DIA DE DAR CUENTAS
Yom Kipur es el día para ponerse a cuentas con Dios. Si somos sinceros, reconoceremos que todos hemos fallado. Si “la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23), entonces todos deberíamos morir…
(Romanos 3:23) por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Lo que todo pecador merece es la muerte, pero eso no es lo que Dios quiere…
(Ezequiel 33:10-11) Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos? (11) Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?
El Señor quiere darnos la oportunidad de encontrar salvación—en Él.
(Ezequiel 18:30-32) Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor. Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. (31) Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? (32) Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis.
“Convertirse” en hebreo es el verbo: Shuv, que literalmente significa: regresar.
El acto de “conversión” en hebreo es: Teshuvá, que también se traduce como: arrepentimiento.
El deseo de Dios es que vivamos, y que no muramos. Pero eso depende de cada uno—si se arrepiente y reconoce que el Cordero de Dios (Yeshua) hizo expiación por él.
(Romanos 3:24-26) siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, (25) a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, (26) con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
Quien se arrepiente, le serán perdonados sus pecados; pero quien no lo hace, tendrá que cargar con su culpa. Esto fue lo que Jesús le explicó a Nicodemo:
(Juan 3:16-21) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (17) Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. (18) El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (19) Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. (20) Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. (21) Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
Nuestras obras deben venir a la luz…no para condenación, sino para ser expiadas y para ser rectificadas.
VOLVEOS A MÍ
Como ya mencionamos, la palabra para “Arrepentimiento” en hebreo es Teshuva, que significa: regresar, volverse.
Arrepentirse no es sólo “sentir remordimiento” y seguir igual; implica un cambio. El verdadero arrepentimiento es reconocer que nos hemos desviado del Camino de Dios, y luego comprometerse a regresar, a volver, para caminar en esa dirección (haciendo las cosas como Dios manda).
El problema es que muchos no saben que se han apartado del orden de Dios, ya sea por ignorancia o por rechazo de la Ley de Dios. De esto profetizó Malaquías:
(Malaquías 3:7) Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
Es lamentable reconocerlo, pero muchos creyentes no conocen la Palabra de Dios, por lo tanto no saben qué es bueno o malo. Aún peor, otros rechazan la Torá sin importarles mucho. En tiempo de Malaquías, algunos tenían esta actitud, creyendo que se podían salir con la suya a pesar de estar fuera del orden de Dios…
(Malaquías 3:14-18) Habéis dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos? (15) Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
¿De verdad puede alguien creer que Dios no vendrá a hacer justicia y a pedir cuentas?
Esta es la “falsa teoría de la gracia” que dice que no importa lo que hagamos después de haber sido salvos pues Dios nos perdona. Y ciertamente Dios nos puede perdonar, pero debe haber arrepentimiento de nuestra parte.
Para estar “a cuentas” con Dios, debemos arrepentirnos genuinamente, que implica reconocer, recibir el perdón de Dios, y luego rectificar.
(Isaías 1:16-20) Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; (17) aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. (18) Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (19) Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; (20) si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Si Dios se ha “retrasado” en hacer justicia en la tierra es por la única razón de darnos tiempo para arrepentirnos. Pedro lo explica claramente al final de su carta:
(2 Pedro 3:9-14) El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. (10) Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. (11) Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, (12) esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (13) Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (14) Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.
Esto es lo mismo que dice Malaquías en su último capítulo, el cual habla del Día del Señor, cuando Yeshua traiga justicia a la Tierra—y haremos bien al cuidarnos de estar del “buen lado”.
(Malaquías 4:1-6) Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. (2) Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. (3) Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos. (4) Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. (5) He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. (6) El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
Este día ardiente es el “Día del Señor”…
YOM KIPUR: DÍA DEL SEÑOR
En el cumplimiento mesiánico, Yom Kipur representa el Día del Señor. Es el día en que el Señor vendrá a juzgar con justicia, es decir, dará a cada uno según sus obras, pero perdonará a todo aquel que se haya arrepentido.
(Hechos 2:19-21) Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; (20) El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; (21) Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Ése será el día más temible y también el más glorioso.
El profeta Joel nos revela cómo debe prepararse el pueblo de Dios para ese día…
(Joel 2:11-15) Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo? (12) Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. (13) Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. (14) ¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? (15) Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea.
DOS MANDATOS PARA EL PUEBLO
El cumplimiento del Día de Expiación llegará cuando el Mesías regrese, en su Segunda Venida; mientras tanto, el Señor nos ha convocado a celebrar y repasar este día…como estatuto perpetuo (heb. L’Jukat Olam, que quiere decir: ¡para siempre!):
(Levítico 16:29-31) Y esto os será un estatuto perpetuo: en el mes séptimo, a los diez días del mes, humillaréis vuestras almas y no haréis obra alguna, ni el nativo ni el forastero que reside entre vosotros; (30) porque en este día se hará expiación por vosotros para que seáis limpios; seréis limpios de todos vuestros pecados delante del SEÑOR. (31) Os será día de reposo, de descanso solemne, para que humilléis vuestras almas; es estatuto perpetuo.
La instrucción para el pueblo era simple:
1. “Humillaréis vuestras almas”
2. “No haréis obra alguna”
Analicemos qué quieren decir estas instrucciones para entender su significado espiritual:
1. “Humillaréis vuestras almas”
“Humillar” en hebreo es: Aná, literalmente significa: deprimir. También puede traducirse como: abatir, afligir, debilitar, quebrantar, someterse.
Una forma muy efectiva de afligirse voluntariamente es el ayuno. Así ha sido interpretado por lo que está escrito en varias referencias bíblicas…
(Salmo 69:10) Lloré afligiendo con ayuno mi alma, y esto me ha sido por afrenta.
(Isaías 58:3) ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.
El propósito del ayuno es humillarse delante de Dios; es doblegar la voluntad propia para someterse a la voluntad de Dios. La aflicción de Yom Kipur no es para condenarnos sino para ponernos en la posición correcta para recibir al Señor…y también para limpiar nuestras vidas mientras que Él venga. Pero es importante que reconozcamos que la salvación sólo puede venir de Dios (por la fe en Yeshua) y no de nuestra propia justicia. Nadie puede salir victorioso por su propia justicia, por cuanto todos hemos pecado (Romanos 3:20-26).
Esto va directamente relacionado con la siguiente instrucción…
2. “No haréis obra alguna”
El reposo es el mensaje central de todas las fiestas. Debemos aprender a reposar en Dios. Esto implica soltar el control y confiar en Dios…descansar en Él. Pero, ¡cuánto le cuesta al ser humano hacer esto! Debemos aprender a soltar y reposar, por nuestro propio bien. Si no soltamos el control de nuestra propia vida, el Señor no podrá tomar el timón—y esa es la única forma de salvarnos.
Esto nos lleva a la descripción de Yom Kipur en Levítico 23…
COMPLETO REPOSO Y HUMILDAD
La descripción más completa de esta fiesta se encuentra en Levítico 16, pero no podemos dejar de leer la referencia en Levítico 23…
(Levítico 23:27-30) A los diez días de este séptimo mes será el día de expiación; será santa convocación para vosotros, y humillaréis vuestras almas y presentaréis una ofrenda encendida al SEÑOR. (28) Tampoco haréis ningún trabajo en este día, porque es día de expiación, para hacer expiación por vosotros delante del SEÑOR vuestro Dios. (29) Si alguna persona no se humilla en este mismo día, será cortada de su pueblo. (30) Y a cualquier persona que haga trabajo alguno en este mismo día, a esa persona la exterminaré de entre su pueblo.
La consecuencia de no humillarse en ese día y no reposar es muy fuerte: tal persona será cortada del pueblo de Dios. Suena demasiado extremo. Pero en lugar de rechazar el mensaje, tratemos de entender el profundo mensaje espiritual…
El Señor convoca a su Pueblo en ese día para tener un encuentro con Él. La instrucción que nos da es simple: humillarse delante de Él y reposar (Lev. 23:27-28).
(Levítico 23:31-32) No haréis, pues, trabajo alguno. Estatuto perpetuo será para vuestras generaciones dondequiera que habitéis. (32) Será día de completo reposo para vosotros, y humillaréis vuestras almas; a los nueve días del mes por la tarde, de una tarde a otra tarde, guardaréis vuestro reposo.
En un sentido espiritual, el trabajo representa nuestras obras, y el reposo representa el descanso que encontramos al saber que no son nuestras propias obras las que nos salvan, sino la obra de Dios en nuestras vidas. Nadie es lo suficientemente justo para salvarse a sí mismo (Rom. 3:24; Gal. 2:16). En los días de reposo y en las fiestas esto es lo que reconocemos, y nos presentamos a Dios con una actitud de humildad y agradecimiento por todo lo que Él ha hecho por nosotros. El reposo físico es una manifestación externa del reposo espiritual (Heb. 4:8-10).
Al guardar el Día de Expiación, año con año, estamos repasando lo que sucederá el día en que el Mesías ponga sus pies en la Tierra. Será un día glorioso y temible a la vez. Será el día del perdón de pecados para todo aquel que se haya arrepentido y se haya humillado ante El, reconociéndolo como Rey. Pero para los que no hayan querido arrepentirse y se rebelen en contra de su autoridad, será un día de juicio y condenación.
Jesús murió como el Cordero de Dios en la Pascua, y su sangre nos libra de la muerte. Él no tendrá que morir de nuevo en su segunda venida (pues ya lo hizo en su primera, Heb. 9:11-12 ), pero lo que Él hará en ese día será “poner fin a la iniquidad”. Finalmente se romperá la herencia de pecado que viene desde Adán. Además, el diablo será encarcelado y ya no tentará más a los hombres (hasta el final del Milenio, por un tiempo, Apoc. 20:2-3,7-10).
(Hebreos 9:27-28) Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, (28) así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Esto es lo que repasamos y esperamos en el Día de Expiación, Yom Kipur.
Les invito a que lean sobre la ceremonia especial que se realizaba en el Templo en ese día, la cual es muy significativa. Visiten el siguiente enlace: Ceremonia en Yom Kipur
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